Alzamiento naZional: sello conmemorativo, ofensa republicana

Cristina Calandre Hoenigsfeld. LQSomos. Agosto 2016
Un homenaje que hago a Luis Calandre Ibáñez , a su libro y a la Republica
En septiembre del año 1961, moría mi abuelo, el eminente cardiólogo, Dr. Luis Calandre Ibáñez, con 71 años., en su casa del número 30 del paseo de la Castellana.
Todavía, un mes antes, en agosto de 1961, tuvo que soportar la humillación de los vencidos republicanos en la guerra de España, como se puede ver en el sello conmemorativo de los 25 años del Alzamiento Nacional, que lleva la tarjeta postal enviada por Rafael Lapesa y su mujer Pilar a Calandre, desde Segovia.
Grandes amigos, Luis Calandre Ibáñez, con Rafael Lapesa, el gran filólogo del Centro de Estudios Históricos, perteneciente a la Junta para Ampliación de Estudios (JAE), durante la Guerra civil española estuvieron defendiendo la legalidad republicana desde la JAE, bajo la Constitución republicana de 1931 y teniendo de secretario a otro gran filólogo, Tomás Navarro Tomás, que nombró en octubre de 1938 subdelegado de la JAE en Madrid a Calandre.
En la tarjeta, que lleva ese infame sello, se hace referencia a la colección de árboles de Luis Calandre –pues mi abuelo sentía devoción por dichos árboles–, llegando incluso a escribir un libro “Árboles” que fue publicado por su familia, tras su muerte, en la editorial Almenara que él había él mismo creado. Se editaron 150 ejemplares y cinco especialmente dedicados a sus cinco nietos.
Durante casi toda su vida vivió Calandre con su familia en su enorme piso del paseo de la Castellana, pues allí se trasladó a vivir en el año 1922, unos pocos años después de casarse con Francisca Díaz de la Cebosa, que había conocido en las excursiones a la sierra de la Institución Libre de Enseñanza.
En dicho piso tenía su prestigiosa consulta, y también una tertulia que hacían los sábados. Cuando se hacía el Desfile de la Victoria, que pasaba todos los años por debajo de su casa, mi abuelo tenía que ausentarse unos días, ya que así lo decretaron las autoridades franquistas, por entender que era un “elemento potencialmente peligroso para la seguridad”.
Aunque yo solo tenía ocho años cuando murió mi abuelo, el haber podido leer y disfrutar del Archivo familiar –que se ha conservado–, me ha ayudado a comprender lo que fueron personajes como Calandre , su educación y posteriormente su vida profesional, y el gran patriotismo con el que llevaron a España a acercarse a Europa, tanto en la ciencia como en la educación y la cultura, y defendieron la legalidad republicana y su Constitución hasta sus últimas consecuencias.
Está claro, que los del Opus Dei y los franquistas no se lo perdonaron hasta el día de hoy. Esperemos que próximamente se haga justicia con su figura, cuando traigamos la III República y su legalidad.