Rodolfo Mondolfo y la filosofía de la praxis
Por Daniel Alberto Chiarenza*
El hombre es el sujeto real de todo proceso de conocimiento, lo que incluye la práctica… 15 de julio de 1976: muere el filósofo Rodolfo Mondolfo
“Así vemos a Mondolfo: la realidad inmediata, con su cortejo de violencias, parece no perturbarle; sabe que la historia obedece a un ritmo dialéctico y que la dialéctica se nutre de los opuestos, que el antagonismo es fecundo, que la negación se reitera, y que al hacerlo recoge, conserva y eleva todas las aportaciones positivas. Percibe el presente a través que las ideas que desde el pasado vienen preparando las rutas, cada vez más amplias y soleadas, que conducen al futuro. Pero sabe que el futuro no llega por sus propios pasos, que es obra de hombres y reclama el esfuerzo colectivo de todos. Este contemplador, que ha buscado las raíces de la verdad en el pasado histórico, sabe que la realidad exige pensar en términos de acción”. Fragmento del capítulo de Eugenio Pucciarelli, en la compilación de varios autores de Francesco Flora “Rodolfo Mondolfo, maestro insigne de filosofía y humanidades”. Asociación Dante Alighieri, Buenos Aires, s/f.
Rodolfo Mondolfo nació en Ancona, Italia, el 20 de agosto de 1877. En el pensamiento académico marxista de Argentina y de otras latitudes, Mondolfo ocupa un lugar especial, trascendiendo como el más importante historiador de la filosofía.
Fue sometido a un olvido intencionado por los “filósofos oficiales” de la cultura porteña –y cuando decimos “porteña”, queremos aludir a la centralidad y elitismo que tomó el Puerto de Buenos Aires, como puerto único y excluyente de la República Argentina, con respecto al resto del país, rememorando la ideología unitaria de los popes de la realidad de la burguesía comercial portuaria en detrimento del país profundo, incluido del adalid federal que fue la campaña de Buenos Aires, que incluye al AMBA actual y a todo lo que llamamos, orgullosamente, bonaerense– y de la UBA –como suelen decir los pensadores nacionales, populares y de izquierda: intelectuales a la violeta-, por la adhesión al marxismo del intelectual mayúsculo, como lo fue Rodolfo.
Entendía esta disciplina como problematicidad y no como sistemática, dedicó su vida al estudio del pensamiento griego y del marxismo.
Su teoría es la filosofía de la praxis, el hombre es el sujeto real de todo proceso de conocimiento, lo que incluye la práctica. Más tarde, el maoísmo en “Acerca de la Práctica” coincidirá con misma Tesis.
Mondolfo transcurrió su juventud como profesor en Padua, Turín y Bolonia, donde tomó también su compromiso político. Acosado por el fascismo debió emigrar de Italia (1938).
Llegó a Argentina en mayo de 1939. La “rosca” de catedráticos no lo dejó ingresar como docente a la Facultad de Filosofía y Letras. El Colegio Libre de Estudios Superiores, institución dirigida por Aníbal Ponce le dio un espacio de libertad donde dictó conferencias magistrales.
Trabajó en las universidades de la Argentina profunda. Enseñó Lengua Griega en la Universidad de Córdoba (1940-47). En 1948 es designado profesor de la Filosofía Antigua en la Universidad de Tucumán y dirigió el Instituto de Filosofía.
En Europa había escrito “El pensamiento antiguo-Historia de la filosofía grecorromana” (1928). Producción en la Argentina: “El problema del conocimiento desde los presocráticos hasta Aristóteles”, “Sócrates”, “Moralistas griegos. La conciencia moral de Homero a Epicuro”, “La filosofía política en Italia del siglo XIX”, “El genio helénico y los caracteres de sus creaciones espirituales”, “Rousseau y la conciencia moderna”, “El infinito en el pensamiento de la antigüedad clásica” y “Heráclito y Parménides”.
Fue tentado a trabajar en Europa y Estados Unidos, pero se quedó aquí.
Fue un estudioso de Demócrito, Leucipo y Heráclito, para él era indispensable la filosofía jónica contra los dogmatismos y sectarismos. Tradujo al castellano “Ciencia de la Lógica” de Hegel y realizó estudios sobre Descartes, Malebranche, Spinoza, Condillac, Tomás Hobbes, Helvetius, Ardigó, Marx, Engels, Feuerbach, Antonio Gramsci, György Lukács, Eric Fromm, Raya Dunayevskaya, etc. A pesar de no ser historicista reivindicó la figura de Giordano Bruno, por estar comprometido con la transformación de la sociedad. Por su impronta humanista llegó a los manuscritos económico-filosóficos de Marx en 1844.
Dividía en tres los aportes de marxismo a la acción transformadora de la sociedad:
a/ Filosofía de la praxis y materialismo histórico.
b/ Determinación de la esencia de la sociedad actual como antagonismo de burguesía-proletariado. .
c/ Reconocimiento del despertar espontáneo de esta deshumanización en el proletariado.
Estaba convencido tanto de las limitaciones del materialismo mecanicista de los enciclopedistas como de la importancia medular del hombre como fuente de creación y transformación en el materialismo histórico y dialéctico.
El conflicto social se transforma en antagonismo y lucha de clases y constituye el modo de las transformaciones históricas de la sociedad. Para el marxismo, el conocimiento (la teoría), no es un puro “reflejo” de la realidad en el cerebro humano, sino que concibe ese conocimiento (y la formulación teórica) como una crítica radical articulada dialécticamente con la praxis.
Continuó escribiendo: “Marx y marxismo”; “El humanismo de Marx”, donde hizo un nuevo aporte al estudio del pensamiento socialista, que había iniciado en 1912, con su célebre obra “El materialismo histórico en Federico Engels”. En “Bolchevismo y Capitalismo de Estado” Mondolfo se manifiesta crítico del leninismo.
Confrontó sus ideas con Gramsci, con quien en ciertas conclusiones discrepó, aunque valorando su reflexión sobre la necesidad de que el movimiento de los trabajadores desplegara su propia conciencia de una nueva humanidad y cultura.
La posteridad rescata su insistencia en que los elementos clave de la filosofía de Marx son el humanismo realista e historicista y el papel de la práctica.
Nos dice el resumen de un artículo publicado digitalmente por el CONICET que se tituló “Rodolfo Mondolfo y su recepción desterrada de Antonio Gramsci”, cuya autoría pertenece a Sebastián Gómez de la Universidad del Comahue: “[Mondolfo] impulsó una lectura singular del acervo gramsciano en los años 50/60. Coincidía con Gramsci en la asunción del marxismo como una filosofía de la praxis, pero impugnaba su leninismo y bolchevismo. Aunque polemizó desde Argentina con la obra del revolucionario sardo, Italia resultaba el medio y destino de su reflexión”.
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