Si cierra “Público” es que a Roures no le interesa el medio
Nunca fui amigo de Cáritas, el Domund o de cualquiera de las organizaciones caritativas del estado español. Bajo esa aparente dedicación a los pobres, se justifica una estado represor, injusto y dictatorial, por mucho que se vista de democracia participativa.
En estos días mi correo se llena de mensajes para que “echemos una mano" a “Público”. He respondido a quienes me han enviado tal comunicado con una breve frase: “Ni hablar del peluquín”.
La sombra que se cierne sobre el diario “Público“, por mucho que forme parte del desayuno de bondadosos izquierdistas que antes gastaban su dinero en El País, pero nunca en Mundo Obrero, se debe a razones puramente comerciales. Exactamente las mismas que lograron que el millonario comunista Teodulfo Lagunero se apeara en marcha en su prometido diario La Voz de la Calle, dejando precisamente en la calle a decenas de trabajadores, sin que en la red se produjera un movimiento similar al logrado por los defensores de la gaceta del PSOE.
Lagunero supo que no tendría ni “mijita” de publicidad para su proyecto, base de todas las empresas mediáticas, pertenezcan al sector escrito o audiovisual, por lo que suspendió su proyecto de inmediato. Pero lo supo tarde.
Un semanario humorístico, en pleno franquismo, sobrevivió sin ella. Como bien decía Álvaro de la Iglesia en La Codorniz “Donde no hay publicidad, resplandece la verdad”. Diarios o semanarios de izquierda (“Liberación”, “El Independiente”, “Triunfo”, “La Calle”, “El Papus”…) tuvieron que callar ante el acoso de la extrema derecha o por los gastos que genera una plantilla (personal fijo y colaborador), edición, distribución, etc. etc. En ninguno de los casos escuché o leí tantos reclamos a la solidaridad como con el diario referido.
Mi solidaridad, en todo caso es para los trabajadores, a quienes no se salva de la quema por comprar el diario favorito del PSOE.
Que no cuenten conmigo para adquirir un medio que manipula y miente sobre Cuba, Venezuela, China, Bolivia, Libia, Siria, y demás naciones molestas para los empresarios como Roures, un potentado con el dinero suficiente para mantenerlo vivo si le diera la real gana. Y para colmo, siendo como es, una plataforma dedicada a disculpar o glorificar a un partido que, diciéndose de izquierda, llega hoy a la solemne estupidez de someterse a la cirugía estética prometiendo rectificar una política miserable desde todos los puntos de vista (terrorismo de estado incluido) puesta en marcha en 1983.
Jaime Roures posee un imperio mediático que le proporciona a él y a sus socios unos jugosos dividendos, de los que podría desviar alguna cantidad para cubrir unas supuestas pérdidas en otra área, que en en conjunto global no deben ser tantas, aunque se haya hermanado con la competencia (Antena-3) para aguantar una crisis capitalista de la que él mismo es juez y parte.
No acostumbro a caer en las trampas del pobre empresario de izquierdas necesitado de que “nuestro diario” se salve del naufragio, mientras en las emisoras de TV de su propiedad se comete toda suerte de felonías periodísticas.
Si en “Público” escriben Frabetti, Rosa, Serrano, Navarro, me parece de perlas. Pero ninguno de ellos va a ir al paro por la posible desaparición del medio, ni la sociedad pierde otra cosa que una plataforma pensada para hacer un estupendo negocio “obsequiándote” en determinados días y por 2,50 euros, libros y películas que figuran desde hace años en las estanterías de cualquier persona culta y de talante progresista.
Roures: a otro perro con ese hueso.
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“Público” y la necesidad de un diario de izquierda.
* http://tenacarlos.wordpress.com/
Nota de redacción:
No se puede olvidar que en este país han cerrado por decreto diarios como Egin y Egunkaria ¿Qué voces hubo entonces?
A otros proyectos los empujaron por la “borda” como Liberación o El Independiente… ¿Qué voces hubo entonces?