Una conferencia de dudosa calidad histórica
Cristina Calandre Hoenigsfeld. LQS. Julio 2019
Una conferencia extraordinaria en los cursos de El Escorial, de dudosa calidad histórica.
Dentro de los cursos de verano de la Universidad Complutense de Madrid, en el Escorial, coordinados por el profesor Álvarez Junco, tuvo lugar una Conferencia Extraordinaria, “Revista de Occidente. Las industrias culturales de Ortega” a cargo del profesor Fernando Rodríguez Lafuente en el Aula Magna, el miércoles 10 de Julio (1).
Como esta actividad era de libre asistencia fui, pues tengo la colección de la Revista de Occidente (no completa) y me interesaba oír que decía.
El profesor Rodríguez habló poco de dicha prestigiosa revista y sí mucho de la Residencia de Estudiantes y de la estrecha relación de ambas instituciones. Se puso a alabar a personas como la catedrática Mercedes Cabrera Calvo Sotelo (la gran especialista en la familia Urgoiti y el periódico El Sol), de Juan Pablo Fusi, de Juan Carlos Mainer y su gran prestigio, de Santos Julià, el gran historiador de la II República, y el gran maestro, del Opus Dei, Cacho Viu y otros por el estilo. Tuvo cuidado en no incluir en sus alabanzas a José García Velasco y Alicia Gómez Navarro, directores de la Residencia de Estudiantes, ¡que hábil!
Todo ello me fue enfureciendo y fui la primera en intervenir en el turno de preguntas, que en mi caso fueron acusaciones, ya que de nuevo veía cómo se manipulaba la historia de la II República por los intelectuales supuestamente progresistas.
1. Mercedes Cabrera Calvo Sotelo, pertenece desde hace más de treinta años a la Fundación Residencia de Estudiantes y conoce perfectamente que en dicha Institución, durante la guerra civil española, estuvo un Hospital de Carabineros que dirigió el eminente cardiólogo doctor Luis Calandre Ibáñez, en donde se curó a cientos de milicianos de una epidemia de malaria y donde se construyó un búnker para protegerlos de las bombas nazi fascistas. Ella es cómplice de la ocultación desde hace 30 años de la historia del hospital y de la destrucción de su refugio antiaéreo. Y sabiendo tanto de la familia Urgoiti, ocultó que uno de los hijos del empresario, el medico Nicolás, trabajo en dicho Hospital defendiendo la legalidad republicana.
2. El profesor Juan Pablo Fusi, otro de los asiduos de la Fundación Ortega Marañón, también es miembro del Patronato de la Residencia de Estudiantes y cuando dirigió la Tesis Doctoral de Álvaro Ribagorda, que fue presentada en la propia fundación Ortega, ocultaron lo del Hospital, lo del refugio antiaéreo y algunas cosas más, como la existencia de la Junta Para Ampliación de Estudios (JAE) hasta 1939, como comprobamos en su discurso con motivo del premio Blanquerna que dio la Generalitat de Cataluña a la Residencia, que fue representada por el exministro de interior Jorge Fernández Díaz.
3. El profesor Juan Carlos Mainer, gran colaborador de la Residencia de Estudiantes, nunca dijo lo que allí había y lo que se hizo para destruirlo. Siempre escribiendo y hablando de García Lorca, Buñuel y Dali, como si en la Residencia no hubiera existido también un grupo importante de laboratorios científicos, dirigidos por los eminentes doctores Negrín, Calandre, Pío del Río Ortega y otros, algunos de ellos escribían sobre arte, como Luis Calandre, que publico la editorial del Patrimonio de la Republica, el primer libro sobre el Palacio del Pardo, en 1934. Parece que esto a Mainer no le intereso.
4. El profesor Santos Julià, también perteneciente al grupo de asiduos a la Residencia, siempre les apoyó en su gestión, contra viento y marea, hace poco presentó las memorias, publicadas por la Residencia, de Alberto Jiménez Fraud, su presidente.
La Fundación Ortega-Marañón, funciona como un lobby “liberal”, que tiene a todos los anteriores en su plantilla y siempre que pueden insiste en decir que tanto Ortega, como Marañón, estuvieron muy vinculados a la Residencia de Estudiantes y a la Junta Para Ampliación de Estudios (2) cuando su papel en ellas fue marginal.
Así, en el número 14 del año 2007 de la revista “Circunstancia”, que también depende de la Fundación Ortega, con motivo del centenario de la JAE, año 2007, dieron por legal el decreto franquista de 19 de mayo de 1938 que supuestamente disolvía a dicha institución, que funcionó toda la guerra en los territorios republicanos hasta abril de 1939.
Todos los artículos lo obvian, desde el de Sánchez Ron al de Ribagorda ó el de José María López y Elvira Ontañón (3).
Mi intervención le fue alterando a Fernando Rodríguez Lafuente que intento cortarme en varias ocasiones, y que se enfureció, cuando dije que en la Fundación Ortega hay una placa mal puesta (del Ayuntamiento de Madrid), pues aunque es en honor de la directora de la Residencia de Señoritas que estuvo en ese edifico de la Ortega, dirigido por María de Maeztu y a la Residencia de Señoritas, pone la fecha de 1915-1936, siendo lo correcto poner para la Residencia 1939. Me contestó que entonces tendrían que poner dos placas, a lo que le dije que sí, que eran cosas diferentes y que ya había protestado por ello al Ayuntamiento (4).
María de Maeztu, sí se fue en 1936, al comienzo de la GCE, pero el doctor Luis Calandre Ibáñez, Subdelegado de la Junta para Ampliación de Estudios, se quedó defendiendo la legalidad republicana y su constitución de 1931 y, por las cartas, sabemos que se ocupó de dicha Residencia (que se había trasladado a Valencia) junto a la contable Calvillo. Por todo ello fue duramente represaliado por los franquistas, tres consejos de guerra, con multa, cárcel y depuración.
Notas:
1.- Conferencia Extraordinaria: Revista de Occidente. Las industrias culturales de Ortega
2.- Presentación del número 355 de Revista de Occidente: Ortega en el centenario de la Residencia de Estudiantes
3.- Circunstancia, número 14. Revista de ciencias sociales del Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset
4.- El Ayuntamiento recuerda a María de Maeztu
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