Solidaridad con La Martinica: Acabar con la explotación y la represión
Por Acacio Puig*
“Una civilización que se muestra incapaz de resolver los problemas que suscita su funcionamiento es una civilización decadente. Una civilización que escoge cerrar los ojos ante sus problemas más cruciales, es una civilización herida. Una civilización que le hace trampas a sus principios, es una civilización moribunda”. (Aimé Cesaire)
Los acontecimientos de la última semana han puesto en primer plano el catastrófico expolio de La Martinica, Territorio de Ultramar francés desde 1948, fecha en que dejaba formalmente atrás el período de isla colonizada pero para seguir siendo una región dependiente y empobrecida, una región discriminada y poscolonial.
Presa de una economía terciarizada (84% servicios, 13% industria, 3% agricultura y pesca) La Martinica está devastada por la agricultura intensiva y el turismo y sus menos de 400.000 habitantes viven en carne propia la discriminación y la profunda brecha social que aplasta a ese 80% de población de origen “no europeo” y en la que más de un cuarto de habitantes sobreviven bajo el umbral de pobreza.
Las últimas elecciones legislativas se caracterizaron por la escasa participación (33%) aunque los resultados fueron muy favorables a la Izquierda: tres de los nuevos diputados a la Asamblea Nacional pertenecen al Nuevo Frente Popular (Jiovanny William, Marcellin Nadeau y Jean-Philippe Nilor) y Béatrice Bellay fue también elegida (en la lista específica y diferenciada del PS). A la Martinica correspondía elegir 4 diputados y las derechas no obtuvieron ningún escaño. Esperemos impacto de sus exigencias en la Asamblea Nacional en la sesión del 1º de octubre.
Hace unos días, Jean Luc Mélenchon pronunciaba un llamamiento de urgencia y alertaba a la necesaria Solidaridad Activa con la Martinica, manifestando su apoyo incondicional a las movilizaciones y a los llamamientos sindicales de CGTM, organización martiniquesa de CGT y denunciando la respuesta autoritaria del gobierno en funciones, emplazando al siniestro Ratailleau -el nuevo ministro de Interior- a rectificar el envío antidisturbios CRS (Cuerpos Republicanos de Seguridad) de triste memoria en La Martinica desde la sangrienta represión que ejerció ese cuerpo en 1958. Desde aquel año, los CRS nunca habían vuelto a operar en la isla.
Mélenchon repasa en su llamamiento el escándalo que supone el que los precios de la alimentación sean un 40% más alto que en “la Francia interior”, que los de telefonía (Telecom) sean un 37% superior, los relacionados con salud un 3%… y que alimentos básicos como la barra de pan sea 7 veces más cara que en “el Hexágono” y la botella de agua que en Francia cuesta 3 euros, cueste 9.40 euros en La Martinica (donde el agua potable es muy escasa por la prolongada contaminación de suelos y acuíferos como consecuencia del brutal uso de pesticidas muy tóxicos por la agroindustria).
Por su parte el sindicato GGTM levanta acta de la extensión de la solidaridad entre trabajadores del taxi, de camioneros (SMT), de trabajadores de la Función Pública y de trabajadores de los sectores portuarios y aeropuertos… e inicia el debate en Asambleas de base sobre la pertinencia de una convocatoria de una Huelga Indefinida.
En lo fundamental las exigencias vindicativas que avanza CGTM se corresponden con las inscritas en el Programa electoral del NFP (subida del SMIC, sincronización de precios e inflación, control de precios de primera necesidad, reducción edad de jubilación y aumento de cuantía de las pensiones…) y es que como escribía Aimé Cesaire, diputado comunista y enorme poeta de la descolonización: “Una civilización que se muestra incapaz de resolver los problemas que suscita su funcionamiento es una civilización decadente”…(y hay que revolucionarla).
* Artista plástico. Militante de la izquierda revolucionaria, represaliado por el franquismo, activista memorialista de la Asociación “En Medio de Abril”. Miembro del Colectivo LoQueSomos
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