Homenaje a José Martí, Apóstol de la Libertad
Arturo del Villar*. LQS. Enero 2018
Este pasado 28 de enero se cumplieron 165 años del nacimiento en La Habana de José Martí, llamado el Apóstol de la Libertad ya en vida, y desde su muerte en 1895 en un enfrentamiento con el Ejército colonial español. Consiste el homenaje en inaugurar en el parque 13 de Marzo de La Habana Vieja, una réplica de la estatua ecuestre de Martí realizada por Anna Hyatt Huntington, colocada en el Central Park de Nueva York desde 1859.
El Apóstol tiene levantadas estatuas en su patria y en muchos otros países. En Madrid cuenta con un monumento en el paseo de La Habana, como una especie de descargo ante la historia, hecho por la metrópoli colonial en desagravio del patriota que dirigió la lucha por la independencia de su patria. La biografía de Martí es un continuo enfrentamiento al colonialismo español. A los 16 años fue encarcelado por primera vez en La Habana, condenado a prisión y destierro, y en 1871 deportado a España, la metrópoli odiada.
No quería quedarse en el país que oprimía a su patria, por lo que empezó una vida de errancia como exiliado político por París, Nueva York, México, Guatemala y por fin La Habana en 1878. Detenido y deportado al año siguiente, se estableció en Nueva York, donde desarrolló una intensa labor literaria, difundida por todo el hemisferio, para reclamar la independencia de la dinastía borbónica, lo mismo que habían he hecho ya todas las colonias americanas, excepto Cuba y Puerto Rico.
Esa circunstancia debiera haber hecho pensar al Gobierno español que es imposible impedir a un pueblo que desee vivir independiente, libre de la tiranía monárquica, pero los políticos son incapaces de pensar. Decían que Cuba era la perla de la corona borbónica, y que formaba parte indisoluble de España El 29 de enero de 1895 firmó la orden de levantamiento contra la metrópoli. El 11 de abril desembarcó en Cuba con el general Máximo Gómez, para ponerse al frente de la insurrección. Hasta que el 19 de mayo una tropa colonial emboscada acabó con su vida, para que empezara su gloria.
Esta historia debiera ser tenida en cuenta por el rey y su Gobierno. Se puede matar a los patriotas que encabezan la lucha por la independencia de su pueblo y aspiran a proclamar la República, pero es imposible asesinar el anhelo de libertad e independencia connatural a los seres humanos, excepto a los fascistas, pero ésos no son humanos. Una nación que impide la celebración pacífica de una votación en el territorio que controla colonialmente, que tiene en el exilio, en la cárcel o en los tribunales de Justicia a los patriotas deseosos de alcanzar pacíficamente la independencia de su patria, se halla sometida a un régimen tiránico, y todos cuantos amamos la libertad tenemos la obligación de denunciarla.
Al final toda la represión ejercida por las fuerzas brutas armadas se volverá contra ellas, y deberán reconocer la independencia que niegan de momento, como sucedió en toda Hispanoamérica. Honor eterno a los luchadores por la independencia de su patria, como José Martí.
* Presidente del Colectivo Republicano Tercer Milenio.
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