Memorias de conveniencia
Este aparente país, más bien una finca o patio de monipodio, padece una permanente esquizofrenia, una deliberada y muy conveniente división del yo. Los mismos que se cargan la ley de la Memoria española y al ex-juez Garzón por querer encontrarla, acuden y ponen cirios en los actos internacionales de la ONU. Franco no existió ¿O sí? ¿Hubo algún golpe de estado en 1936? Nunca se sabe…Pero la realidad que se pretende camuflar, poniendo caras compungidas ad hoc, es que el generalísimo Franco fue aliado de Adolfo Hitler. El mismísimo creador y ejecutor del holocausto nazi.
La verdad es que sería de todo punto excepcional que alguien investigue algo para arrojar piedras sobre su propio tejado. Por eso hay que obligarle.
En cuanto a Luis Albo, fue un antepasado materno mío que acabó con sus huesos en el campo de exterminio de Mauthausen, creado por los nazis ex-profeso, en un principio, para los combatientes antifascistas españoles. El truco de Franco fue dirigirse a Hitler para declararlos apátridas, y así proceder a su eliminación sin escrúpulos de nacionalidad.
Luis y Jesús fueron combatientes republicanos hasta el final de sus días. Ahora deberían ser memoria respetada, cuando no venerable, por las gentes de buena fe del presente y del futuro. Desde luego, no se merecen el olvido y el menosprecio a que son sometidos por las instituciones denominadas democráticas. La España descendiente del franquismo no quiere saber nada de su bochornoso y criminal pasado. Además de enterrar con cal viva la Ley de la Memoria Histórica además se recrean con el escarnio.
Sin dinero para la Memoria Histórica
La Memoria es un atraso que abre heridas
De aquellos polvos vienen los presentes lodos. Si este país recupera algún día la dignidad perdida bajo las alfombras y felpudos del poder impuesto, se deberá en gran parte a esas víctimas que se quedaron por el camino. Alguien moralmente superior, llegado de alguna parte, debería llamar la atención a los conscientes herederos franquistas. Y convencerles de que, en ningún país de caínes no puede haber un sólido sustrato de paz duradera sin justicia y penitencia para los protagonistas de los crímenes cometidos con alevosía, cada amanecer y durante muchos años. Siempre quedarán rescoldos de odio o el casi inevitable rencor por el dolor infligido y la sangre derramada; para beneficio de unos cuantos que se repartieron el botín de guerra. El país entero.
Ambos y muchos más dieron sus vidas por un ideal que además era la legalidad política y la causa del humanismo en general. La Segunda República. Si este país recupera algún día de la dignidad perdida en el pantano de las falacias se deberá en gran parte a esas víctimas que se quedaron por el camino. Los guerrilleros del monte, los brigadistas internacionales, los combatientes contra el nazismo en Europa que acabaron en el campo de exterminio de Mauthausen…