Yo hablo, tu te ríes, ellos sufren
Cuesta menos mofarse que reflexionar.
Si muchos de los que se ríen de los animalistas y de sus pretensiones tuviesen la decencia y el valor de ver el documental Earthlings realizado en 2005, igual esa ancha sonrisa les devenía en rictus de amargura. De las lágrimas producto de las carcajadas al llanto provocado por el dolor a veces sólo existe un paso, un simple paso: el saber. Pero sin embargo qué sencillo es hacer humor del sufrimiento que se ignora y qué fácil desdeñar la posibilidad de conocerlo cuando son otros los que lo padecen.
Sí, tal vez seamos el objeto de vuestras bromas y las palabras que pronunciamos os sirvan para elaborar chascarrillos con los que pasar un buen rato, pero pensad que no son tales burlas las que nos afectan, sino el analfabetismo que os retrotrae al yerro, al escarnio o a la condena que nacen de un oscurantismo escogido como filosofía de vida. No constituimos nosotros, miembros de vuestra misma especie, las verdaderas víctimas, y las que sí lo son, creedme, permanecen ajenas a vuestra socarronería. Si lo analizáis podréis entender que siendo origen también os habéis convertido en objeto de esas bufonadas que no hablan más que de vuestras propias limitaciones.
Así es, señoras y señores tan sonrientes cuando nos escucháis hablar de ruedos, zoológicos, circos, laboratorios o mataderos: ese desprecio chancero que nace de idéntico lugar que las coartadas morales, la inconsciencia, tal vez desaparecería con unas pocas lecciones de realidad para dejar paso a la reflexión por un descubrimiento traumático, aquel se corresponde con la verdad y no con una ocultación que no desvirtúa la sustantividad, sólo la esconde miserable y cobardemente.
Un escepticismo y despreocupación similares que alimentaban el negacionismo habitaron en muchas mentes bienpensantes acerca del exterminio nazi, hasta que se difundieron las imágenes que los soldados estadounidenses grabaron en los campos de concentración al finalizar la Guerra. ¿A cuántos no se les atragantó en ese instante su flema del pasado y la palabra "exageración" tantas veces utilizada?
Un título contiene no la única, pero sí una muy buena respuesta a esa actitud: Earthlings. Son sólo 95 minutos de su vida los que tendrían que dedicar a ver qué ocurre con la de otros, pero claro, esta vez se trata de animales no humanos, y estar dispuestos a pasar un mal rato en aras de la justicia o tener que analizar su conducta por algo que jamás le podrá ocurrir, supongo que es pedir demasiada ética y coraje. Y ahora, si así lo prefieren, siga riéndose del movimiento animalista, que les juro que algunos seremos capaces de continuar llorando y luchando a la vez por los que ustedes ni ven, en una batalla que no sólo pretende liberar a los animales, sino también al ser humano de esa tendencia a la explotación, al sometimiento y la violencia sobre terceros de la que ha hecho gala durante toda su historia. Aunque para algunos fuese ayer y sea hoy motivo de tanta guasa.