Los viejos
Silvia Delgado*. LQSomos. Julio 2016
Los viejos que yo conozco se merecen mucho respeto.
No sólo porque la guerra incivil les dejo cicatrices, impotencias, exilios, cárceles, hambre, fosas comunes.
No sólo porque resistieron una dictadura terrible de silenciosas delaciones, de curas cortando manos con su moral podrida, de caciques y patrones, y humillaciones continuas.
No sólo porque sobrevivieron muchos en la clandestinidad, encerrados como ratas en zulos en sus propias casas, aislados en sus pueblos por los vencedores de la ignominia, perseguidos, sin trabajo, hambreados, puteados, exhibidas como monstruos por las calles con sus melenas rapadas.
No sólo porque han tenido que tragar con una monarquía heredera del crimen y del desfalco, no sólo porque quisieron plantar cara y salieron a la calle y recibieron ostias por todos los lados y quisieron aún en la transición cambiar las cosas, en las fábricas, en los talleres, en los andamios, llenándolos de lucha y solidaridad.
No sólo por eso merecen respeto también porque ahora, enfermos y cansados, muchos de ellos mantienen a sus hijos y a los hijos de sus hijos y son nuestra memoria y el espejo de nuestra vergüenza porque no hemos sabido estar a su altura.
Así que dejen de decir que son los culpables de que el PP haya ganado las elecciones.
No caben más humillaciones en sus vidas.
No todxs lxs viejos son iguales. Y no todos son dignos de que se les defienda. Tienen derecho a los Derechos Humanos, pero, desde luego, muchos de los viejos que yo conozco (los de la eterna partida de cartas, los que te llaman terrorista por pedir una firma para defender la sanidad pública, los que están contentos porque les suben un 0’25% la pensión, los que votan eternamente partidos reaccionarios y represores) no se merecen los sacrificios y las luchas de los que sí se preocupan y dan la cara por mejorar la vida de todxs… Hay viejxs y personas mayores con espíritu crítico y con dignidad: estxs últimxs son mucho más dignos de respeto.