Estamos virando
El Financiero de El Garaje. LQSomos. Enero 2018
Estamos virando lentamente. La situación podría sugerir (los pide, en realidad) cambios más rápidos, pero estos no se producen porque los bancos centrales están aplicando un control férreo y van dosificando sus medidas para evitar males mayores.
El petróleo está alcista, superando los 60 dólares, lo que acabará provocando tensiones inflacionistas.
La inflación subyacente está orientada al alza, poco todavía, pero al alza. Según Draghi, que ha hablado este jueves, 25 de enero, en conferencia de prensa, la economía está mejor que nunca. Todo eso ha sonado a los mercados a subidas de tipos de interés. Por ello, hoy el euro está en niveles de 1,25 dólares, el más alto en mucho tiempo y los bonos y las bolsas han bajado (menos los bancos que necesitan esa subida de tipos). Y los americanos contentos con la bajada del dólar.
Pero como Draghi tiene miedo precisamente a una reacción fuerte de los bonos (que ante este panorama ya estaban a la baja y hoy han bajado en cuanto ha hablado) se ha apresurado en añadir que, de todas formas, en el Banco Central Europeo ni siquiera se han planteado debatir el acabar con los estímulos (compras de bonos, acciones, etc.). Ajuste fino, se llama esto. Un poco de timón a un lado y otro poco al otro, porque, no lo olvidemos, desde del 1 de enero de este año, el BCE ha reducido sus compras mensuales a la mitad.
Naturalmente, la gente normal vive las cosas de otra manera. Ve con horror que los precios suben y suben y los salarios no se mueven. Entonces escucha que el BCE sigue empeñado en que la inflación suba. No parece que la midan de la misma manera que el común de los mortales, que se pregunta “¿Si esto no es inflación, qué va a pasar cuando llegue la que nos promete el BCE?”
La ecuación es muy difícil porque el problema fundamental sigue siendo la enorme cantidad de deuda en circulación. La gestión de las pérdidas de valor de esa deuda en caso (más que probable) de subidas de tipos de interés, es algo así como manejar un enorme portacontenedores en medio de una tormenta perfecta. De ahí los equilibrios de Draghi. Puede que pase la tormenta, pero puede también que se estrelle contra las rocas.
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