Robbie Robertson ¡Adiós y gracias por todo!

Robbie Robertson ¡Adiós y gracias por todo!

Por Mariano Muniesa.

Autor de clásicos del rock como “The Weight” y “Up On Cripple Creek”, murió el pasado miércoles 9 de agosto en Los Ángeles

Había nacido en Toronto, Canadá, un 5 de julio de 1943. En parte judío, en parte Mohawk y Cayuga, abandonó la escuela secundaria, partió hacia los Estados Unidos y se enamoró de los sonidos y caminos aparentemente ilimitados de su país adoptivo, escribiendo con una sensación de rebeldía no deliberada y de brillante lucidez canciones que calaron hondo en un momento en que la guerra de Vietnam había alienado a millones de jóvenes estadounidenses. Recibió consejos como guitarrista de Buddy Holly, asistió a las primeras actuaciones de la Velvet Underground, fumó marihuana con los Beatles, vio al equipo de compositores de Leiber y Stoller en plena faena y charló, e incluso invitó a una cerveza a Jimi Hendrix cuando era un músico en apuros que se hacía llamar Jimmy James.

Robbie Robertson, el guitarrista y compositor principal de The Band, autor de clásicos de la historia del rock como “The Weight” y “Up On Cripple Creek”, murió este miércoles 9 de agosto a los 80 años, rodeado de su familia en Los Ángeles “después de una larga enfermedad”, según expuso el publicista Ray Costa en un comunicado oficial.

No es fácil en las reducidas dimensiones de un artículo hacer una glosa lo suficientemente extensa y documentada del extraordinario papel que Robbie Robertson jugó en la historia del rock en sus años cruciales de evolución y desarrollo entre los años 60 y 70 del pasado siglo, aunque en gran medida toda esa labor se sintetiza y se canaliza en torno a la que fue, valga la redundancia en este caso, su banda, la banda por definición, The Band. Influyó decisivamente en la transición polarizadora de Bob Dylan de artista folk a estrella de rock y posteriormente luego, absorbiendo las obras y las influencias de Dylan – inolvidable e imprescindible en la historia su álbum ‘The Basement Tapes’ de 1967- con los discos que mejor les definieron, “Music From Big Pink” y “The Band”, crearon un nuevo sonido en la interseción del rock, el blues, el góspel y el country inmerso en el pasado estadounidense que nunca perdió vigencia.

The Band comenzaron como acompañantes de la estrella de rockabilly Ronnie Hawkins a principios de la década de los 60 y a lo largo de sus años juntos en bares y clubes, junto al liderazgo de Robertson el grupo contó con el batería y cantante de Arkansas Levon Helm y otros tres canadienses: el bajista Rick Danko, el teclista, cantautor y compositor Richard Manuel y el mago musical Garth Hudson. Originalmente se llamaban The Hawks, pero terminaron como The Band, una presunción que sus fanáticos dirían que se ganaron, porque cuando estaban con Dylan todo el mundo se refería a ellos como “la banda”.

Eric Clapton rompió con su súpergrupo británico Cream a finales de 1968 y viajó a Woodstock con la esperanza de poder unirse a The Band, que influyó en álbumes que van desde ‘Workingman’s Dead’ de The Grateful Dead hasta ‘Tumbleweed Connection’ de Elton John. Las canciones de The Band fueron versionadas por Aretha Franklin, Joan Baez o Staple Singers e incluso durante una actuación televisiva de los Beatles en Inglaterra tocando “Hey Jude”, Paul McCartney gritó la letra de “The Weight”. Al igual que Dylan, Robertson fue un musicólogo y narrador autodidacta influenciado por toda la cultura popular estadounidense, desde las novelas de William Faulkner hasta el blues abrasador de Howlin’ Wolf pasando por las armonías gospel de Swan Silvertones, dejando todo ello una profunda huella en sus canciones.

The Band tocó en el festival de Woodstock de 1969, no muy lejos de donde vivían, su popularidad creció y creció, pero ya entrados en los 70 el espíritu que habitaba en lo mejor de su inspiración empezó a alejarse de ellos. Álbumes como ‘Stage Fright’ y ‘Cahoots’ fueron decepcionantes incluso para el propio Robertson, quien reconocería que estaba luchando por encontrar nuevas ideas ante la creciente inhibición de sus compañeros en los trabajos de composición. Aún así, hicieron giras frecuentes, grabaron el aclamado álbum en vivo ‘Rock of Ages’ en la Academia de Música (ahora Palladium) de Nueva York y se unieron a Dylan para sus shows de 1974 que les llevaron a otro disco en directo muy elogiado, ‘Before The Flood’.

Pero en 1976 Robertson decidió que la carretera estaba matando al grupo y organizó una despedida en principio temporal con una reunión estelar en el Winterland Ballroom de San Francisco que incluyó entre otros a Bob Dylan, Van Morrison, Neil Young, Muddy Waters y Ronnie Wood de los Rolling Stones entre muchos otros. El concierto fue filmado por Martin Scorsese y fue la base de su célebre y magnífico documental ‘The Last Waltz’ estrenado en 1978, un clásico imperecedero del cine documental musical.

Robertson tenía la intención de que The Band continuaran grabando juntos, pero ‘The Last Waltz’ ayudó a romper de forma definitiva y sin vuelta atrás su amistad con Helm, a quien alguna vez consideró como un hermano mayor. En varias entrevistas y en sus memorias de 1993 ‘Wheel on Fire’, Helm acusó a Robertson de codicia y ego desmesurado, señalando que se había apropiado de su catálogo musical y llamando a “The Last Waltz” un proyecto vanidoso y manipulado. Robertson contestó que había tomado el control del grupo porque los demás, excepto Hudson, estaban demasiado dispersos por las drogas y el alcohol como para tomar decisiones por su cuenta.

Tras la ruptura de The Band –aunque luego parte de ellos siguieron sin Robertson- nuestro hombre se mudó a Los Ángeles y se mantuvo cerca de Scorsese, trabajando con él en las bandas sonoras de películas como ‘El color del dinero’, ‘El rey de la comedia’, ‘Casino’, ‘Bandas de Nueva York’ y en la última producción de Scorsese, que se estrenará el próximo otoño, ‘Killers of the Flower Moon’. También produjo el álbum de Neil Diamond ‘Beautiful Noise’ y exploró su herencia musical a través de álbumes como ‘Music for the Native Americans’ y ‘Contact from the Underworld of Redboy’.

Muchos han sido los músicos que en estos días han expresado a través de sus redes sociales sus condolencias y su pena por el fallecimiento de Robbie Robertson, pero a mi juicio, el más emotivo y sincero el que hizo público su gran amigo y mentor Martin Scorsese, con el que quiero terminar este artículo. “Mucho antes de que nos conociéramos, su música jugó un papel central en mi vida y en la de millones de personas en todo el mundo. La música de The Band, y la carrera solista posterior de Robbie, parecían provenir del lugar más profundo en el corazón de este continente, de sus tradiciones, tragedias y alegrías. Fue uno de mis amigos más cercanos, una constante en mi vida y mi trabajo. Siempre pude acudir a él como confidente. Un colaborador. Un asesor. Siempre traté de ser lo mismo para él”.

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