Colombia: mujeres con la camiseta de la Resolución 1325
Por Fabiola Calvo. LQSomos.
Mujeres víctimas del conflicto, mujeres sobrevivientes, mujeres luchadoras, mujeres que participaron en la guerra o siguen en ella, en el campo o en la ciudad, organizadas o no, campesinas, indígenas, académicas, maestras, periodistas, artistas… todas, todas quieren la paz y el 8 de marzo retumbaro las voces de las colombianas clamando por ese derecho.
La participación de ellas en el proceso de paz entre las Farc-EP y el Gobierno Nacional fue un histórico avance con el sello del enfoque de género, los derechos de las mujeres y poblaciones diversas. No obstante, fue con una subcomisión y no una comisión. ¿Por qué? Recordemos aquella foto en Oslo donde sólo aparecieron los varones de la paz. Esa fue la alerta para el movimiento y la misma cooperación internacional.
Hoy la paz plantea nuevos retos y uno de ellos es la participación paritaria de las mujeres en las diferentes mesas de diálogo y negociación con la mirada de quienes han vivido y padecido estas décadas de confrontación armada, de quienes aspiran a poner en la agenda los derechos conquistados y otros que no hayan sido incluidos.
Colombia no puede estar ajena al cumplimiento de la Resolución 1325 de 2000 de Naciones Unidas, justo porque sigue siendo necesaria la “representación de las mujeres en todos los niveles de decisión para la prevención, manejo, solución de conflictos y procesos de paz”. Además, urge poner fin a la impunidad y cumplir con la protección a las mujeres y las niñas durante el conflicto y después de él.
De tal manera que es el momento de promover y crear un plan de acción que no tiene el país de “Cien años de soledad”, ejercicio en el cual se encuentra empeñada la vicecanciller Laura Gil, hecho que cuenta con el apoyo del movimiento de mujeres. Ángela Cerón, directora de la Alianza Colombiana de Mujeres por la Paz ha dicho en repetidas ocasiones que, según el gobernante de ese entonces, Álvaro Uribe, en este ‘macondo’ “no había conflicto y luego llegó el Presidente Juan Manuel Santos creyendo que con la firma de los nuevos acuerdos se acabaría pronto”. Aquí estamos buscando nuevas salidas.
Es entonces necesario que pongamos de moda la Resolución 1325, tan desconocida como el Capítulo J de la Plataforma de Beijing sobre mujeres y medios de comunicación. La camiseta de la paz la tienen puesta la inmensa mayoría de mujeres, por lo que es es preciso que se refleje en número con su capacidad a cuestas en los espacios donde hoy se dialoga.
En este territorio, cuna de patriotas como Antonia Santos o de poetas como María Mercedes Carranza, las mujeres se juntan en plataformas, asociaciones, grupos, mingas y lanzan su clamor por la paz, y construyen y resignifican lugares, buscan a los desaparecidos y son las que gestionan la salud emocional de sus entornos, aún necesitándola para sí mismas.
Esas voces y esas presencias las vimos en el documental “Cuando las aguas se juntan. Una historia de mujeres y paz”. Cuánta experiencia, saber y valor juntos, cuánta verraquera en estas colombianas para enfrentar los fantasmas y hacer memoria, enterrar a sus muertos y tejer paz.
La embajadora de Suecia en Colombia, Helena Storm antes del ensayo de prensa del documental destacó: “El momento por el que atraviesa Colombia en este momento requiere de la amplificación de las voces de esas mujeres y de sus historias que son el reflejo de la defensa de la vida y son parte de un legado de construcción de paz”.
Es en este deseo de amplificación de las voces de esas mujeres, con el apoyo de Suecia, nace la alianza entre Iniciativa Mujeres por la paz-IMP-, International Media Support -IMS-, el periódico El Espectador y la Red Colombiana de Periodistas con Visión de Género -RCPVG- para que lideresas de diferentes territorios víctimas del conflicto se acercaran a los medios, al periodismo y tomaran algunas herramientas que les permitiera narrar sus propias historias. Pusieron el corazón, escribieron, hicieron catarsis con sus historias que han publicado diferentes medios.
Fue un trabajo para que periodistas cambiaran la lógica vertical de los medios. Con la participación de ellas en consejo de redacción se escogieron los temas, las fuentes y en el proceso en terreno de la nota periodística estuvieron acompañados por las lideresas que luego sintieron reflejada su realidad en las publicaciones hechas por Colombia+20 de El Espectador.
Así mismo se llegó a 75 profesionales de la comunicación y a algunos medios receptivos al llamado en cinco ciudades para sensibilizar sobre el periodismo en clave de género y la Resolución 1325. Fueron posibles cuatro investigaciones periodísticas con los medios…
El Clavo de Cali:
La Oreja Roja de Medellín: “Paz sin sostén”
Público de Bogotá: La Paz Total de Petro sin participación total de mujeres
El medio Comarca de Popayán trabajó en un documental sobre la Casa de la Memoria de Inzá que presentará con bombos y platillos.
No podía cerrar sin invitar al Estado, Gobierno, a los grupos armados de carácter político y a los que no tiene ese estatus, a la sociedad civil, a usted: Ángela, María, Sandra, Bertha, Luis o José. Sí, a usted a que pongamos de moda la camiseta de la paz exigiendo el cumplimiento de la Resolución 1325. Leerla, debatirla teniendo en cuenta la pluralidad y la diversidad de las mujeres para que se lleve a la práctica con un plan de acción.
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@fabicalvoocampo
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