Abdicar o no abdicar
Ahora mismo. El “destino en lo universal” del reino falangistopus depende del resultado de una operación quirúrgica. El rey Borbón será operado de una hernia discal el próximo día 3. No creo que sea por trabajar duro cambiando de sitio el mobiliario de la Zarzuela; más bien será debido al desgaste del vaivén de los trajes quitaypón y al esfuerzo de contar billetes con los dedos.
Sin lugar a dudas, del resultado de este lance hospitalario dependerá si abdica y cede el trono a su hijo el príncipe de Asturias. El campechano anda con muletas desde que se rompió la cadera cazando elefantes en dinámica compañía con Corinna zu Sayn-Wittgenstein en Botswana. Por cierto, según Transparency International, ambos países estamos emparejados en nivel de corrupción. Pero ellos son negros; lo suyo es merienda de negros. Aquí somos más finos: comemos macarrones con crema y nata al balonmano.
A mí me gustaría saber si el malogrado elefante macho que fusiló Borbón tenía nombre. El oso borracho de vodka que se cargó Ubú rey en Rumanía se llamaba “Mitrofán” y le gustaban los niños. Lo sacaron de su aldea amodorrado para ponérselo a tiro en el bosque al cazador empedernido. En caso de no haber sido bautizado cuando aún estaba vivo, lo podríamos llamar “Tejero”. Poner nombres a las víctimas es una humana y venerable tradición de los verdugos. Los toros bravos, raigambre y estofado de la Cultura celtibérica, tienen todos su apelativo desde que corretean por los latifundios extremeños de la nobleza terrateniente.
La Primera Transición, todo hay que decirlo, con supositorio parlamentario incluido, les ha dado unos excelentes resultados a ellos. Los seis millones largos de desempleados, los desahuciados y los suicidados de la vida, evidentemente, no pueden decir lo mismo. Pero estamos todos controlados hasta los dientes.
Por todo ello y con toda probabilidad, los poderes fácticos están urdiendo ya una Segunda Transición al estilo español. Entrenemos, pues, las mandíbulas para poder tragar otra rueda de molino de los “expertos juriconsultos”. Todo para el pueblo pero si el pueblo. No sea que se soliviante y se le ocurra pronunciar con insistencia ¡Tercera República!