Secretos a voces: el cemento de la Sagrada Familia

Secretos a voces: el cemento de la Sagrada Familia

Sagrada Familia

Por Nònimo Lustre. LQSomos.

Segunda entrega de una serie de 5 estampas (Magnos eventos del pasado) que parten de un prejuicio muy extendido -“la Historia, esa maestra que siempre se equivoca”- para socavarlo demostrando con hechos que la equivocan los historiadores fachas, equidistantes, tibios y otros enchufados temerosos de dios

El Temple Expiatori de la Sagrada Família (TESG) no necesita presentación pero sí completar la información convencional con algunes puntadas que daremos sin hilo, a la machimberra. Primer detalle: expiatorio no es un adjetivo espolvoreado al azar sino una cláusula presupuestaria pues significa que sólo podrá construirse mediante las donaciones de los feligreses –es decir, que el Vaticano y la Conferencia Episcopal Española se lavan las manos.

Se rumorea que la idea de construir semejante mamotreto se debió a un librero que fungía de monaguillo de su mentor, el cura J. Manyanet –santo desde 2004-, fundador compulsivo de varias congregaciones católicas. Pero el verdadero constructor del TESG fue el magnate del sector textil Eusebi Güell i Bacigalupi quien, en 1901, fundó la Compañía General de Asfaltos y Portland, Asland –e introdujo en España el cemento portland. Recuérdelo quien se extrañe de que el TESG esté hecho del vulgarísimo cemento.

La más que centenaria hagiografía de Gaudí, contamina textos teóricamente técnicos como debería ser wikipedia: glosando con incienso su figura, esta enciclopedia dictamina que la raíz de su éxito estriba en “su estilo naturalista” gracias al cual ”logró una perfecta armonía en la interrelación entre los elementos estructurales y los ornamentales, entre plástica y estética, entre función y forma, entre contenido y continente, logrando la integración de todas las artes en un todo estructurado y lógico… evolucionó desde el primer proyecto neogótico hacia su estilo particular naturalista, orgánico, inspirado en la naturaleza

El propio Gaudí escribió que “Todo el mundo encuentra sus cosas en el templo: los campesinos ven gallinas y gallos; los científicos, los signos del Zodíaco; los teólogos, la genealogía de Jesús; pero la explicación, el raciocinio, solo la saben los competentes y no se debe vulgarizar”. Tratándose de un arquitecto de misa diaria, ¿qué tipo de odioso paternalismo es eso de que el raciocinio ‘no se debe vulgarizar’?, ¿significa que la razón no debe estar al alcance del vulgo?: clasismo y elitismo a manos llenas. Nos lo temíamos; aun así, nos gustaría que nos aclararan la antinomia evidente en una de las esculturas del Temple: O Sapientia (sabiduría), se compone de un león y un cordero “como unión de la fuerza y la mansedumbre”. Esta arriesgada confianza en que el león se hará amigo del cordero, intrínsecamente falsa por hipercontradictoria, esto de estar a las duras y a las maduras, está patentado por el Vaticano.

¿Continuar o terminar?

Desde 1895, la gestión del proyecto corre a cargo de una fundación canónica de perogrullesco nombre: Junta Constructora del TESG. En 2020, recibió 4,5 millones de visitantes. Tras más de 140 años en obras, una horda de meapilas y beatorras, sigue en pie de guerra, gastando millonadas para ‘terminar’ el TESG y dizque siguiendo al pie de la letra el proyecto primigenio. Ahora bien, ¿cuáles fueron los planos originales de Gaudí? No se sabe puesto que esos documentos cruciales desaparecieron dizque en un incendio (huelga añadir que atribuido a los anarquistas, cf. infra)

Aunque la restauración del TESG se reemprendió en 1944, el impulso definitivo a la continuación de las obras fue decidido por la jerarquía eclesiástica durante la celebración en 1952 del XXXV Congreso Eucarístico Internacional. Sin embargo, en 1959, en pleno franquismo, el arquitecto Oriol Bohigas tuvo el enorme valor de manifestar que “la continuación de un templo de las características del de la Sagrada Familia es un error social y urbanístico”. Y, en 1965, un notorio grupo de arquitectos e intelectuales (desde Le Corbusier y Joan Miró hasta Salvador Espriu, C.J. Cela y Joan Brossa) publicó una carta-manifiesto cuestionando la continuidad de las obras.

Actualmente, mientras ruge la polémica sobre el futuro de la restauración del TESG en la que no se dignan participar los obispos –dueños de la basílica menor y promotores del derroche-, se van descubriendo la letra pequeña de los planes eclesiales; por ejemplo, que se comerán parte del barrio circundante –por la gracia de dios, 3000 vecinos sin derecho a nada.

El horizonte laboral no es halagüeño: el 26.IX.2020, explotó una huelga indefinida de los trabajadores subcontratados del TESG para exigir la conversión de todo el proletariado a contrato indefinido, la normalización del calendario laboral y el pago a los trabajadores afectados por el ERTE [paliativo contra el paro] La empresa sustituyó a los huelguistas con sus agentes de seguridad y una manifestación en apoyo de la huelga fue disuelta por la policía. Un mes después, la empresa contratada por los obispos despidió a 231 ex huelguistas.

Pero el horizonte libertario no es mejor: también el año 2020, en el TESG se celebró con enorme boato la ceremonia de beatificación de Joan Roig Diggle (19 años) quien fuera ejecutado por milicianos libertarios el 12.IX.1936. La clerigalla satisfizo así una vieja venganza contra sus abominados anarquistas (cf. infra, Les anarchistes)

Otrosí, no nos gusta mezclar entidades heterogéneas y, ciertamente, el esoterismo y el anarquismo lo son. Pero, antes de pasar al parágrafo siguiente, debemos señalar los dimes y diretes sobre la irracionalidad de Gaudí. Se dice que era un místico lo cual, en esta España franquista, es decir muy poco porque aquí, hasta el banquero más sórdido presume de misticismo. Precisemos un poco: se chismorrea que las formas arquitectónicas del TESG seguramente tienen su origen en experiencias místico-psicodélicas con hongos alucinógenos (¡guau!) Sus adeptos creen que las cruces, pináculos y adornos no estructurales, se asemejan a las formas de esos hongos –“mi no entender” pues los hongos adoptan docenas de distintas formas básicas y no precisamente cruzadas.

Otro de los argumentos de los esotéricos gaudianos es que su proto-ecologismo (naturalismo como mucho) se impregna de esoterismos ‘naturales’. Según la inevitable enciclopedia, “Gaudí evolucionó de un primer proyecto neogótico hacia un estilo personal, orgánico, inspirado en las formas de la naturaleza: para librarse de los contrafuertes góticos ideó el uso de columnas en forma de tronco de árbol, que permiten descargar el peso de las cubiertas directamente en el suelo, solución práctica a la vez que estética, ya que convierte el interior de las naves del templo en un espacio orgánico que semeja un bosque”.

Oh là lá, les anarchistes

Como corresponde a un chupacirios de manual, la peripecia laboral de Antoni Gaudí Cornet fue exactamente la que le ordenó el Vaticano: cuando llega a Barcelona, Gaudí contacta con Salvador Pagès, que es un anarco-disidente que fundó la Cooperativa Obrera de Mataró. La propaganda vaticana propala que fue “la primera fábrica propiedad de sus obreros de la península Ibérica”. Falso. Pero si analizamos con lupa cómo estaba el movimiento proletario a principios del siglo XX, no terminaremos nunca. Por ahora, bástenos conocer que Gaudí se apuntó al Movimiento Cooperativista, una entelequia amada por los curas progresistas-pero-no-mucho. Para demostrar que Gaudí era un proletario de corazón, se aduce que introdujo en el TESG una escultura en la que un albañil maneja un capazo de esparto –hoy, de caucho-, típico adminículo para hacer la pasta. No comment.

En puridad y -excepcionalmente- copiamos a un beatorro que, de paso, califica a Gaudí como “católico y nacionalista”: “Gaudí es uno de los adalides de la reacción ideológica propugnada por figuras como el obispo Torras i Bages, aglutinada en torno a instituciones como el Círculo Artístico de Sant Lluc y financiada por mecenas a mitad de camino entre el empresario bucanero y el místico de salón, como su gran valedor, Eusebio Güell i Bacigalupi. Es un movimiento en el que se entremezclan el rechazo a la contaminación laica, socialista y anarquista de las masas urbanas con la voluntad de regenerarlas a través de un orden social jerárquico, milenarista y paternalista. La concreción arquitectónica y urbanística de esa ideología es la redención de la ciudad moderna a través de la cohesión propia de la sociedad medieval y cristiana, y en la primacía de la religión a través de templos, hospitales, escuelas y centros benéficos que difundan un mensaje social católico adaptado a las nuevas masas urbanas”.

El Vaticano lleva un siglo emborronando la historia del proletariado en la Catalunya de principios del siglo XX. El pistoletazo de salida lo dio León XIII al instruir al Globo terráqueo con su encíclica Rerum Novarum (1891, el año anterior al primer TESG) sobre la situación de los obreros. En ella, el Sumo Pontífice escribe lo que sabíamos que escribiría: el obrero es bueno si obedece a los curas y malo perversísimo si osa dudar de que exista la “doctrina social de la Iglesia”. Gracias a este prodigio de oportunista ambigüedad, se instauró la confusión y la división del proletariado gracias, en parte, a la todavía hoy agonizante creación de un súcubo: el anarcocomunismo, quien, so pretexto de menoscabar el modo colectivo –marca de la casa-, terminaría por pasarse al individualismo que ahora sustenta el neoliberalismo.

En 1881, desapareció la Federación Regional Española de la AIT (la Internacional) y se fundó la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE) En 1882-1883, tras una pantomima judicial, en Jerez de la Frontera asesinaron a garrote vil (1984) a siete jornaleros y un maestro anarquistas de la Mano Negra –‘organización’ que sólo existió en las cloacas policiales y en la obsesión del Gobierno por achacársela a la FTRE pero que, por otro lado, dizque preconizó un anarcocomunismo que, artificialmente, todavía languidece. En 1882, la policía de Barcelona/Catalunya tenía registrados a 2.400 anarquistas, de los cuales 852 eran “peligrosos”. En marzo de ese mismo año, en España, La Revista Social tiraba unos 9.000 ejemplares… y 18.000 seis meses después.

Para echar un vistazo al comportamiento en el 1936 de los anarquistas de Barcelona, citaremos a George Orwell (1903-1950), un autor no anarquista: “Por primera vez desde que llegué a Barcelona fui a echar un vistazo a la catedral, un templo moderno y uno de los edificios más espantosos del mundo. Tenía cuatro torres almenadas con forma de botella de vino. A diferencia de la mayoría de las iglesias de Barcelona, no había sufrido daños durante la revolución: la gente decía que la habían conservado por “su valor artístico”. En mi opinión los anarquistas demostraron tener muy mal gusto al no volarla por los aires cuando tuvieron la ocasión, aunque colgaron una bandera negra y roja entre sus torres” (Homenaje a Catalunya, 1938) Cierto certísimo: los ácratas demostraron padecer un nefasto “muy mal gusto”. Y el TESG es “uno de los edificios más espantosos del mundo”.

Más desmanes de los Satanes (cf. supra) Según cree el tosco indocumentado Rodolf Puigdollers, “El 20 de julio de 1936 un grupo anarquista quemó el edificio de las Escuelas de la Sagrada Familia, saqueó el estudio y obrador del arquitecto Gaudí con los apuntes y modelos del templo, quemó el habitáculo de los porteros, hizo grandes destrozos en la cripta y destruyó diversas imágenes del coro de ángeles. En los días y meses siguientes fueron asesinadas diversas personas relacionadas con el templo” –entre ellas Francisco de Paula Parés y Iglesias, presidente de la Junta de Obras. Pero no son varias sino exactamente siete, incluyendo a quintacolumnistas que no tenían relación con el TESG pero que fueron añadidos para hipertrofiar la ‘barbarie rojinegra’.

Además del capazo de albañil, Gaudí introdujo otra escultura mucho más conocida: en el TESG, exactamente en la fachada del Nacimiento, puede verse un altorrelieve que ostenta un título asaz ambicioso: La Tentación del Hombre. Dícese que retrata a un anarquista recibiendo una bomba Orsini directamente del Diablo. Bueno, será… Pero, con Luzbel o con el arcángel Gabriel, es evidente que Gaudí, sus obispos y su equipo, detestaban a los anarquistas.

Año 1882: en Barcelona comienza a construirse la Sagrada Familia.
El obrero, sin ninguna medida de seguridad,
a destajo, pagado con sobras, vigilado… desnudo.
Una estupa budista le alecciona sin éxito.
Un soldado chino se extraña de la docilidad (aparente) del proletariado catalán.

Y tenemos más … ‘Top collages’:
. Magnos eventos del pasado: 5 estampas
. Segunda parte: Diez estampas femíneas en sus collages
· Primera parte: Diez estampas femíneas en sus collages
· Otra serie de collages sobre la reproducción animal y humana

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