Marivent: la ley de la selva borbónica

Marivent: la ley de la selva borbónica

Por Arturo del Villar.

Un Borbón es igual a otro Borbón, porque todos forman parte de la dinastía, llámese Felipe V o Fernando VII o Isabel II o Alfonso XIII o Juan Carlos I. Cambian los nombres, permanecen sus mismas intenciones.

En sus biografías aparecen elementos comunes demostrativos de ser individuos pertenecientes a la colectividad borbónica, dotados de unos genes idénticos, caracterizados por unos rasgos definitorios:

– Se transmiten la locura hereditaria padecida por el iniciador de la dinastía, Felipe V, lo que hace anormales sus reinados.
– Se consideran amos absolutos del país, que trocean creando ducados para festejar a sus parientes o servilones, como el de Palma de Mallorca, por ejemplo.
– Sienten una irrefrenable afición a enriquecerse mediante la utilización de su papel protagonista, para lo que intervienen en las operaciones financieras delictivas realizadas en su reino mediante la obtención de comisiones, destacando los primeros trazados de los ferrocarriles.
– Como herederos del título de reyes católicos concedido a Isabel y Fernando y sus sucesores, protegen a la Iglesia catolicorromana para domesticarla y utilizarla en su beneficio, conculcando los mandamientos de la ley de Dios para que en su reino impere la ley de la selva.

Estos caracteres los hacen despreciables para sus vasallos, que les imponen apodos ridículos, y en dos ocasiones, 1868 y 1931, los han expulsado con intención de anular su dinastía, pero unos militares golpistas en ambos casos la restauraron, privando al pueblo de su libertad. Por eso ahora España es el único lugar en el que siguen reinando los borbones, expulsados de todos los demás países en los que reinaron antes, incluida su Francia de origen.

Como aquí mantienen el poder lo aprovechan absolutamente, por lo que sus vasallos les demuestran un rechazo total de la única manera que pueden hacerlo, mediante manifestaciones. Ellos no se inquietan, y hacen como que no se enteran. Y es posible que sea cierto que no se enteran, puesto que forman la familia irreal, completamente al margen de la realidad de su reino, dedicada solamente a leer los discursos que les facilitan los escribas reales, siempre muy favorables para ellos, y a inaugurar actividades en las que sus edecanes han preparado a unos cuantos vasallos, sobre todo mujeres y niños, para que vitoreen su presencia mientras agitan banderas bicolores de papel. Los gorilas impiden a los detractores acercarse a ellos.

Marivent es del pueblo

Este 3 de agosto de 2023 se ha repetido una protesta pública en Palma de Mallorca, frente al palacio de Marivent, okupado ilegalmente por la familia irreal borbónica. En los jardines, custodiados por las fuerzas brutas policiales, los reyes Felipe y Letizia, junto con la reina decrépita Sofía, ofrecieron una recepción a más de 500 servilones invitados, pertenecientes a la política, el deporte, los negocios y la intelectualidad putrefacta de la isla.

Frente al palacio okupado tuvo lugar una concentración de protesta, convocada por la organización MÉS per Mallorca. Según su secretario general, Jaume Alzamora, “La monarquía es un anacronismo incompatible con un Estado moderno y democrático”, opinión compartida por todas las personas con sentido común, que por eso mismo la rechazan.

Por su parte, el presidente de Recuperem Marivent, Manuel Doménech, tomó la palabra para explicar: “Los partidos de izquierda deberían reivindicar que no seamos súbditos medievales, y han de encargarse de conseguir que podamos disfrutar de todos nuestros derechos.”

El pueblo de Mallorca y de todas las Baleares, así como muchos españoles sin vinculación con las islas, sino con el ansia de libertad, protestamos por la ilegal entrega del palacio que se ha hecho a la familia irreal. Pero el mantenimiento del recinto le cuesta al Govern de las Illes Balears 750.000 euros anuales, para tenerlo preparado para disfrute de la borbonería. Los reyes necesitan un mes al año para descansar con todas las comodidades de su ajetreada vida, inaugurando congresos y recibiendo a comisiones oficiales, con la lectura obligada de los discursos preparados por los escribas reales. El ferragosto madrileño es insoportable para sus delicadas sensibilidades, pese a tener aire acondicionado en su residencia habitual gratis total.

Historia de un expolio

La residencia oficial veraniega de la familia irreal en Mallorca es el Palacio Real de la Almudaina, en donde celebran recepciones y festejos con sus cuchipandas de reglamento. Pero les resulta más cómodo habitar ilegalmente Marivent, sabedores de que nadie osará decirles que lo desalojen por okuparlo indebidamente. Sus fuerzas brutas policiales desalojan violentamente a las familias okupas de los chamizos en que se protegen de los elementos siempre adversos para los pobres, pero no se atreven a entrar en un palacio, y mucho menos si lo okupa la borbonería.

El de Marivent fue terminado de edificar en 1925, por encargo del pintor griego Ioannes Saridakis, que lo convirtió en su residencia y museo particular. Su viuda, Annunziata Marconi, se lo cedió en 1966 a la Diputación Provincial de Mallorca, según la nomenclatura vigente entonces bajo la dictadura fascista, para que lo convirtiese en un museo con el nombre de su marido, abierto al público para que lo visitase como cualquier otra institución de ese género. La Diputación aceptó el regalo, pero en vez de amoldarlo a los términos del contrato, lo que hizo fue regalar el palacio en 1973 a los entonces denominados príncipes de España, Juan Carlos y Sofía, la pareja modelo de matrimonio unido por el sagrado vínculo del sacramento, recibido doblemente por ellos, mediante el rito ortodoxo y el catolicorromano, de manera que nadie puede separarlo, por mucho que se encorine. Eso lo saben hasta en Botsuana.

Fue una cesión ilegal, por no ajustarse a los deseos de la propietaria. Pero esa historia acontecía bajo la dictadura fascista, de modo que no se podía protestar si se quería conservar la vida. Los borbones desde entonces okupan indebidamente el palacio que debía ser museo, sin que nadie se lo haya explicado para que lo abandonasen, si fuera cierto, como repetía tantas veces Juan Carlos de Borbón cuando era rey efectivo antes de serlo decrépito, que en España la Justicia es igual para todos. Para los vasallos, se entiende. Y si no que se lo digan a la infausta Cristina de Borbón, y verán la risa que le entra. A los vasallos nos entra ira, pero nos la aguantamos.

Los borbones son los amos de toda España, y por lo tanto de todo lo que hay en su reino. Por ser borbones disfrutan hereditariamente de lo que quieren en cada momento. Es la ley de la selva, el animal más feroz manda sobre los demás. En este caso lo es el monarca. Y los vasallos, a callar y aguantar, y a pagar impuestos para que ellos vivan a cuerpos de reyes. Lo peor es que la culpa de esta situación no la tienen ellos.

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