Casi la mitad de la humanidad sufre grave escasez de agua
Por Claudio della Croce*. LQSomos.
El agua provoca guerras, apaga incendios y es clave para la supervivencia humana, pero garantizar el acceso para todos depende en gran medida de mejorar la cooperación, según un nuevo informe emblemático de Naciones Unidas, en vísperas de la Conferencia mundial sobre el Agua de 2023, que se centra en dos temas: las asociaciones y la cooperación
Hemos roto el ciclo del agua, destruido ecosistemas y contaminado las aguas subterráneas, denunció el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en la apertura de la conferencia sobre el agua celebrada por el organismo por primera vez en casi medio siglo, y que reunió a 6 mil 500 participantes entre jefes de Estado y de gobierno, funcionarios y representantes de la sociedad civil, e incluso el actor Matt Damon.
Estamos drenando la sangre vital de la humanidad a través del sobreconsumo vampírico y el uso insostenible y evaporándola a través del calentamiento global, advirtió Guterres, quien recordó que tres de cuatro desastres naturales están relacionados con el agua.
Un informe conjunto realizado por ONU-Agua y la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), advirtió del riesgo inminente de una crisis mundial, debido a que el agua que es insuficiente en muchos lugares, en otros puede ser demasiada o estar contaminada. Además de que casi la mitad de la población mundial sufre escasez grave durante al menos parte del año.
«Urge establecer mecanismos internacionales sólidos para evitar que la crisis mundial del agua se descontrole», declaró la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay. «El agua es nuestro futuro común, y es esencial actuar juntos para compartirla equitativamente y gestionarla de manera sostenible». Según el informe, en el mundo hay dos mil millones de personas que carecen de agua potable y 3.600 millones que no tienen acceso a un saneamiento gestionado de forma segura.
Se prevé que la población urbana mundial que se enfrenta a la escasez de agua se duplique, pasando de 930 millones en 2016 a entre 1.700 y 2.400 millones de personas en 2050. La creciente incidencia de sequías extremas y prolongadas también está afectando a los ecosistemas, con graves consecuencias para las especies animales y vegetales, según el informe sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo.
El informe insiste en que el agua debe gestionarse como un bien común, no como una mercancía. «Considerar el agua como una mercancía o una oportunidad de negocio dejará atrás a aquellos que no pueden acceder o pagar los precios del mercado». La mercantilización del agua «desbaratará la consecución de los Objetivos de Desarrollo y obstaculizará los esfuerzos para resolver la crisis mundial del agua», añadieron los expertos.
«Es hora de poner fin a un enfoque tecnocrático del agua y tener en cuenta las ideas, los conocimientos y las soluciones de los pueblos indígenas y las comunidades locales que entienden los ecosistemas acuáticos locales para garantizar la sostenibilidad de la agenda del agua», afirma el documento.
El agua en el mundo
Al menos dos mil millones de personas beben agua contaminada por excrementos, lo que los expone a cólera, disentería, tifus y polio. Sin olvidar la contaminación de productos farmacéuticos, químicos, pesticidas, microplásticos o nanomateriales. Si no se hace nada, entre 40 y 50 por ciento de la población seguirá sin tener acceso a servicios de saneamiento y cerca de 20-25 por ciento al agua potable, explicó el autor principal del estudio, Richard Connor.
El presidente de Bolivia, Luis Arce, atribuyó la crisis del agua al producto de nuestras formas y sistemas irracionales de consumo y recordó que además de ambiental también es un problema social y económico, directamente relacionado con pobreza, desigualdad y justicia.
La viceprimera ministra de Cuba, Inés María Chapman Waugh, en nombre del Grupo de los 77 y China, pidió mayor financiación internacional, capacitación y transferencia de tecnologías ecológicamente racionales para que los países en desarrollo puedan hacer frente a esta crisis.
El objetivo es alcanzar compromisos concretos para garantizar que en 2030 todo el mundo tenga acceso al agua potable y a servicios sanitarios, objetivos fijados en 2015. En América Latina, la gestión de los recursos hídricos es débil pese a que la extracción por habitante aumentó entre 2000 y 2018, advirtió el informe sin detallar cifras por regiones.
Richard Connor, redactor jefe del informe, declaró que «la incertidumbre va en aumento: si no lo abordamos, se producirá una crisis mundial». Señaló que la creciente escasez que refleja la reducción de la disponibilidad y el aumento de la demanda, desde el crecimiento urbano e industrial hasta la agricultura, que por sí sola consume el 70% del suministro mundial.
En respuesta a las preguntas de los periodistas sobre posibles «guerras del agua» ante una crisis mundial, Connor afirmó que este recurso natural esencial «tiende a conducir a la paz y la cooperación más que al conflicto». Añadió que la creación de asociaciones y la cooperación son fundamentales para hacer realidad los derechos humanos al agua y superar los retos existentes, afirmó.
Reforzar la cooperación trasfronteriza es la principal herramienta para evitar los conflictos y la escalada de tensiones, afirmó, tras indicar que 153 países comparten cerca de 900 ríos, lagos y sistemas acuíferos, y más de la mitad han firmado acuerdos.
El informe cita ejemplos de éxito como el de Monterrey, México, con cuatro millones de habitantes, donde se creó en 2013 el Fondo del Agua para mantener la calidad del líquido, reducir las inundaciones, mejorar la filtración y recuperar hábitats naturales a través de la cofinanciación y la participación de unos 40 actores.
El papa Francisco pidió desde El Vaticano que se ayude a preservar el agua con una mejor gestión de los recursos hídricos del planeta, un bien que se derrocha, escasea y es motivo de guerras.
Johannes Cullmann, asesor científico especial del presidente de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), dijo que «es cuestión de invertir con sensatez».
Aunque los recursos hídricos y la forma en que se gestionan influyen en casi todos los aspectos del desarrollo sostenible, incluidos los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, afirmó que las inversiones actuales deben cuadruplicarse para alcanzar los 600.000 millones a un billón de dólares anuales necesarios para hacer realidad el Objetivo número 6, relativo al acceso universal agua y el saneamiento.
«La cooperación es el corazón del desarrollo sostenible, y el agua es un conector inmensamente poderoso», afirmó. «No debemos negociar el agua; debemos deliberar sobre ella». El agua, después de todo, es un derecho humano, afirmó.
* Economista y docente argentino, investigador asociado al CLAE
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