Manifiesto del Colectivo Feminista Las Garbancitas
Las mujeres reclamamos el derecho a decidir sobre nuestra sexualidad y nuestra maternidad, sin la imposición de iglesias, estado, jueces, médicos, o familiares.
Las instituciones deben garantizar este derecho, que se fundamenta en el acceso a anticonceptivos y educación sexual para reducir los embarazos no deseados y en la interrupción voluntaria del embarazo con cargo a la seguridad social.
Cuestionamos la vigente ley 2/2010 porque: no saca el aborto del código penal, limita el derecho a decidir a las primeras 14 semanas, considera capaces de ser madres a las mujeres entre 16 y 18 años pero niega su autonomía para decidir responsablemente su maternidad, exige informes de profesionales y 3 días de reflexión y no regula la objeción de conciencia.
La Contrarreforma Gallardón denominada “Ley Orgánica de Protección de la Vida del Concebido y de los Derechos de la Mujer Embarazada” asesta un golpe demoledor al derecho al aborto al eliminar la libre decisión en la interrupción voluntaria del embarazo. Condena a clínicas o asociaciones que asesoren a las mujeres, a quienes acompañen a las mujeres que abortan y a los médicos que interrumpan su embarazo fuera de la ley -a los que además, sanciona prohibiéndoles ejercer su profesión-, con penas que van desde multas a prisión. No se condena a las mujeres que abortan, pero se condena al entorno social y profesional que quiera ayudarlas a hacerlo.
Los 2 únicos supuestos en los que se permite el aborto son: a) en caso de violación, hasta las 12 semanas y b) cuando haya un “menoscabo importante” con “riesgo duradero” para la salud física y psíquica de la madre, hasta las 22 semanas. En caso de malformación con incompatibilidad para la vida del feto, podrán superarse las 22 semanas si no ha habido diagnóstico certero antes de esa fecha. En estos casos, deberá ser avalado por dos informes de médicos que no trabajen en el mismo centro en que se practicará el aborto y sendos certificados de que la mujer ha recibido información sobre los riesgos de practicarse el aborto y las alternativas al mismo.
El periodo de reflexión se incrementa de 3 a 7 días. Las mujeres entre 16 y 18 años deberán decidir con acuerdo de sus tutores legales y, en caso de desacuerdo, decidirá un juez. No podrá hacerse publicidad de las clínicas que practican abortos.
Quienes obvian que la biología no considera persona a un óvulo fecundado, nos imponen su moral sobre “la vida” desentendiéndose de cómo será esa misma vida que dicen proteger y la de su madre, una vez que la han obligado a continuar con el embarazo. El 29% de las mujeres que abortaron en 2012 tenían una familia con hijos. Es hipócrita decir que se quiere cuidar la vida de los no nacidos cuando se descuida la vida que van a llevar sus cuidadoras y el resto de los seres a los que cuidan. Esta ley sólo contempla la dimensión sanitaria de la salud de las madres. Por eso, no se retrotrae a la de 1985 como argumenta Gallardón, sino al aborto clandestino del franquismo.
Es aún peor, porque obliga a llevar a término un embarazo en caso de feto con malformaciones pero con viabilidad fuera del útero. En este caso, ¿de qué vida estamos hablando? La maternidad debe ser elegida y no impuesta. Es la madre quien debe decidir si quiere cuidar a un ser que será dependiente toda su vida.
Enfrentar esta acometida reaccionaria de la derecha y la iglesia más retrógradas significa también profundizar en la reforma iniciada por la Ley de Viviana Aido sacando el aborto del Código Penal y garantizar el derecho al aborto libre sin plazos ni supuestos. Si no hay periodos de reflexión innecesarios, tutelas contrarias a la decisión de la madre, ni informes trampa para dilatar una decisión debidamente sopesada cuando se acude a solicitar un aborto, las interrupciones del embarazo se practican mayoritariamente antes de las 16 semanas. Las mujeres entre 16 y 18 años, si lo desean, deber recurrir al apoyo materno/paterno o de su tutor legal pero esto no debe convertirse en cortapisa de su libre decisión.
La objeción de conciencia debe ser regulada para que no suponga la imposibilidad de practicar abortos en la sanidad pública obligando a las mujeres a trasladarse de provincia o Comunidad Autónoma porque en su centro de referencia ningún profesional quiere atenderla.
La protección de la vida debe empezar por proteger la vida de las cuidadoras. La educación sexual y reproductiva y el acceso a métodos anticonceptivos con cobertura de la seguridad social para reducir los embarazos no deseados, deben ser garantizados para toda la población.
Según el Ministerio de Sanidad, en 2012 se han reducido las interrupciones voluntarias del embarazo un 5% frente al año 2011 (5869 abortos menos). Esto demuestra que una ley de aborto más garantista reduce el número de abortos. Con la actual ley hemos pasado de una tasa de 12,44% de abortos al 12,01%. La contrarreforma Gallardón convertiría entre el 90% y el 98% de los 112.390 abortos practicados en 2012 en ilegales (101.151 mujeres que interrumpieron su gestación por voluntad propia más 3.124 que lo hicieron por anomalía fetal grave y 6372 por riesgo para la salud materna, todas ellas ahora tendrán que recorrer un arduo camino para que se lo certifiquen).
El colectivo feminista Las Garbancitas nos sumamos a las movilizaciones para impedir la contrarreforma del gobierno del PP sobre la salud sexual y reproductiva de las mujeres. Reivindicamos la protección a la vida de las cuidadoras, las mujeres que garantizamos la reproducción de la vida durante el embarazo, la lactancia y la crianza. También nos ocupamos mayoritariamente de cuidar a menores, enferm@s y personas con discapacidad o dependencia. Las tareas de cuidados deberían ser asunto público –de mujeres y hombres- pero también de las instituciones, máximo en tiempos de crisis. Sin embargo, recaen principalmente en las mujeres y, con la crisis, se recortan los escasos presupuestos.
El consumo responsable agroecológico, como movimiento social, eleva el cuidado de la alimentación y la salud a una dimensión social y pública. Incluye el cuidado de la naturaleza, de la fertilidad de la tierra, de las especies autóctonas y de l@s campesin@s que cultivan alimentos libres de pesticidas, de temporada y cercanía. Esta visión integral de los cuidados exige organización de los consumidor@s y de l@s campesin@s, educación alimentaria, autodeterminación respecto a las multinacionales, cerrar la brecha entre el campo y la ciudad y participación de los hombres en el trabajo de cuidados y de las mujeres en la esfera pública de la economía y la política.
Educación sexual para decidir. anticonceptivos para no abortar.
Aborto legal para no morir.
Reparto del trabajo de cuidados. consumo responsable agroecológico.
Responsabilidad compartida agricultor@s y consumidor@s.
* El Colectivo Feminista Las Garbancitas nos hemos citado a las 18:45 en Cibeles, en la puerta del Ayto. (Antiguo Correos)para la manifestación del 8 de marzo. Publicado en “La Garbancita Ecológica”