Una distinción entre izquierda marxista e izquierda no marxista
Una de las distinciones entre los marxistas y no marxistas de izquierda es la siguiente: mientras la izquierda no marxista suele reclamar una superioridad moral sobre la derecha, los marxistas enfocamos las cosas desde otro punto de vista.
Para nosotros, el problema no es que los conservadores y los capitalistas sean malos, mentirosos o estúpidos, aunque algunos lo son (y mucho). Para nosotros, la inmoralidad es un atributo, no tanto de los agentes individuales, sino del propio sistema capitalista.
Tomemos como ejemplo la explotación. Esta, dice Marx, no se produce porque los capitalistas individuales sean malos o codiciosos, sino porque las fuerzas de la competencia no les deja otra salida.
El capital se desentiende, por norma general, del bienestar social de los explotados, salvo que legalmente se vea obligado a hacer concesiones. Pero para entender esta conducta, hay que ver las cosas en conjunto. Sólo así nos podemos dar cuenta que las conductas perjudiciales para la mayoría no dependen de la voluntad del capitalista individual. La libre competencia pone de manifiesto las leyes inmanentes de la producción capitalista y estas leyes actúan coercitivamente sobre cada capitalista individual.
Desde esta perspectiva, el problema no es que los empresarios y sus teóricos derechistas no tengan un código moral. El problema es más bien lo contrario: quieren dar lecciones de moralidad pero olvidan que su conducta es una expresión de la inmoralidad capitalista.
Ahora, por ejemplo, hay quien hace un llamamiento para que los empresarios moderen sus beneficios y voluntariamente apuesten por la creación de empleo. Pero estas llamadas ignoran el hecho de que las empresas que apuesten individualmente para contratar más personas, en lugar de despedir y atornillar más a su plantilla, sufrirán una desventaja competitiva frente a las que no lo hacen. El capitalista individual no se puede desprender, a su antojo, de la rueda de la competencia capitalista. No es casual, que la ideología neoliberal que justifica el capitalismo actual, tengan un interés especial a elevar a la condición de norma moral, las políticas laborales tendentes a rebajar salarios y precarizar el trabajo, e incluso lo hace con la evasión fiscal.
Alguien me podrá objetar, que son las políticas de austeridad las que ahora están dañando a la gente. Eso es verdad. Pero en simplificar las cosas de esta manera se omiten dos aspectos. En primer lugar, las políticas de austeridad no se están aplicando porque se quiere hacer daño a la gente, sino porque sus promotores creen que serán beneficiosas para los grandes capitalistas.
En segundo lugar, la austeridad no es la única – ni la más importante – causa de nuestros males. El capitalismo ya estaba enfermo antes. En este sentido, hablar sólo de "austericidio" es hacer un favor al sistema capitalista y desviar la atención de sus deficiencias sistémicas.