Marx y la renta de la tierra (3)
Antoni Puig Solé*. LQSomos. Mayo 2015
Primera forma de la renta diferencial
La teoría de la renta diferencial de la tierra fue desarrollada inicialmente por David Ricardo. Marx la toma de punto de partido y la modifica.
Para Ricardo “la renta es siempre la diferencia entre los productos que se obtienen utilizando dos cantidades iguales de capital y de trabajo”, lo que concuerda, a grandes trazos, con lo que vimos en el capítulo anterior.
Vemos, pues, que la renta de la tierra en su vertiente capitalista no coincide con el tipo de renta que existía cuando las clases dominantes actuaban coercitivamente sobre unos campesinos subordinados a ellas a través de los lazos político-jurídicas de la servidumbre.
¿Qué novedades introduce Marx?
En primer lugar tiene en cuenta las circunstancias que hacen posible la diferencia de productividad y pone el acento en la fertilidad, si bien antes hace algunas consideraciones sobre la ubicación de la tierra, entre otras.
La fertilidad natural y los super-beneficios
La agricultura tiene una particularidad: hay tierras más fértiles que permiten realizar unos súper-beneficios que la competencia y la movilidad de los capitales, no eliminan.
Esto la aleja de la industria. Allí los súper-beneficios se realizan al aplicar una tecnología avanzada con respecto al promedio de la rama, con lo que se crea más valor por unidad de tiempo que el promedio. Estos súper-beneficios decaen cuando la ventaja tecnológica desaparece.
La fertilidad natural de la tierra, en cambio, depende de los nutrientes que se encuentran en la tierra en una forma aprovechable para la alimentación de las plantas, lo que le da una carácter más permanente. Esta fertilidad varía (positiva y negativamente), en parte, según el grado de desarrollo químico, organizativo y mecánico.
El campesino de la tierra inferior (la A), obtiene el menor rendimiento debido a la baja fertilidad y sólo accede a la ganancia normal mínima exigida sin generar ninguna renta (y si la paga es a costa de su propia ganancia, de la restricción salarial o de la auto-explotación). Por contra, en los terrenos B, C y D se logran ganancias extraordinarias que se apropia el terrateniente o el capitalista cuando es el dueño.
Estos solares no tienen porque cultivarse simultáneamente. Pueden, por ejemplo, cultivarse de manera escalonada, empezando, supongamos, por el más fértil. Lo vemos ampliando el ejemplo.
Cabe señalar que la evolución creciente del precio encarecería la fuerza de trabajo ya que el trigo forma parte del alimento básico, lo que impactaría negativamente en la tasa general de beneficio y, a la vez, incrementaría la renta.
Sin embargo, también se podría producir la secuencia inversa, empezando a cultivar el terreno menos productivo para pasar luego a los de mayor productividad. Lo vemos rehaciendo el ejemplo.
Cuando la sucesión se inicia en las tierras más fértiles y continúa con las de menor fertilidad el precio se incrementa (15, 20, 30, 60).Por contra, si se inicia en las tierras menos fértiles, el precio se mantiene estacionario (siempre 60).
Ahora bien, independientemente de la forma como haya evolucionado la sucesión, siempre existe la posibilidad de modificar las cosas.
Estos ejemplos numéricos son arbitrarios pero racionales. Respetan las siguientes suposiciones:
• Las mejoras en la agricultura tienen efectos desiguales sobre las distintas clases de tierra y, por lo general, son más beneficiosas en las tierras más fértiles.
• Las necesidades globales y la producción se relacionan y el consumo aumenta cuando el producto se abarata.
• Los productos agrícolas, conforme crece la producción, se pueden destinar a la elaboración de nuevas mercancías (cerveza o aguardiente, por ejemplo).
• La evolución de la producción y del precio, también se ven influenciadas por el crecimiento de la población y por las exportaciones e importaciones del país en cuestión.
• Existe la posibilidad de que unos productos agrícolas sean reemplazados por otros.
Comparando los tres cuadros vemos:
1. Que en la secuencia, sea ascendente o descendente, siempre encontramos en un extremo al suelo que devenga el máximo de renta, y en el otro, al que no devenga renta alguna.
2. Que el precio de producción del peor suelo, que no da renta alguna, es siempre el que regula el precio de mercado.
3. Que la renta diferencial surge de la diferencia en la fertilidad natural del suelo.
4. Que la renta diferencial puede emanar tanto en escala descendente, por avance de una tierra mejor a otra peor, o bien a la inversa, por avance desde una tierra peor hacia otra mejor, al igual que por un recorrido zigzagueante en direcciones alternadas.
5. Que la renta diferencial puede formarse con un precio estacionario, ascendente o descendente, del producto del suelo.
Los puntos 4 y 5 contradicen el supuesto erróneo de la renta diferencial (en West, Malthus y Ricardo), que presupone necesariamente un avance hacia suelos cada vez peores, o una fertilidad constantemente decreciente de la agricultura.
En cuanto al precio de mercado, al estar determinado por el solar menos rentable, supera siempre el precio global de producción.
Las claves de esta particularidad son dos:
1. Dado que los suelos son limitados, y de diferente productividad, no se establece el precio de producción que determinan las condiciones de producción de las tierras de calidad promedio, sino las determinadas en el peor suelo. Por lo tanto, los capitales invertidos en las tierras mejores permiten una plus-ganancia, que se transforma en renta.
2. La ley del valor ha de adaptarse necesariamente a una realidad donde la propiedad de la tierra está monopolizada por los terratenientes. Recordemos que el monopolio de la tierra no es el que genera la renta, sino el que permite al terrateniente apropiarse de la misma.
Estas dos particularidades desaparecerían de raíz en una sociedad organizada colectivamente donde imperara la propiedad comunal y, por lo tanto, los productos de la tierra serían más accesibles a la población.
Hasta ahora hemos considerado que se trabajan tierras de igual dimensión (supondremos de 10 hectáreas) pero distinta calidad ¿Qué ocurre cuando las dimensiones de las tierras trabajadas varían?
En la parte final del capítulo, Marx hace cuatro observaciones.
• La primera recuerda de nuevo que el precio de la tierra no es otra cosa que la renta capitalizada. Esto acaba impactando en las tierras no cultivadas que tienen un precio acorde con tierras cultivadas de igual calidad.
• La segunda trata el proceso de extensión territorial de la agricultura. De entrada, la ocupación de tierras pocas fértiles viene estimulada o bien por el incremento de precios o bien por la existencia personas a las que no queda otra opción. Pero existen algunas excepciones a esta regla derivadas, generalmente de la ubicación geográfica de la tierra y de su entorno.
• La tercera entra de la agricultura de los países colonizados de la época. Los productos cultivados allí se pueden vender más barato por varias razones: a)se suelen vender por debajo de su valor; b)inicialmente la población se dedica a la agricultura; c) los terrenos, al ser cultivados por primera vez, presentan una mayor fertilidad; y d) existen mayores facilidades para ampliar las zonas de cultivo.
• La cuarta incide de nuevo en los precios de los productos. No existe necesariamente una relación directa entre incremento de la producción y disminución de los precios ya que existen otros factores que influyen , como por ejemplo, el crecimiento de la población.