Kéfir de agua, un revitalizante refresco

Kéfir de agua, un revitalizante refresco

Ernesto Rodrigo*. LQS. Agosto 2017

Bien fermentado, el Kéfir de Agua, es una deliciosa bebida gasificada de manera natural, con un rico sabor, que bien fresquito, puede poner en jaque a cualquier buena cerveza artesana

Un fermentado que podemos preparar en casa

El Kéfir de agua es hermano del de leche, solo que se desarrolla en otro medio, el agua, en vez de leche. Al igual que en la Levadura Madre que usamos para hacer nuestro Pan, en el Kéfir de agua dominan los lactobacilos que no son más que bacterias y levaduras lácticas (como las del yogur) que si las hacemos llegar a nuestro organismo -a través del estómago- nos aportarán un montón de beneficios como regenerar nuestra flora intestinal; nos remineralizan, aportándonos los minerales de la panela, frutas frescas y deshidratadas que los lactobacilos han absorbido en la fermentación; es una bebida baja en calorías y azúcar, ya que la fructosa y sacarosa que aporta la panela es usada como alimento por las levaduras de manera que si mantenemos al menos dos días fuera de la nevera y un tercero dentro -mejor dos-, la casi totalidad de los azúcares disueltos habrán sido absorbidos en la fermentación; una vez llegan a nuestro intestino, los lactobacilos liberan pequeñas cadenas de aminoácidos que son capaces de estimular el sistema inmunitario y estimular además, la mucosa intestinal con su inmunidad innata.

Estas son sólo algunas de sus bondades, pero tiene más, por lo que vale la pena dedicar unos pocos minutos a su cultivo en casa, tarea fácil y al alcance de tod@s.

Bien fermentado, el Kéfir de Agua, es una deliciosa bebida gasificada de manera natural, con un rico sabor, que bien fresquito, puede poner en jaque a cualquier buena cerveza artesana.

Lo primero es conseguir los nódulos que activaran la fermentación. Si conocéis a alguien que los tenga, que os pase unos pocos para empezar, porque luego se van multiplicando rápidamente. A mí, siempre me los han pasado, pero supongo que habrá alguna manera de cultivarlos desde cero… que desconozco. Es posible encontrarlos en algunos Herbolarios especializados en producto fresco ecológico y por último, también podéis comprarlos por internet.

El primer día, lavaremos los nódulos que hayamos conseguido y los meteremos en un tarro de cristal limpio. Los lavaremos ligeramente en un colador con agua de manantial, sin cloro, declorada o de botella, igual que pasa cuando hacemos el Pan Integral con Levadura Madre, para no matar muchas levaduras inútilmente que se alborotan sólo de pensar en el trabajo que les espera y que con el cloro morirían. No estarán solos en el tarro, porque enseguida les acompañará la Panela (dos cucharadas soperas colmadas por litro), unos trozos de limón fresco ecológico, pasas, orejones o higos (los negros le dan un punto rojizo precioso) y por último lo llenaremos de agua de manantial dejando un par de dedos de aire. Lo removemos, cerramos y dejamos encima del banco de la cocina.

A las pocas horas, ya es evidente la fermentación. Podremos ver como suben y bajan los nódulos, así como los trozos de frutas ecológicas deshidratadas llevadas en volandas por cantidades ingentes de pequeñas burbujitas que las envuelven. Así lo tendremos 48 horas, más o menos,  fuera de la nevera y podemos abrirlo para cotillear y oír el discreto burbujeo. Cuando veamos que empiezan a subir y a bajar los nódulos y trocitos de frutas, podemos jugar poniéndole por detrás una linterna potente y disfrutar del bello espectáculo.

Pasadas las 48 horas, meteremos el tarro en la nevera, donde igual que la levadura madre del Pan, continuará fermentando. Después de un día en la nevera -mejor dos-, ya podemos colarlo y llenar las botellas que guardaremos en la nevera listo para beber. Retiraremos la fruta, separaremos y lavaremos (ligera y suavemente) los nódulos, y ¡volvemos a empezar!.

Os aseguro que vale la pena y si no es por salud, hacerlo porque es algo que podéis hacer y que sustituye a cualquier refresco que saciará vuestra sed y que podréis ofrecerlo a quienes pasen por casa.
Eligiendo ingredientes de calidad, mimando el proceso y llevando salud a nuestra boca, nos mimamos a nosotr@s mism@s, al tiempo que recuperamos nuestra soberanía para decidir lo que comemos. ¡Buen provecho!

* Molino del Villar, Agricultura Sin Venenos y Energías Renovables
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