El gran disco en directo de la despedida de la Allman Brothers Band
Por Mariano Muniesa
Un álbum en directo sensacional, que recoge los momentos más intensos de la última actuación hace ahora diez años de la Allman Brothers Band en el Beacon Theater de Nueva York. En este artículo recuerdo la efeméride, al mismo tiempo que analizo en profundidad este disco en directo
The Allman Brothers Band, la mítica última noche en Nueva York
En palabras de John Lynskey, historiador residente en el Museo de la Allman Brothers Band en Big House en Macon, Georgia, “el sueño creado por Duane Allman en 1969 se había hecho realidad, había conocido el triunfo y la tragedia, la alegría y la tristeza, floreció y flaqueó, y finalmente perseveró para alcanzar la cima del blues rock. El camino parecía eterno, pero el 28 de octubre de 2014, la Allman Brothers Band decidió que ese para siempre llegaría a su fin en el Beacon Theatre de la ciudad de Nueva York”.
Se acaban de cumplir diez años de aquella ya legendaria jornada en la que una de las formaciones más indiscutiblemente grandes de la historia del rock se despidió de los escenarios después de 35 años dejando detrás una trayectoria brillante como muy pocas en la música popular contemporánea. Para conmemorar este aniversario, este jueves 25 de octubre se ha editado en formato digital en todo el mundo a través de ABB Final Concert, el disco en directo oficial que recoge las grabaciones del show. El 22 de noviembre se lanzará un set de tres discos con un libreto de 16 páginas con notas exclusivas y fotos, que ya se puede pre-reservar en las tiendas on line habituales.
No resultó irrelevante que el acto final de la historia de la Allman Brothers Band tuviera lugar en un recinto tan cargado de historia para ellos como el Beacon Theater de la ciudad de Nueva York. En sus conciertos neoyorquinos a lo largo de toda su historia la banda agotó las entradas 238 veces consecutivas, y a partir de 1989, la actuación anual de los Allman en el Beacon se convirtió en un rito de iniciación en Manhattan.
Aquella noche del 28 de octubre de 2014 se cumplió una vez más la tradición. La formación final en aquel concierto incluía a Gregg Allman (órgano Hammond B-3, piano, guitarra acústica y voz), John Lee “Jaimoe” Johnson (batería), el fallecido Butch Trucks (batería y timbales), Warren Haynes (guitarra principal y slide y voz), Derek Trucks (guitarra principal y slide), Marc Quinones (congas, percusión y voz) y Oteil Burbridge (bajo y voz). “Me uní a la Allman Brothers Band en 1991 y debo reconocer que no tenía idea de en qué me estaba metiendo como percusionista uniendo a dos bateristas en el escenario”, dijo Quinones en un comunicado de prensa. “Después de este último concierto que dimos como Allman Brothers Band, me siento honrado y orgulloso de haber sido parte de una fuerza musical tan histórica como lo fue y es ABB. ¡Amo a la ABB en vivo!”.
Cuando se escucha esta auténtica joya musical, se constata claramente que se sentían jugando en casa y que a pesar de la inmensa emoción que debía desbordarse en ellos siendo conscientes del momento, la música fluye de manera magistral, cuando toca subir el volumen de las guitarras y hacer rock fuerte aquello es un volcán en erupción y cuando hay que mostrar la vena más puramente blues clásica y más lírica transmiten, comunican, sienten y hacen sentir de manera inconmensurable. Ya desde el comienzo, nos regalan una versión fresca de “Mountain Jam” inspirada en Donovan que yo personalmente señalo como uno de los momentos más inspirados de esta grabación.
Técnicamente, la producción es impecable. La separación de sonidos es clara y limpia, con cada instrumento ocupando claramente su propio espacio sonoro, lo cual hace que el disco adquiera una presencia casi propia de un álbum de estudio sin perder nada del alma o la espontaneidad que en sus shows en vivo siempre han entregado generosamente. En cierto modo, se podría argumentar que es un reflejo de lo lejos que ha llegado el grupo artísticamente y dentro del ámbito específico de sus propios instrumentos. Una clase magistral sobre cómo encontrar un ritmo y aprovecharlo hasta el final.
La banda quería para esta ocasión una lista de canciones que fuera un recorrido amplio y representativo de su carrera, rindiendo homenaje a los seis originales (Duane, Gregg, Jaimoe, Butch, Berry Oakley y Dickey Betts) y que también se basara en el vasto catálogo del grupo más allá de la primera mitad de la década de los 70 junto a algunas versiones de otros artistas. Con la aportación de todos, Warren Haynes compiló un programa de tres sets con casi 30 canciones, extraídas de seis álbumes de ABB, junto con tres versiones que reflejaban la trayectoria musical que había tomado el grupo.
Se incluye todo lo un fan querría escuchar de su repertorio, excepto tal vez la gloriosa instrumental “Jessica” de Dickey Betts, tan brillante por su ausencia como su autor. Sin embargo, curiosamente -o tal vez no-, los momentos en los que el septeto se acerca más a hacer arder el teatro no son estándares como “Dreams”, “Don’t Keep Me Wonderin’” o “Ain’t Wastin’ Time No More”, sino momentos como la formidable improvisación sobre “The Other One” de Grateful Dead como coda de “Black Hearted Woman”, que estira a todo el grupo tanto como a Warren Haynes y Derek Trucks, los dos guitarristas demostrando su talento y su virtuosismo en otra de las piezas de Dickey Betts, “Blue Sky”, que, en su mención de “Goin’ to Carolina”, claramente tiene un significado para Haynes, el hijo nativo y líder de Gov’t Mule. Por su parte, Gregg Allman reivindica su genio como músico en “Not My Cross to Bear”, “Midnight Rider” y la clásica versión de Sonny Boy Williamson “One Way Out”. Este segundo set terminó con el memorable instrumental de Betts “In Memory of Elizabeth Reed” intercalado con una improvisación de Trucks, Jaimoe, Quinones y Burbridge.
El tercer set comenzó con una versión de la tierna “Melissa”, otro de los momentos más inspirados del disco y del concierto y contiene entre lo mejor la repetición de “Mountain Jam”, incorporando la canción tradicional “Will the Circle Be Unbroken” en el medio e inevitablemente, a destacar muy especialmente la sensacional versión de “Whipping Post”. A su manera, este blues contemporáneo tiene mucho de significado autobiográfico para ellos, así como por supuesto, la canción que cerró el show y que fue la primera canción que los Allman Brothers originales tocaron juntos: “Trouble No More”, sobre la que Trucks dijo en el escenario: “Vamos a ponerle un broche final a Allman Brothers Band, terminarlo con la canción con la que empezamos”.
Este maratoniano espectáculo terminó en las primeras horas ya de la madrugada del 29 de octubre, aniversario del fallecimiento de Duane Allman. Punto final a una historia maravillosa que deja para la memoria la magia, la sensibilidad y la fuerza de una banda que entre otras muchas cosas, fueron los creadores de todo un género como el Southern Rock, el magma musical en el que nacieron, crecieron y llegaron a lo más alto no solamente ellos, sino sus más aventajados discípulos como Lynyrd Skynyrd, 38 Special, Outlaws o más recientemente The Black Crowes, Screamin´Cheetah Wheelies, Larkin Poe, The Sheepdogs o Blackerry Smoke. Pero con este extraordinario box set, el show nunca tiene por qué terminar realmente, y ese camino puede continuar a lo largo de toda la posteridad. De hecho, continuará.
Comparte este artículo, tus amig@s lo agradecerán…
Mastodon: @LQSomos@nobigtech.es; Bluesky: LQSomos;
Telegram: LoQueSomosWeb; Twitter (X): @LQSomos;
Facebook: LoQueSomos; Instagram: LoQueSomos;