Sáhara Occidental: ¿Podría el prestigio de Biden corregir el error de Trump?
Deich Mohamed Saleh*. LQS. Enero 2021
El Gobierno de la República Saharaui y el Frente Polisario condenaron, en los términos más enérgicos posibles, el anuncio unilateral del presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, de alinearse con la ocupación ilegal marroquí del Sáhara Occidental, calificándola de “imprudente”
Tan pronto como el presidente Donald Trump tuiteó el 10 de diciembre que firmaba una “proclamación” reconociendo la ocupación ilegal marroquí del Sáhara Occidental, surgieron las condenas dentro y fuera de Estados Unidos considerando la decisión del presidente saliente contrarias al derecho internacional. Todas las voces advertían de que tal posición socavaría la posibilidad de restaurar la calma en el noroeste de África. No obstante, instaban a Estados Unidos a cumplir con sus obligaciones relativas a la implementación de la Carta de la ONU y las resoluciones sobre el derecho de los pueblos a la autodeterminación e independencia. Trump ha desafiado al mundo entero pisoteando los valores y principios de Naciones Unidas, negando los grandes sacrificios bajo los cuales vive la humanidad hoy, a pesar de las actuales cotas de progreso y civilización.
Estupidez y cinismo
Relevantes personalidades estadounidenses, tanto republicanos como demócratas -tales como Eliot Engel, James Inhofe, James Baker III, John Bolton, Patrick Leahy, Betty McCollum, Christopher Ross y otros- han criticado el anuncio de Trump, pidiendo el respeto del derecho legítimo del pueblo de Sáhara Occidental a la autodeterminación y la independencia.
Al tiempo que lamentaban la declaración de Trump trocando el derecho del pueblo del Sáhara Occidental a cambio de la normalización de las relaciones con Israel, instaban a respetar décadas de mediación multilateral para el cumplimiento de la legalidad internacional.
“Me preocupa que este anuncio trastoque un proceso creíble y respaldado internacionalmente por la ONU para abordar la disputa territorial sobre el Sáhara Occidental”, dijo el presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, Eliot Engel (Demócratas-Nueva York).
Por su parte, el senador James Inhofe (republicano por Oklahoma), presidente del Comité de Servicios Armados del Senado, criticó duramente el trueque realizado por Trump, considerando que el reconocimiento de las pretensiones de Rabat sobre el Sáhara Occidental es “escandaloso y profundamente decepcionante”. “Me entristece que se hayan vendido los derechos del pueblo del Sáhara Occidental”, añadió.
El senador decano de los Estados Unidos por Vermont, el demócrata Patrick Leahy, enfatizó en un tuit que “después de perder su propia candidatura a la reelección, el presidente Trump no puede por “proclamación” negar el derecho internacional o los derechos del pueblo del Sáhara Occidental”.
La congresista Betty McCollum, por su parte, denunció la promesa unilateral de Trump subrayando que “el pueblo saharaui tiene el derecho de autodeterminación reconocido internacionalmente y debe ser respetado”.
Las críticas vinieron también del exasesor de Seguridad Nacional de Trump, John Bolton, quien contribuyó activamente al impulso logrado por el expresidente alemán Horst Köhler, designado Enviado Especial del Secretario General de la ONU, para reemprender las negociaciones entre Marruecos y el Frente Polisario y que estuvo profundamente involucrado en los esfuerzos al respecto en Naciones Unidas durante la década de 1990. “Trump se equivocó al abandonar treinta años de política estadounidense sobre el Sáhara Occidental sólo para lograr una rápida victoria en política exterior”, escribió Bolton en Twitter.
Los dos célebres exenviados especiales del Secretario General de la ONU, James Baker III, exsecretario de Estado, y Christopher Ross, exembajador de Estados Unidos en Argelia, también condenaron la fatua negación de Trump del principio de autodeterminación del pueblo del Sáhara Occidental. “Los acuerdos no deben lograrse mediante el cínico trueque del derecho de autodeterminación del pueblo del Sáhara Occidental. Estados Unidos se fundó sobre el principio de autodeterminación, pero ha abandonado ese principio en lo concerniente al pueblo del Sáhara Occidental”, afirmó James Baker III. Por su parte, el embajador Christopher Ross subrayó en un comunicado en Facebook que “esta decisión necia e irreflexiva va en contra del compromiso de Estados Unidos con los principios de no adquisición de territorio por la fuerza y el derecho de los pueblos a la autodeterminación, ambos consagrados en la Carta de la ONU”.
El penúltimo enviado especial del Secretario General de la ONU (2009-2017), el embajador Christopher Ross, destacó que “el argumento que algunos en Washington han estado empleando durante décadas, de que un estado independiente en el Sáhara Occidental sería otro mini-Estado fallido es falso”. “El Sáhara Occidental es tan grande como Gran Bretaña y tiene grandes recursos de fosfatos, pesca, metales preciosos y turismo basado en el windsurf y las excursiones por el desierto. Está mucho mejor que muchos mini-Estados cuyo establecimiento ha apoyado Estados Unidos”, añadió. Y acreditaba la capacidad de la República Saharaui diciendo que “El Frente Polisario de Liberación del Sáhara Occidental ha demostrado -al establecer un Gobierno en el exilio en los campos de refugiados del Sáhara Occidental en el suroeste de Argelia- que es capaz de dirigir un gobierno de forma organizada y semidemocrática”.
Imprudente y transgresor
El Gobierno de la República Saharaui y el Frente Polisario condenaron, en los términos más enérgicos posibles, el anuncio unilateral del presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, de alinearse con la ocupación ilegal marroquí del Sáhara Occidental, calificándola de “imprudente”. En un comunicado, enfatizaron que “constituye una flagrante violación de la Carta de las Naciones Unidas y sus resoluciones y de los preceptos de la legalidad internacional”. “Obstaculiza los esfuerzos de la comunidad internacional para encontrar una solución pacífica al conflicto entre la República Saharaui y el Reino de Marruecos”, agregaba el comunicado. También es “una vulneración para la Unión Africana (UA), su Acta Constitutiva y sus resoluciones”, subrayaron el Gobierno saharaui y el Frente Polisario.
Sin efectos legales
La portavoz del presidente de la Comisión de la Unión Africana (UA), la Sra. Ebba Kalondo, dijo en un tuit que “la posición de la Unión Africana con respecto al Sáhara Occidental permanece inalterada, de conformidad con las resoluciones pertinentes de la Unión Africana y la ONU”.
Argelia, el gigante de la región, dejó claro en un comunicado de su Ministerio de Relaciones Exteriores que la declaración de Trump “carece de efecto legal, porque trastoca todas las resoluciones de la ONU” …, “no tiene efecto legal y podría socavar los esfuerzos de desescalada tendentes a preparar el terreno para el lanzamiento de un proceso político real”. La ministra sudafricana de Relaciones Internacionales y Cooperación, Dra. Naledi Pandor, afirmó que la decisión de Trump “no tiene fuerza ni efectos, porque esencialmente es el reconocimiento de una ilegalidad”.
Durante mucho tiempo, Estados Unidos se mantuvo equidistante de las dos partes en conflicto, el Frente Polisario y el Reino de Marruecos, y se mantuvo apegado a las resoluciones del Consejo de Seguridad
Unilateralidad y ruptura de consensos
Las reacciones internacionales ante esa fechoría de Trump contra el derecho del pueblo del Sáhara Occidental a la autodeterminación y la independencia consagradas en la Carta y las resoluciones de la ONU, la calificaron de unilateral y sin ningún efecto sobre el estatus del Sáhara Occidental como territorio no autónomo ni sobre su proceso de descolonización. El secretario general de la ONU, António Guterres, reafirmó que “la solución del Sáhara Occidental no depende del reconocimiento por parte de Estados individuales, sino de la implementación de las resoluciones del Consejo de Seguridad, de las cuales somos sus custodios”. Miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU como Rusia, Reino Unido y Francia, además de la UE y otros países como Alemania, Suecia, Noruega y Canadá, expresaron su compromiso con la Carta de la ONU y las resoluciones sobre el Sáhara Occidental. “Con esta decisión, la administración de Donald Trump pretende socavar el fundamento jurídico internacional universalmente reconocido del [Plan de] arreglo para el Sáhara Occidental, que estipula la determinación del estatus final de ese territorio mediante un referéndum. Esta nueva posición de los Estados Unidos podría obstaculizar dramáticamente los esfuerzos de la ONU para promover el Plan de Arreglo para el Sáhara Occidental, exacerbar las relaciones entre las partes directamente involucradas y provocar una nueva espiral de confrontación armada en la región Sahara-Sahel “, subrayó el ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia.
España, la antigua potencia colonial del Sáhara Occidental, afirmó a través de su ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, que la solución al problema del Sáhara Occidental “no depende de la voluntad o acción unilateral de un país, por grande que éste sea”, sino que “el centro de gravedad está en la ONU”.
Cumplimiento de la legalidad internacional
El pueblo del Sáhara Occidental ha confiado en Estados Unidos para poner fin a más de cuarenta y cinco años de ocupación ilegal de su patria por parte del Reino de Marruecos. El pueblo saharaui sufrió y sigue sufriendo las nefastas consecuencias y las penurias de la ocupación militar: éxodo, bombardeos, masacres, torturas y encarcelamientos desde 1975, cuando se le privó de disfrutar de su independencia en vísperas de la salida de España de la colonia. A pesar de ello, nunca pierde la esperanza de que se restablezca su legítimo derecho. Ha cooperado plenamente con la ONU y todas las partes internacionales interesadas y ha respetado las disposiciones del alto el fuego. También ha soportado sufrimientos y ha esperado casi treinta años, solo a cambio de tener la oportunidad de ejercer libremente su derecho a la autodeterminación.
A pesar de la implicación directa de Estados Unidos en los importantes esfuerzos para buscar un compromiso honorable entre el Frente Polisario y el Reino de Marruecos, al final quedó claro que el Plan de Arreglo de 1990, acordado por las dos partes, sigue siendo la mejor solución viable. Dos enviados especiales del Secretario General de las Naciones Unidas, James Baker y Christopher Ross, llegaron a la misma conclusión: que sólo un referéndum de autodeterminación es compatible con la legalidad internacional. La cruda realidad es que Marruecos sigue impidiendo el referéndum por temor a perder su resultado.
Durante mucho tiempo, Estados Unidos se mantuvo equidistante de las dos partes en conflicto, el Frente Polisario y el Reino de Marruecos, y se mantuvo apegado a las resoluciones del Consejo de Seguridad, que siempre redactaba. Llegó a estar casi convencido de la supervisión de los derechos humanos en el territorio para presionar a Marruecos a que levantara las prácticas opresivas contra los ciudadanos saharauis. Estados Unidos también mantuvo contactos regulares con el Frente Polisario a varios niveles y hubo un entendimiento común.
Desafortunadamente, mientras se esperaba que Estados Unidos presionara al Consejo de Seguridad de la ONU para que tomara medidas inmediatas contra Marruecos tras su violación del alto el fuego el 13 de noviembre pasado en Guerguerat, el presidente Donald Trump volvió a apuñalar al pueblo del Sáhara Occidental por la espalda, al reconocer la ilegal anexión de su territorio por Marruecos. Fue una gran decepción. La renuncia de Trump a hacer justicia en el Sáhara Occidental hará que Estados Unidos pierda una gran oportunidad para consolidar su posición, no solo para mantener la seguridad y la estabilidad en África en su conjunto, sino también para promover la integración de la región. En lugar de ello, Trump ha preferido echar leña al fuego apoyando a aquellos que no tienen escrúpulos en privar al pueblo de su derecho, saquear sus recursos naturales y desestabilizar toda la región.
La Administración de Joe Biden tiene que corregir de inmediato el error de Trump para evitar cualquier posible alineamiento incorrecto en el sistema global. La aplicación de la legalidad internacional es la hoja de ruta adecuada para abordar los conflictos, en particular el respeto del derecho de los pueblos a la libre determinación y la independencia, como en el caso del Sáhara Occidental. Eso significa que la Administración de Biden está llamada a poner todo su empeño en eliminar cualquier obstáculo que pueda impedir el ejercicio del derecho a la libre determinación del pueblo del Sáhara Occidental.
Hoy nadie puede negar la legitimidad de la lucha del pueblo del Sáhara Occidental ni la realidad irreversible que se ha logrado gracias a los tremendos sacrificios de este pueblo. La República Árabe Saharaui Democrática, que fue proclamada por el Frente Polisario bajo el fuego de artillería del ejército marroquí en 1976, posee en la actualidad todos los atributos necesarios de la condición de Estado y ha logrado desafiar todas las dificultades para ofrecer una alta calidad de vida a sus ciudadanos. Es miembro de pleno derecho de la Unión Africana y uno de los Estados fundadores de este bloque, además de ser muy respetado por sus hermanas africanas.
La XIV Cumbre Extraordinaria de la Unión Africana (UA), celebrada bajo el eslogan “Silenciar las armas en África” los días 5 y 6 de diciembre, estableció una nueva hoja de ruta tras el estallido de enfrentamientos armados entre la RASD y el Reino de Marruecos, subsiguiente a la ruptura por este último del alto el fuego en Guerguerat. La Cumbre pidió a ambos Estados miembros que se reúnan bajo los auspicios de la UA y alcancen un nuevo acuerdo de alto el fuego entre ellos, que será discutido y detallado por los jefes de Estado y de Gobierno en la próxima Cumbre ordinaria.
El cumplimiento de la legalidad internacional es la mejor hoja de ruta a seguir. ¿No hubiera sido mejor para Trump reconocer la RASD en lugar de utilizarla como moneda de cambio? Espero que Biden lo haga.
* Deich Mohamed Saleh fue jefe de la Oficina del fallecido presidente de la República Árabe Saharaui Democrática, Mohamed Abelaziz, y embajador de la RASD en Zimbabue.
– Traducción del original en inglés: Luis Portillo Pasqual del Riquelme
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