A empalmar a Leonor
Por Arturo del Villar
El Consell Insular de Palma, presidido por Llorenç Galmés, socio del partido que se autoproclama Popular, quiere nombrar hija adoptiva a la princesa Leonor de Borbón, para añadir un título más a los que ya posee por ser hija de tal padre
La idea la lanzó la Hermandad Nazional Monárquica, que tiene ideas tan brillantes como esa a menudo, y en principio fue bien acogida por los partidos dinásticos de la isla, Socialista, Popular y Vox, pero antes de poderla llevar al pleno del próximo día 13, a los socialistas les ha dado vergüenza compartirla, y se han retractado. Y ahí surge el problema, ya que sus votos son necesarios para que sea aprobada, y así está el mercadeo borbónico que arde.
Los borbónidos no aciertan con Palma. Una de las historias más truculentas del terrorífico reinado de Juan Carlos de Borbón y Borbón tiene como protagonista al Ducado de Palma. Será útil recordar su espantosa historia, para quienes la ignoren. Se lo concedió el monarca a su hija la infausta Cristina por el heroico motivo de su boda con el jugador de balonmano de largas manos Iñaki Urdangarin, el 26 de setiembre de 1997. Antiguamente los ducados se obtenían luchando contra los moros invasores, pero en la actualidad se los recibe con demostraciones de júbilo, por lo que es preciso ganarlos de otra manera. La feliz pareja se dedicó al robo con guante blanco, aprovechando la familiaridad con el rey católico, pero tanto y tan desvergonzadamente que un juez no tuvo más remedio que procesar a ambos cómplices para acallar el escándalo con el disimulo pertinente.
Durante el interrogatorio a que fue sometida cortesanamente, la infausta representó el papel de ser tonta del bote e ignorar las actividades de su marido, lo que resultaba creíble en una borbona, por lo que quedó absuelta, y a él lo mandaron a una cárcel de oro en una prisión de mujeres, en la que pasó unas vacaciones gustosas. El de la larga mano firmaba la correspondencia con los amigos con un variante del título nobiliario, como “el duque empalmado”. Cuando accedió al trono Felipe VI no quiso cargar con esa herencia tan podrida, y revocó el Ducado de Palma el 11 de junio de 2015, desempalmando al Iñaki.
Ahora Palma vuelve a relacionarse con la borbonería, nuevamente con un título honorífico, eso que tanto gusta a los monárquicos que no tienen otras preocupaciones más sólidas en las que poner su atención. El motivo aducido por la Hermandad para que Palma adopte como hija a Leonor, por si le falla su madre natural, resulta ser que ha pasado muchos veranos en la isla, en donde su padre okupa ilegalmente el palacio de Marivent, que tiene una historia borbónica.
Fue residencia del pintor Juan de Saridakis, y su viuda, Anunciación Marconi, se lo cedió a la ciudad para que se instalara en él un museo abierto al público con las obras de su marido. Esta condición no se ha cumplido, pero aunque los herederos recurrieron a la Justicia que se administra en nombre del rey, según el primer punto del artículo 117 de la vigente Constitución, el palacio está borbonizado, para uso y disfrute de la familia irreal, motivo suficiente para declarar a Leonor hija adoptiva de Palma, en opinión de los servilones realistas, que los hay. Somos tantos que tiene que haber de todo en este mundo, y lo más abundante es lo malo.
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