Libre descarga: ‘Cómo hacer un manifiesto’

Por Paz Sastre Domínguez*
El manifiesto es un vehículo de expresión colectiva con muchas facetas, dirigido a comunicar en público todo tipo de posiciones y credos antagonistas sobre cualquier aspecto de la vida en común que se quiera transformar. Surgido en la Modernidad como una forma de discurso revolucionario, un género de literatura política al margen de las instituciones y una vertiente del periodismo militante, su uso se ha diversificado tanto con el paso del tiempo que hoy se aplica a una infinitud de temáticas heterogéneas y es el género predilecto de la disidencia cultural.
El manifiesto como género
A caballo entre la oralidad y la escritura, es una manifestación que no depende de un solo medio de comunicación porque su objetivo es viajar de boca en boca, aquí y ahora, hasta culminar en la acción que enuncia movilizando a su audiencia. Se puede traducir a texto, imagen y sonido a fin de difundirlo por todos los medios disponibles. Sin embargo su estilo presenta rasgos habituales que permiten identificarlo como un género a pesar de los cambios que ha experimentado desde su nacimiento hace más de doscientos años.
Su estilo hace de la forma del manifiesto su principal contenido en todas las épocas. Sea cual sea su contenido, el manifiesto siempre responde a la actualidad como la noticia pero no para informar de un hecho, sino para provocar el acontecimiento que anuncia y desea llevar acabo.
El manifiesto porta consigo la noticia de un futuro posible y por ello está plagado de estrategias literarias que fuerzan la expresión hasta el límite donde la palabra se convierte en acción. Reduce todo lo posible la distancia entre el dicho y el hecho a fin de convencer a su audiencia de encarnar ese futuro que solo podemos hacer realidad en colectivo. Una realidad de la cual la noticia se ocupa a posteriori como crónica de un pasado inmediato e inmutable. Y es quizás justo ahí, en las diferencias y similitudes que sostiene con la noticia, donde podemos encontrar las claves de su estilo imperativo.
La audiencia como protagonista
Para alcanzar un manifiesto es preciso querer A.B.C., fulminar contra 1, 2, 3, impacientarse y aguzar las alas para conquistar y esparcir a grandes y pequeños a, b, c, firmar, gritar, jurar, arreglar la prosa a manera de evidencia absoluta, irrefutable, probar su non plus ultra y mantener que la novedad se asemeja a la vida (…)
La noticia es un género periodístico dedicado a informar de un acontecimiento a penas sucedido sobre cualquier aspecto de la actualidad política, económica, científica, artística, cultural o tecnológica. Su redacción se basa en la recopilación rápida de un conjunto de datos que intentan garantizar la descripción más completa posible de los hechos y se organiza a través de una serie de preguntas que en inglés se conocen como las 5W: ¿qué sucedió? (what?), ¿dónde? (where?), ¿cuándo? (when?), ¿quiénes estuvieron implicados? (who?) y ¿por qué pasó? (why?).
Estas preguntas se formulan a testigos y actores para luego ordenar la información recabada en una descripción clara, sin adornos ni metáforas, que pretende evitar en lo posible la opinión personal de quien investiga el suceso en relatos cortos que convierten los acontecimientos en mensajes a ser distribuidos en masa, para una audiencia que nunca estuvo allí y jamás participó en lo sucedido.
El arte de hacer cosas con palabras
El manifiesto responde también a una serie de preguntas recurrentes sobre cualquier aspecto de la actualidad y las convierte en mensajes a ser distribuidos en masa, pero trata de hacer justo lo contrario. No pretende informar de un hecho que ya sucedió sino provocar nuevos acontecimientos, movilizando la participación de la audiencia para expresar su inconformidad con una situación particular. Quiere que su audiencia sea la protagonista de la acción, no un simple espectador.
El manifiesto inaugura con ello una poesía del futuro que proyecta sus raíces en el presente como una forma de publicidad y propaganda. Su estilo no es descriptivo, como el de la noticia, sino retórico y performativo. La retórica, el arte de convencer a la audiencia a través del discurso, le sirve para adelantarse a la noticia anunciando un acontecimiento que aún no ha sucedido pero que presenta como inevitable. La performatividad, el arte de hacer cosas con palabras, le sirve para tratar de convertir el discurso en acto y lograr así manifestarse en un hecho consumado que pueda ser recogido en las noticias, un acontecimiento ya no pasado sino presente con el que espera transformar el futuro si tiene éxito.
No quiere ser un sustantivo sino un verbo, no pretende nombrar sino hacer, y por ello escribir un manifiesto consiste en plantearse preguntas orientadas a definir un plan de acción: ¿Quiénes nos vamos a manifestar? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Cómo? ¿Dónde y cuándo?
La poética del futuro depende en gran medida de cómo seamos capaces de responderlas. Los elementos recurrentes de su estilo nos ofrecen las claves del arte de la disidencia al organizar el discurso como si el cambio deseado no fuera solo una posibilidad entre otras, sino un acontecimiento actual que tiene lugar aquí y ahora.
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