Los bancos, otro de los cánceres de esta podrida sociedad
Maryssa Ruiz*. LQSomos. Agosto 2017
Todos y cada de nosotros deberíamos unirnos para destronar a los bancos del lugar en el que los puso un sistema podrido y corrupto, un sistema que prefirió embolsarse cuanta más cantidad económica mejor y dar de lado a su pueblo sumiéndolo en una miseria sin límites. En este país los bancos son los responsables mayoritarios de la desdicha que sufren muchísimas familias y es imperdonable el robo de guante blanco que supuso y supone los préstamos hipotecarios que se dedican a garantizan un “bienestar´´ al ciudadano condenándolo de por vida a pagar en intereses una cantidad de dinero que supera el bien adquirido y que solo sirve para solventar los lujos de unos cuantos mientras la mayoría pasa penuria.
Estos usureros y vendedores de ilusiones se encargaron por activa y por pasiva de engañar a una sociedad idiotizada que se pensaba que la abundancia laboral y económica siempre iba a existir en un país en el que esa “prosperidad´´ solo era la cortina de humo que ocultaba una verdadera decadencia a todos los niveles para la clase trabajadora. Pronto acabaría ese auge económico que llevó a muchos a creerse en la cima de la montaña sin ni siquiera saber el camino por el que habían subido y la forma tan tremenda que tendrían de bajar. Se acabó de repente “lo bueno´´ y tras unos años viviendo en una España similar al “país de las maravillas´´ tocó aceptar una realidad que no se asemejaba a aquellos años de coches caros, pisos en la playa, vacaciones sin fin, lujosos restaurantes y sueldos de escándalo; tras unos años en los que se creyó que siempre sería todo “de color de rosa´´ nos dimos cuenta que las hipotecas y préstamos hay que pagarlos tengas o no dinero, tengas o no trabajo y sean cuales sean tus circunstancias. Cuando bajamos de “tocar el cielo´´ pudimos apreciar que la banca es la actual dirigente de un país empobrecido y que junto con los grandes empresarios, amigos de las altas esferas, han creado una sociedad de esclavos bajo el mando del neoliberalismo y una falsa democracia representada por una Constitución cuyos artículos, que deben de velar en virtud del bienestar del ciudadano, son vulnerados.
Es vergonzoso cuando los bancos atentan contra quienes financiamos hasta el último céntimo de su dinero y es realmente inadmisible que se pongan impedimentos e inconvenientes a quienes fueron engañados con una hipócrita sonrisa y un apretón de manos, signo de un pacto con el mismísimo diablo. En los años de bonanza la banca hizo un papel excepcional y merecedor del Oscar al mejor guión ya que se encargó de engañar a los ciudadanos prometiendo unas condiciones que aparentaban ser prometedoras e idóneas pero que no eran más que un contrato que te condena de por vida a pagar algo cuyo valor no es ni la mitad de lo que desembolsarás al vencimiento.
A la actuación tan deplorable de la banca se unió el ego de muchos que pensaban que jamás iban a despertar del sueño en el que estaban inmersos e hipotecaron su vida por comprarse un chalecito en el mar para fardar de vacaciones o un coche cuanto más caro mejor para presumir en eventos sociales. El fin del sueño llegó y la realidad se hizo presente convirtiendo ese ego en arrepentimiento y deudas a las entidades que a la firma del contrato habían invitado a sus clientes a café con churros mientras ahora no se acuerdan de nadie en absoluto. Tras años de lucha muchos no han podido hacer frente a los pagos establecidos y han tenido que entregar su vivienda y declararse insolventes, otros optaron por suicidarse, otros tuvieron que pedir ayuda a sus familiares y otros decidieron vender incluso sin ganar un céntimo de beneficio sino perdiendo dinero y quitándose una carga que de haberla tenido hubieran terminado en la ruina.
Ante todo esto poco se puede hacer porque la banca maneja los hilos de una sociedad en decadencia pero si tuviéramos la valentía suficiente dejaríamos en nuestra cuenta corriente lo justo para pagar aquello en lo que nos obligan a que vaya domiciliado y sacaríamos el resto para que esta gente deje de trabajar con nuestro dinero a diario. A todos ellos se les bajarían los humos cuando viesen como actúa una sociedad inteligente que no necesita un banco para guardar sus ahorros y empezarían a tratarnos con el respeto que merecemos.
Extracto de película “El concursante” que describe como funcionan los bancos: