Lecturas irreverentes

Lecturas irreverentes

Por Francisco Javier Rodríguez Amorín*

Texto leído en mi presentación de la trilogía poética de Manuel Blanco Chivite, de El Garaje Ediciones, en el Ateneo de Madrid el 13 de mayo, 2024

Después de publicar un libro de poesía, el autor y en su caso el editor ya son irrelevantes. Las personas que compramos los libros, somos los protagonistas cada vez que leemos la obra por el orden que nos apetezca.

Para presentar estos tres libros de Manuel Blanco Chivite, parto de considerarlos como una unidad, donde se habla de Amor, Necesidad, Muerte, Política, etc. En realidad os presento mi lectura de estos textos, aconsejando como primera cuestión importante, que no la toméis muy en serio.

Es una lectura que se realiza con lapicero y desde una posición irrespetuosa, tanto hacia el contenido como hacia los libros. En ellos podéis encontrar, las agudas palabras del autor contra en sentido común que nos acomoda a la realidad que vivimos. Se pueden encontrar sentimientos esperables en la mayoría de poemarios, y descripciones que anclan los versos al presente. Pero tener en cuenta lo que dice el autor “Toda poesía es ficción” Exitus. Página 13.

Por ejemplo:
“Miedo a la soledad, al silencio, a la enfermedad,/ a la silla de ruedas, a las escaleras mecánicas.” Dudosos amores, certeras muertes. Página 22.

“La cercanía imposible entre las escaleras mecánicas del super/ y la sección de ofertas.” Dudosos amores, certeras muertes. Página 28.

Estas repeticiones son importantes y me guían entre los versos.

Hoy destaco TRES:

La primera, Madurez frente a Juventud:

La madurez se presenta como la “…senda de conformidad bien diseñada… ” Dudosos amores, certeras muertes. Página 73. Por lo que es negativa y quizás en parte inevitable.

“La madurez aparece cuando desaparecen los sueños.” Dudosos amores, certeras muertes. Página 39.

“Las personas maduras, lo saben todos los niños/ ya no son humanas.” Exitus. Página 23.

La juventud se define por oposición, como positiva, pero provisional, pasajera:

“Y el joven de las ilusiones no perdidas…” Dudosos amores, certeras muertes. Página 55.

“La inocencia es un vacío puro e inmenso/ de indeterminada, aunque breve, duración.” Dudosos amores, certeras muertes. Página 57.

“…fuimos en algún momento antiguo e iniciático inocentes, libres, desprejuiciados, desinteresados, luchadores, voluntarios, antes del advenimiento de la sensatez, la convivencia, la queja…” Dudosos amores, certeras muertes. Página 73.

“Juventud: los prejuicios se arraigan, educación superior./ Madurez: los prejuicios se ejercen.” Exitus. Página 20.

Ni la Juventud, ni la madurez tienen que ver exclusivamente con la edad.

“Y de madurez morimos que no de viejos” Dudosos amores, certeras muertes. Página 72.

La segunda, No hacer frente a pelear:

Se nos presenta el no hacer como una aspiración desde la pereza.

“Me gusta no hacer nada”. Dudosos amores, certeras muertes. Página 52.

“Y una sola manera perfecta de hacer, / no hacer.” La paz es la excepción que confirma la guerra. Página 15.

“Soy tan optimista/ Tanta confianza tengo en el mañana/ que todo lo que podría hacer hoy/ lo dejo para mañana.” La paz es la excepción que confirma la guerra. Página 24.

“No hacer nada/ Dejarse llevar” La paz es la excepción que confirma la guerra. Página 60.

La pelea se presenta identificando el enemigo, que si además tiene uniforme, aún lo es más.

“… nuevos términos para denominar a los dominados, intactas fortunas, las armas, el JEMAD, el consabido ministerio de Ataque, los arsenales, los uniformes de acero contra los sin fortuna, contra los desarmados.” Dudosos amores, certeras muertes. Página 69.

“Con vuestro Ministerio/ de Ataque/ Y nosotros/ Sin derecho a defensa… ” La paz es la excepción que confirma la guerra. Página 20.

Una vez identificado, “…mi objetivo es mantenerle en el error y procurar su fin…” La paz es la excepción que confirma la guerra. Página 47.

“Por tanto, dictamino que, si algún daño, sin duda merecido, hicimos, mis amigos y hermanos a persona o institución, de entre nuestros declarados enemigos, nadie espere de mi arrepentimiento,…” La paz es la excepción que confirma la guerra. Página 84.

En compañía de quién ama: “las ceremonias de solidaridad,/ los rituales de protesta,/ la frase hecha canon político” Dudosos amores, certeras muertes. Página 60.

Haciendo “el gesto grandioso de quienes levantaron el puño a dios/ en suprema rebelión/ para decir/ el paraíso es nuestro.” Dudosos amores, certeras muertes. Página 69.

En el camino “Nos deshicimos de algunos jefes, pero no de los suficientes.” La paz es la excepción que confirma la guerra. Página 39.

Nos quedan “Banderas de la intimidad, de la lucha por la vida cotidiana,/ del piso hipotecado, del pequeño apartamento para cuatro.” Exitus. Página 34.

La tercera referente al futuro:

Si en 1976 desde la cárcel de Carabanchel, se grita “…pensáis matarme, pero me sobra vida.”

En 2024 nos avisa “El futuro es/ que tu no estés.” Exitus. Página 37.

Con todo lo expuesto no se agotan las posibles (y mejores) lecturas:

Se puede leer la poesía “Despliegue” (Dudosos amores, certeras muertes. Página 59) y ver que aparece repetido en la poesía “Monologo final” (La paz es la excepción que confirma la guerra. Página 40)

Encontrar los dos poemas de “La inacabable guerra” (La paz es la excepción que confirma la guerra. Página 74/79), y volver a leer “Y de madurez morimos que no de viejos” (Dudosos amores, certeras muertes. Página 72) para encontrar el marco de intocabilidad que se rompió en la República, y aún no les deja disfrutar de la ansiada victoria.

O por poner un último ejemplo, releer la trilogía desde el final de Exitus, hasta el primer verso de Dudosos amores, certeras muertes:

“Hasta tu recuerdo, tembloroso y volátil/ desaparecerá con quien te recuerdan.” Exitus. Página 74.

“Cuando llegaste, ya me había ido.” Dudosos amores, certeras muertes. Página 15.

Lo esencial es, despertar el interés suficiente por tener estos tres libros que os presentamos, para que un día cualquiera, decidáis dejar la casa sin recoger (infantil auto rebeldía) y salir hasta una terraza, donde con la libertad que hay en Madrid, disfrutar de su lectura.

Francisco Javier Rodríguez Amorín es trabajador siderúrgico y activista de la Comuna d´Asturies. Autor del poemario Segunda crónica en verso
https://rodriguezamorin.blogspot.com/

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