Sobre unas líneas de Padura
Luis Puicercús “Putxi”. LQSomos. Agosto 2016
Pasaje de la novela “NEBLINA DEL AYER” (1), del cubano Leonardo Padura Fuentes (2).
Interesante texto como base para discutir, reflexionar y/o comentar la situación actual cubana y, en consecuencia, la actitud de los cubanos ante la realidad de su país, los posibles cambios o avances en la realidad de Cuba. Como complemento, lo que he visto y vivido en los últimos cuatro meses.
Quizás no se podría hablar de desencanto, pero sí de desmitificación
Páginas 217 a 221 de la novela:
–¿Te acuerdas cuando cerraron los clubes y los cabarets porque eran antros de perdición y restos del pasado?
–Y para compensar nos mandaron a cortar caña en la zafra del 70. Con tanta azúcar íbamos a salir de un solo golpe del subdesarrollo. Cuatro meses estuve cortando caña, todos los días de Dios.
–A veces me pongo a pensar… ¿Cuántas cosas nos quitaron, nos prohibieron, nos negaron durante tantos años para adelantar el futuro y para que fuéramos mejores?
–Una pila…
–¿Y somos mejores?
–Somos distintos: tenemos tres patas o una sola, no sé bien… Lo peor fue que nos quitaron la posibilidad de vivir al ritmo que vivía la gente en el mundo. Para protegernos…
–¿Sabes lo que más me jode? Que nos quitaron el sueño de poder ir a París con veinte años, que es cuando es bueno ir a París… Ahora se pueden meter a París por el culo y a Bruselas si les queda un hueco.
–¿Qué pasó entonces?
–Que todo el tiempo, todos los días hemos estado viviendo la responsabilidad de un momento histórico. Se empeñaron en obligarnos a ser mejores.
–¿Y por qué hay tantos muchachos ahora que quieren ser rastafaris, rockeros, raperos y hasta musulmanes, se visten como si fueran payasos, se maltratan llenándose de argollas y tatuándose hasta los ojos? ¿Por qué hay tantos metiéndose drogas durísimas, tantos que se vuelven putas, chulos, travestis y usan crucifijos y collares de santería sin creer ni en el coño de su madre? ¿Por qué ay tantos cínicos que juran por una cosa y creen en otra y tantos que nada más viven calculando qué se pueden robar para tener dinero sin trabajar demasiado? ¿Por qué hay tantos que quieren irse de aquí?
–Yo tengo un nombre para eso: cansancio histórico. De tanto vivir lo excepcional, lo histórico, lo trascendente, la gente se cansa y quiere normalidad. Como no la encuentran, la buscan por el camino de la anormalidad. Quieren parecerse a otros y no a ellos mismos, por eso son rastras, raperos o lo que sea y se ponen de drogas hasta aquí. No quieren pertenecer, no quieren ser buenos a la fuerza. Y sobre todo no quieren parecerse a nosotros, que somos sus padres y unos fracasados de mierda…
–Los que más me joden no son ésos. Los que me enferman son los que quieren parecer perfectos, confiables, pero que son todos unos oportunistas de mierda.
–¿Se han puesto a pensar en qué clase de país nos ha tocado vivir? ¿Sí?, ¿no? Pues deberían hacerlo. Éste es un país condenado a la desproporción. El mismo Cristóbal Colón fue el que empezó a joderlo todo, cuando dijo eso de que ésta era la tierra más hermosa y todo lo que le cuelga. Entonces tuvimos la suerte geográfica, histórica, de estar donde estuvimos en el momento que estuvimos, y la dicha o la desgracia de ser como somos y ya ven, hasta hubo una época en que podíamos producir más riquezas de las que necesitaba esta isla y nos creímos ricos. Si eso fuera poco, hemos producido más genios de los que nos correspondían por habitantes y por metros cuadrados y nos creímos más mejores, más inteligente, más fuertes… Esa desproporción es también nuestra peor condena: nos puso en el medio de la historia. Acuérdense de que Martí quería equilibrar el mundo desde aquí, todo el mundo, el mundo entero, como si tuviera en sus manos la cabrona palanca que pedía Arquímedes. Como resultado de eso es que somos tan históricos y, además, no solo nos creemos los mejores, sino que a veces hasta lo somos. Y ahí están las consecuencias… Sentido histórico y mala memoria, indolencia y predestinación, grandeza y levedad, idealismo y pragmatismo, como para equilibrar la carga con virtudes y defectos, ¿no? Pero al final de todo llega el cansancio. El cansancio de ser tan histórico y predestinado.
–Cansancio histórico… La vida nos estaba pasando por todos los lados y para protegernos nos pusieron orejeras, como a los mulos de carga. Nada más debíamos mirar hacia delante y caminar hacia el futuro luminoso que nos esperaba al final de la historia y, claro, no nos podíamos cansar en el camino. El único problema es que el futuro estaba muy lejos y el camino era en pendiente y estaba lleno de sacrificios, prohibiciones, negaciones, privaciones. Mientras más avanzábamos, más se empinaba la pendiente y más lejos se ponía el futuro luminoso que, además, se fue apagando. Al muy cabrón se le acabó la gasolina. A veces creo que nos encandilaron con tanta luz y le pasamos por el lado al futuro sin verlo… Ahora que estamos en la media rueda y nos estamos quedando ciegos, además de calvos y cirróticos, ya no tenemos mucho que ver ni qué buscar.
–Siempre se puede buscar a Dios.
–Nadie nos está cuidando. Estamos totalmente solos.
Notas:
1.- La neblina del ayer
2.- Sobre Leonardo Padura Fuentes
* Miembro de la Asamblea de Redacción de LQSomos. Autor del libro “BRIGADISTAS EN CUBA” (clic aquí), testimonio de la enriquecedora experiencia que supuso su estancia en Cuba durante tres años en el marco de las Brigadas de Trabajo Voluntario.
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