Los transgénicos que pueden llegar


La información obtenida en 2010 y 2011 nos permitió elaborar mapas precisos de las parcelas afectadas, facilitando así acciones o evaluaciones de estos cultivos.
Los ensayos con transgénicos al aire libre presentan multitud de riesgos, ya que su seguridad no ha sido ni tan siquiera evaluada. Son organismos modificados genéticamente, nuevos seres vivos, de los que casi no se tiene información, que se están liberando al medio. Pueden contaminar otros cultivos cercanos, ya que no hay forma de controlar el viento o las abejas, que dispersan el polen a grandes distancias. Pueden dejar restos en el suelo. Aunque tras estos experimentos se exige la destrucción de las plantas obtenidas, no hay prácticamente control. De la mayoría de estos experimentos, no se ha evaluado sus efectos para la salud, tanto por ingestión como por posibles efectos directos a los vecinos.
La información obtenida en el año 2012 –cuadro al final del artículo- señala la empresa que solicitó experimentar (no significa que todas lleven a cabo finalmente el cultivo experimental), el tipo de cultivo y en algunos casos el municipio, nunca la parcela.
La tendencia desde la empresas es clara, se pretende avanzar en cultivos resistentes al glifosato, el pesticida más vendido del mundo y del que se denuncian muchos problemas para la salud y los ecosistemas. En definitiva, más negocio para sus fabricantes y más dependencias para la gente del campo.
