Diálogos con Paqui Maqueda
Redacción. LQS. Abril 2019
Hemos conversado con Paqui Maqueda, autora de “La cuerda”, un relato donde va dando voz a un grupo de personas que caminan un amanecer entre olivares, algunas de ellas, unidas por una cuerda, enfrentan sus últimos momentos de vida. Serán ajusticiadas, sin juicio previo, por el simple hecho de pensar de forma diferente a sus ejecutores. Un trabajo ambientado en la guerra civil.
LoQueSomos: La cuerda es un viaje al interior de 10 personajes que van camino de la muerte, unos como víctimas y otros como asesinos. En un viaje a la muerte, en apenas unos instantes, da tiempo a repasar toda una vida, a tratar de explicarse las razones por las que uno ha llegado a ese punto. Y nadie se engaña, ¿no es así?
Paqui Maqueda: La verdad es que cuando escribí cada personaje intenté ponerme en la piel y en el corazón (más que en la cabeza) de cada uno de los personajes, sobre todo de los que van a ser asesinados. Quise trasmitir en esas voces las sensaciones y emociones que debe sentir una persona cuando sabe que llega la hora de su muerte y más cuando es consciente plenamente de que esa muerte es cruel y llena de sin sentido. Supongo que cuando sabes que ése es tu ultimo camino te agarras a aquellos recuerdos que te tocan el corazón, vas despidiéndote de la vida a través de la mano, de la mirada, en definitiva del camino recorrido con aquellas personas amadas a las que ya no volverás a ver. Por eso nadie se engaña, porque en esos momentos sale lo que verdaderamente has sido, lo que has dejado sembrado.
Solo el miliciano se despide de la vida con esa eterna letanía de maldiciones dirigida a los que se la quitan, sin pensar en nadie concretamente, solo desde la rabia que supone dejar la vida con tantas cosas pendientes de terminar.
Con los dos falangistas que acompañan la cuerda he querido hacer algo similar: explicar sus execrables actos desde la barriga, desde la venganza y la rabia contra el mundo que les puso en situaciones que ninguno de los dos han aceptado. Los dos se rebelan contra sus semejantes, los dos deciden acabar con ellos, como si las personas a las que cada noche asesinan fueran la causa de sus males. Asesinarlos es la solución a tanto dolor acumulado y ninguno de los dos son capaces de enfrentar ese dolor de otra manera que no sea aniquilando y provocando más dolor.
El sacerdote es un personaje sumiso, que está convencido de la labor asignada por su Dios, pero aun así siente dudas y dolor, no comprende a los que acompaña en ese último viaje y en el fondo siente admiración por ellos. Admira al miliciano, que convencido de sus ideas lo desafía, estableciéndose un duelo entre ambos: diría que cada uno va rezando una oración en el sentido de que cada cual va agarrado a su credo.
Y el señorito intenta justificarse, si, desde la soberbia que aun hoy caracteriza a los franquistas. Eso es lo que me interesaba de este personaje: ese orgullo que parece aún tienen pegado a la piel y que les hace creerse victoriosos a pesar del tiempo y de que la verdad de lo acontecido ya es un clamor en cada pueblo, poniendo a cada uno en su sitio.
LQS: Todas las voces de tus personajes se hablan y nos hablan durante ese fatídico recorrido por un olivar, al amanecer, camino del fusilamiento. Excepto uno: el señorito, que habla en tiempo contemporáneo al nuestro y habla a su nieto, tratando inútilmente de justificarse. Es un puente entre los crímenes franquistas, el presente y el futuro. ¿Es el hilo y la esperanza de la memoria histórica recuperada?
PM: Sin duda. Este libro está lleno de guiños, tantos personales como políticos. El personaje del señorito (el abuelo Ramón) nace después de que el nieto de un represor me preguntara si yo podía confirmarle lo que un libro recién publicado en su pueblo decía de la participación en la represión de su abuelo. Se me quedó impregnada la mirada de súplica de un chaval de 16 años que comenzaba a sentir hacia el abuelo sentimientos contradictorios. Pensé reflejar de algún modo la inquietud del nieto y unirla con el movimiento de recuperación de memoria histórica, llena de nietos y bisnietos pero dándole la vuelta: nosotros preguntamos por los asesinados, este nieto, confuso y dolorido también, preguntar por el abuelo que estaba al otro lado, en el bando sublevado, que colaboró con la masacre de sus vecinos y señalaba el camino. Para nosotros no es fácil vivir con esa verdad (y lo digo por propia experiencia)en el corazón pero…y para ellos?.
LQS: El escenario es un pequeño pueblo andaluz. Seguramente en el mundo rural la represión y la exclusión de los perdedores, los republicanos, habrá sido más oscura y más brutal, y el miedo más angustioso. ¿Está viva hoy la reivindicación de la memoria histórica en el ámbito rural? ¿Queda aún mucho miedo y silencio en nuestros pueblos?
PM: La represión en el ámbito rural tuvo unas dimensiones trágicas desconocidas aun hoy, y no solo por las consecuencias en la convivencia del los vecinos del pueblo, sino en la transmisión generacional de ese dolor, muy vivo y presente hoy. Familias enfrentadas, vecinos divididos, asesinos y represores cruzándose día a día con los familiares de las víctimas que debían bajar la cabeza y seguir su camino. Muerte y humillación que de alguna manera se trasmite y se hereda generación tras generación.
En los pueblos, sobre todo los más pequeños, se respira miedo y mucho silencio. Más del que pensamos aquellos que nos dedicamos a difundir la memoria y no vivimos en el ámbito rural. Hace poco estuve presentando mi libro y el documental “El silencio de otros” en un pueblo pequeño de Extremadura y me dejó helada el debate posterior. Había muchos familiares presentes y las intervenciones estaban llenas de dolor por lo ocurrido, de rabia por las personas asesinadas y de impotencia porque después de tantos años, ellos han tenido que amoldarse a una sociedad en la que aun las familias están marcadas como rojas, estigmatizadas como hijos de los vencidos y los vencedores en cambio gozan de beneficios y de un papel preponderante en la vida del pueblo.
Mucho de este dolor e impotencia se canaliza a través de los colectivos y asociaciones de memoria histórica, que han ofrecido a los familiares instrumentos de organización y lucha que transforman ese dolor y mitigan sus devastadoras consecuencias.
LQS: ¿En La cuerda hay personajes reales, hay memoria personal tuya? ¿Es pura ficción?
PM: No, no es pura ficción, hay hechos reales ficcionados por mí. Hay varios personajes reales: el alcalde es Cayetano Roldán, el que fue alcalde de San Fernando, Cádiz. Es mi pequeño homenaje a aquellas corporaciones locales que dieron el paso de estar en las instituciones y que lo pagaron tan caro tras el golpe. Otros personajes reales son Ana Lineros, la niña de Pavón y su asesino, Andrés. Es una historia muy cruel que siempre se ha guardado en la memoria colectiva de los pueblos de la sierra sur de Sevilla. Yo quería que la muerte de Ana fuese recordada más aun, incluyendo su historia en mi relato y que con ella fuese recordado, como no, su asesino.
Y efectivamente en el libro hay memoria personal mía, hay como dije antes, guiños a mi familia y a mi vida. El personaje del padre es un recuerdo a mi bisabuelo Juan Rodríguez Tirado, asesinado en mi pueblo tras el golpe de estado. Y los niños de los que se despide la maestra en su último camino llevan el nombre de mis hermanos, a los que me une el amor y el compromiso en la búsqueda de un mundo mejor. También el nombre de mis padres, modelos para mí de honradez y alegría, dos actitudes fundamentales que intento tener presente en mi vida.
LQS: Mucho de lo que se ha escrito sobre la guerra civil, la postguerra interminable y el franquismo presenta aquellos hechos desgajados del presente, como añejos, neblinosos y remotos, como un círculo ya cerrado por el tiempo. ¿Crees que se ha escrito demasiado, suficiente, o todavía falta mucho de buena literatura por hacer en torno a ese tema?
PM: Esa pregunta la contesta perfectamente el bueno de Isaac Rosa que ha tenido a bien escribir el prólogo del libro, maravilloso y cautivador, que explica muy bien la necesidad de estos relatos, sobre todo en el ámbito local.
El pacto de silencio acontecido tras la transición española tenía el objetivo de presentar los hechos como parte un pasado lejano, lleno de neblina. El movimiento de memoria histórica ha tenido el acierto de explicar que ese pasado hay que conocerlo porque nos sitúa en el presente y nos lanza la futuro. La frase “Porque fueron, somos. Porque somos, serán” explica perfectamente la necesidad de conocer, de escribir y de transmitir estas historia. Porque sin duda con ellas hacemos futuro
LQS: Como activista a favor de la memoria histórica en Andalucía, ¿crees que La cuerda puede ser una contribución a la Verdad, Justicia y Reparación?
PM: Por supuesto. De hecho, ya lo está haciendo. El libro es un magnifico cauce no solo para conocer los hechos sino para debatir sobre la necesidad de cerrar heridas y reparar a las víctimas. En ese sentido, me siento muy orgullosa de haberlo escrito y de que se haya convertido en un instrumento de rebeldía contra el silencio impuesto por los poderosos de este país y en un homenaje a las víctimas y sus familiares.
LQS: Has hecho ya muchas presentaciones en distintos puntos de Andalucía, ¿cuál ha sido la respuesta que han encontrado tu relato y tu esfuerzo personal?
PM: El libro se presentó por primera vez en Sevilla el 14 de diciembre de 2018 y desde entonces lo hemos presentado tres veces más en mi ciudad. El hecho de que me sigan llamando de colectivos memorialistas, de ayuntamientos y librerías de muchas partes del estado para realizar presentaciones es una señal del hambre de MEMORIA que tiene este país. En mis presentaciones muchas veces digo que a mi libro le han salido patas y que va caminando ya solito por la vida…desde diciembre he presentado el libro en 11 ocasiones y tengo dos propuestas para hacer de él obras de teatro. La primera edición del libro se agotó en apenas dos meses y vamos por la segunda reedición.
Mi esfuerzo personal está más que colmado por la cálida acogida del libro. La gente que lo lee llora con las historias desgranas en él, a muchos le remueven las entrañas pero a la vez les llenan de ternura y les hace comprender la necesidad de recuperar esas voces, de reconocerlas y honrarlas.
LQS: ¿Cómo está ahora el trabajo de memoria histórica en Andalucía? ¿Hizo algo el PSOE en sus décadas de gobierno? ¿Ha hecho algo el nuevo gobierno de tripartito? ¿Se ha hecho más difícil la situación?
PM: El PSOE ha dejado en la comunidad andaluza muchos deberes sin hacer: más de 50.000 víctimas en 700 fosas comunes diseminadas por nuestra tierra hablan por sí solas. No son necesarios más argumentos para llenar de vergüenza al gobierno socialista que durante más de 36 años ha gobernado de forma ininterrumpida Andalucía. En este sentido, sería necesaria una autocrítica por parte del aparato de este partido y bajo mi punto de vista, sobran las lamentaciones ante las amenazas de la ultraderecha que ahora nos gobierna.
Estamos a la espera de que comiencen a dar los primeros pasos en relación a la memoria histórica. No ahor, época electoral, en la que no les convienen gestos radicales y contundentes. Esperamos que tras las elecciones la situación se ponga peor y aunque ya han comenzado las agresiones (nos han llamado buscahuesos), aún no han puesto en marcha política públicas que limiten la actual Ley de MH, vigente aun, y la cambien por la Ley de Concordia, ya anunciada.
LQS: ¿Qué esperas de los lectores de La cuerda?
PM: Que lean estas historias con amor y como un acto de rebeldía.
Que difundan el libro y que hablen de cada víctima,
que hagan suya la maestra y la niña de Pavón,
el miliciano y el camarada,
el alcalde y el padre.
Que solo así sus nombres
no serán borrados de la historia.
Me gustaría dejaros un poema que ha escrito un chico joven después de leer La cuerda.
Por el olor a jazmines
de su pelo
en sueños,
Por todos los padres
que acariciaron un sueño
junto a sus hijos,
Por todas las flores
con nombres
de niños,
Por todas
y cada una
de las maldiciones
de cada uno
de los ultimo amaneceres,
Por todas las novias
que antes son compañeras
que novia
Por todas las hijos
que no llegaron
a conocer
los colores del mundo
Por todos los nietos
Que con piernas
temblorosas
se enfrentaron
a sus abuelos
Mila esker,
Por estas
Diez armaduras
Contra el horror.
Iker Moreno
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