Una reflexión sobre el éxito de Podemos

Una reflexión sobre el éxito de Podemos

Las recientes elecciones europeas han beneficiado principalmente a la izquierda en una serie de países deudores golpeados por la austeridad. Grecia y España son los ejemplos más notables.

Si bien algunas formaciones clásicas de la izquierda han conseguido un resultado nada despreciable, los más favorecidos han sido algunas organizaciones relativamente nuevas que de pronto se han catapultado. Podemos es el ejemplo más claro, aunque en cierta medida también lo es Syriza, que en las elecciones anteriores tuvo un resultado mucho más modesto.

No se puede obviar que la descomposición de los partidos socialdemócratas de toda la vida es una tendencia que se ha acelerado en estos países debido a su complicidad con las políticas capitalistas y con la aplicación reciente de las medidas de austeridad. Esto ha abierto un gran espacio por el que los grupos pequeños y frágiles logran penetrar.

Las nuevas formaciones emergentes, expresan una cierta oposición al "bloque de poder", como se puede ver con sus consignas y eso suele tener éxito cuando tanto conservadores como socialdemócratas están en connivencia en la aplicación de la austeridad, como ocurre ahora mismo en Grecia y España.

El mensaje de estas organizaciones está, por tanto, ligado al malestar de su base popular que es mucho más amplia que la de los movimientos sociales. De hecho, esta es una característica que ya se puso de manifiesto en los movimientos de protesta globales, que superaron con creces a las organizaciones sociales existentes en aquel  momento y lograron incorporar a sectores que hasta entonces era difícil de movilizar.

Estas formaciones políticas emergentes tienden a ser críticas con la Unión Europea si bien lo hacen con cierta ambigüedad: desafían  la UE , pero no proponen abiertamente la ruptura. Con ello conectan con una situación de tránsito en la percepción que la mayoría tiene sobre este asunto. Ahora la gente  abandona el papanatismo de antaño para abrazar la conclusión de que la UE en lugar de ayudar a resolver los problemas los agrava.
Hay un último elemento a tener en cuenta: el uso de los redes sociales como herramienta para conectar con la ciudadanía. Ahora bien, la eficiencia de estas redes no hubiera sido tan efectiva de no estar acompañada de una excepcional promoción mediática, de la que por lo general, la gente de izquierdas no suele disfrutar.

Si bien debemos observar este fenómeno con cierta simpatía, no podemos dejar de lado que, de una u otra manera pone de manifiesto, la situación de deformación y debilidad de las organizaciones más vinculadas con la clase obrera. Mientras la solidaridad obrera se desvanecía, la crisis económica provocaba una pérdida de derechos  entre amplios sectores de la población. Esto hace que la gente sea más propensa a moverse y unirse fuera de sus centros de trabajo. De ahí que una vez llegan las elecciones, muchos acaben alineándose  con aquellos que de una u otra forma emergen como expresión de esta nueva forma de protesta social.

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