Hurgando en el Capital de Marx. Capítulo II
Antoni Puig Solé*. LQSomos. Noviembre 2016
El ciclo del capital productivo
Este ciclo, ejemplifica la repetición del capital productivo, lo que permite observar la renovación de todas las condiciones necesarias para ir produciendo plusvalía. Se representa así:
P … M’-D’-M … P
Lo primero que vemos es que la inversión1, bajo la forma de capital productiva, no se evapora, sino que se regenera permitiendo que el proceso productivo opere una y otra vez, a partir del punto donde antes supuestamente había concluido.
Inicialmente destacan ya dos novedades en comparación con el ciclo del capital-dinero que vimos en el capítulo I:
1. Ahora no es la producción quien intermedia en la circulación, sino al revés. La circulación (M’-D’-M) es un paso ineludible para que la producción (P…P) se reemprenda periódicamente. Las mercancías producidas que ocupan el primer extremo en la circulación son las resultantes del proceso de producción anterior (M’) mientras que las que ocupan el otro extremo, garantizan que el proceso de producción se vuelva a llevar a cabo (medios de producción y fuerza de trabajo). Para unir ambos eslabones, es necesario pasar por el mercado.
2. Por consiguiente, la circulación se presenta ahora bajo la forma opuesta a la del ciclo del capital-dinero. Allí, el dinero era el punto de partida y de llegada, tomando la forma característica de la ecuación del capital y del proceso de valorización (D-M-D’). Ahora la circulación se nos muestra (antes y después de P) como si de circulación mercantil simple se tratara (M-D-M). El dinero intermedia.
3.
Vamos a examinar el proceso, primero en situación de reproducción simple y luego ampliada.
I.- REPRODUCCIÓN SIMPLE
I.1. Transformación de la mercancía en dinero. M’-D’
Para empezar, observaremos cómo M’-D’-M, se mueve dentro de la esfera de la circulación, amurallada por los dos extremos de P… P. Nuestra M’ es el resultado del proceso productivo previo y la M final es el paso ineludible para reemprender el proceso productivo.
P … M’-D’-M … P
Como sabemos: M’ =M+m, y D’ =D+d.
Las mercancías (M’) son capital mercantil. Trasportan un valor surgido del proceso de valorización, con plusvalía incluida (m). De ahí que hablemos de M’, como expresión de un valor superior al capital productivo consumido (P). Para que este valor se monetarice (D’) deben venderse, lo que únicamente puede hacerse en la esfera de la circulación. Una vez allí, la venta de la mercancía producida, constituye la primera fase (M’-D’). La segunda fase, se dará al utilizar el dinero obtenido para comprar otras mercancías.
1ª fase – 2ª fase
M’-D’ – D-M
Cuando analizamos el ciclo de capital-dinero, no se aclaró si D y d, que componen D’, continuaban o no su curso juntas o, por el contrario, emprendían caminos diferentes. Ahora, ya que M’-D’ es el paso previo a D-M, analizaremos, al llegar al último paso (D-M), si d se separa o no de D.
Empezaremos considerando un supuesto de reproducción simple, donde la separación de D y d se produce al completo.
Inicialmente nos encontramos con que el valor de las mercancías producidas (M’) supera al de las mercancías adquiridas posteriormente para rehacer el proceso productivo (M’>M). La plusvalía no se destina a la producción sino que se la apropia el capitalista para su consumo personal.
M’ = 744 + 100 + 156 = 1000 u.f.
D’ = 372 + 50 + 78 = 500 u.m.
I.2. Escisión D, d
En el ejemplo, el dinero (D) que representa el valor del capital, sigue transmutándose en el ciclo del capital productivo. En cambio, la plusvalía convertida ahora en dinero (d), abandona el proceso de valorización para entrar en la circulación general de mercancías, según los ritmos que el capitalista decida.
Por lo general, D y d toman vida emparejadas, dando lugar al capital monetario. El emparejamiento comporta que el primer acto M’ – D’, contenga los dos actos siguientes D – M y d – m. Ambos se pueden representar como dos circulaciones distintas, pero con la forma característica de la circulación mercantil simple, por lo que no muestran diferencias de valor entre los extremos:
• M – D – M ;
• m – d – m
Ahora bien, m-d-m- es circulación mercantil simple, pero su primera fase (m-d) aún queda inserta dentro del proceso general de circulación del capital (M’-D’). Lo que cae fuera de esta circulación, es el tramo d-m. O sea, la separación se puede llevar a cabo una vez la mercancía producida se ha transmutado en dinero (D’). Lo mismo vale para M-D-M. De esto se infiere:
I. Que al dar el paso M’-D’, el valor que en M’ se presentaba bajo la forma de una única suma de mercancía, se vuelve imprescindible.
II. Que al producirse la escisión, D sigue funcionando como valor incorporado en el proceso de valorización preparado ya para transmutarse en capital productivo y d se aparta del proceso de valorización.
III. Cuando d no se separa parcial o totalmente, se mantiene inserta en el proceso de valorización y entonces se produce un variación a la alza en el valor del capital, dando lugar a una situación de reproducción ampliada, que veremos más adelante.
I.3. El valor (d) que al capitalista no le costó nada y sus condicionantes
Tanto m – d- m como M – D – M, pertenecen la circulación de mercancías y forman parte de M’. Por ello, resulta fácil concebirlas como mera producción de mercancías, destinadas a satisfacer necesidades de tal o cual individuo. Esto es lo que hace la economía vulgar y al hacerlo se queda tan ancha. Pero no hay que obviar que m es un valor mercantil que al capitalista no le costó nada y aún así, le pertenece.
Al estar m unida al ciclo del valor de capital, si este ciclo se detiene o se perturba, no sólo se restringe, o cesa por completo, el consumo de m; se restringiría o cesaría también, la colocación de las mercancías que constituyen el sustituto de m y que en este caso, al tratarse de reproducción simple, corresponden a las mercancías que consume el capitalista. Lo mismo ocurre cuando fracasa M’ – D’ o sólo se puede vender una parte de la mercancía producida (M’). No olvidemos que D’ representa la culminación del ciclo del capital que ya vimos en el capítulo I. Si el proceso no culmina adecuadamente, lo que viene a continuación queda transtornado. Lo veremos dentro de poco.
I.4. Mercancía producida y enlace con la producción y el consumo social
Dentro de la circulación genera, M’ se nos presenta como mercancía, pero inserta aún dentro del ciclo del capital: Funciona, pues, como capital mercantil, una figura que adopta y abandona paulatinamente. Una vez esta mercancía queda en manos del comprador, se coloca al margen del circuito del capital, pero como mercancía, suele quedar aún en el ámbito de la circulación al ser adquirida, por ejemplo, por un mayorista o minorista, que la pondrá a la venta. La mercancía sólo se validará definitivamente al ser consumida.
Esta mercancía colocada ya al margen del circuito del capital, pero que, en cierta medida lo seguirá condicionando, puede incluso incorporarse a otro ciclo del capital industrial, como materia prima, materia auxiliar o producto semi elaborado. La circulación mercantil permite enlazar así los ciclos de distintas fracciones autónomas del capital, de la misma manera que permite enlazar los valores de uso producidos con el consumo individual de los mismos.
I.5. D y P desprovistas de plusvalor. D, resultado de un proceso productivo anterior
Al tratarse de reproducción simple, la cuantía de dinero (D) de la segunda fase, coincide con el valor de P del inicio del ciclo e inaugura un nuevo ciclo desprovisto de plusvalía. P inicial es igual a la nueva P que ahora figura al final. M’ y D’ han recorrido todo el ciclo y se han impregnado de plusvalía, pero entran disminuidas en él al convertirse de nuevo en capital productivo (P) donde se transforman en medios de producción (mP) y fuerza de trabajo (fT), manteniendo la misma magnitud de valor que antes.
1. En la forma I el dinero (D) originaba el ciclo, representando la cantidad de valor adelantado. Ahora aparece por primera vez, como una suma de dinero preñada de plusvalía que ve la luz al monetarizar el capital mercantil (M’-D’), o sea, que es resultado de P. Para poder reemprender el ciclo, el capital debe adoptar de nuevo su forma dineraria. Pero el dinero empleado ya no es el dinero originario, sino dinero surgido del proceso de valorización. Es dinero obtenido gracias al trabajo pretérito. Así, por ejemplo, las 50 u.m. destinadas a la remuneración de la fuerza de trabajo, ya no son un adelanto de dinero, sino que son dinero surgido de las mercancías que la misma fuerza de trabajo había producido con anterioridad.
2. El dinero procedente de la venta de la mercancía (M’-D’) cambia dos veces de manos. Al principio, lo acopia el capitalista como vendedor. Luego, éste lo entrega, adoptando la figura de comprador de medios de producción (mP) y de fuerza de trabajo (fT). Primero, la mercancía se transforma en dinero (M’D’). Luego el dinero se transforma de nuevo en mercancía (D-M). El dinero cumple así varias de sus funciones: 1/ Fluye como medio de circulación conforme se efectúan las compras.2/ Actúa como medio de pago, cuando los capitalistas se compran unos a otros y sólo necesitan saldarse periódicamente las diferencias.
3. Pero independientemente de si se emplea como medio de circulación o como medio de pago, el dinero se limita a sustituir unas mercancías (las producidas) por otras (las que permitirán producir). O sea, dentro del proceso de valorización, sólo actúa de mediador para transforma el capital mercantil en capital productivo.
4. M’ debe ser vendida por su valor y en su totalidad. Si no es así, como hemos dicho antes, las cosas se trastocan. Además, M-D-M representa aquí, no sólo la sustitución de una mercancía por otra, sino el mantenimiento de las mismas relaciones de valor. En nuestra representación gráfica, se supone que las cosas van así, pero esto es mucho suponer. Las condiciones de producción se modifican constantemente. En la vida real, por ejemplo, el valor de los medios de producción cambia y cambian también sus capacidades productivas, lo que impacta de lleno sobre el valor de las mercancías. Esta es, precisamente, una de las características generales de la producción capitalista, lo que conlleva que el proceso evolucione de una manera más convulsa de lo que su simple representación gráfica expresa.
I.6. El capital en barbecho. Las ventajas del capital dinerario sobre las otras formas de capital
En el ciclo D…D’ visto en el capítulo I, D es la forma originaria del capital. Esta forma se abandona para tomar la forma de capital productivo (P) al comprar medios de producción y fuerza de trabajo, lo que permite llegar a D’. Ahora, en cambiO, D sólo aparece como forma dineraria autónoma y transitoria de un valor que antes ya tenía M’, una forma que, además, abandona, como ya hacía antes, para transmutarse en capital productivo (P). Pero mientras queda petrificado como dinero, no actúa como capital, ya que entonces no se valoriza. Marx dice que este dinero es capital en barbecho, o sea, capital a la espera de ser “sembrado” y tomar así la forma de capital productivo.
Hemos dicho antes, que D actúa como medio de circulación y de pago. Añadamos que lo hace como medio de circulación del capital. Si su segunda metamorfosis no prospera, esta actuación como capital desaparece definitivamente o de forma temporal, como veremos a continuación.
Sabemos que cuando la mercancía no se vende, el proceso queda obstruido. Si D se estanca, en cierta medida, ocurre lo mismo. La diferencia es que “el barbecho” se puede mantener durante tiempo, sin deterioro o pérdida de valor ya que el dinero quieto no tiene problema para permanecer a la espera de una situación propicia donde entrar de nuevo en el proceso de valorización.
En otras palabras. Cuando el proceso queda interrumpido antes de la venta de las mercancías, es difícil dar a estas mercancías no vendidas otra función distinta a la de su venta y se pueden deteriorar. Con el dinero esto no ocurre: Se le pueden dar otros usos, sin necesidad de comprar medios de producción y fuerza de trabajo.
I.6. La compra de medios de producción y fuerzas de trabajo como condiciones objetivas y subjetivas para la producción de plusvalía
En la parte inicia del ciclo D…D’, la compra de medios de producción y fuerza de trabajo preparaba las condiciones para convertir el capital monetario en capital productivo. En la forma que ahora analizamos, estas compras significan retrotraernos a unas formas que antes el capital ya tuvo, puesto que el punto de inicio ha sido el capital productivo (P). Este retorno permite un nuevo proceso de valorización (P…P).
Hay que recordar que la compra de fuerza de trabajo (D-fT) no es un simple intercambio mercantil. Es la compra de la mercancía que hará posible la plusvalía, de la misma manera de la compra de medios de producción (D-mP) es el paso ineludible para la explotación del trabajo.
La forma explícita de P … M’-D’-M … P es, pues:
I.6. Las crisis de sobreproducción
La transformación de capital dinerario en capital productivo, consiste en una simple compra que acontece en la esfera de la circulación, donde, como sabemos, hay un constante intercambio de mercancías que supuestamente al final se van a consumir. Pero si solamente vemos esto, llegaremos a la conclusión, como hizo Say, de que no puede haber sobreproducción.
El primer anillo de la compra de las mercancías que dan lugar al capital productivo, lo conforma la adquisición de fuerza de trabajo (D-fT). Su finalidad es producir plusvalía.
La operación, para el trabajador, significa vender su propia mercancía (Ft-D ). Con el dinero obtenido, adquiere mercancías para su consumo particular y el de su prole. Todo ello sigue ubicándose en la esfera de la circulación (Ft-D-M).
El acto M’-D’, con el que culmina el ciclo del capital, transforma la mercancía en dinero. Hemos visto que esto no significa la validación definitiva de la mercancía, pues puede permanecer aún en la esfera de la circulación, a la espera de que la compre el consumidor final. El periodo de espera, en principio, no dificulta la continuación del ciclo. Pese a ello, nuevas mercaderías se bombean al mercado. El capital mercantil engorda en los cuellos de botella. Entonces, los capitales más desfavorecidos o saturados buscan salida ofreciendo mercancía a precios bajos. Los comerciantes ven como sus plazos de pago llegan al vencimiento y algunos no cuentan con liquidez para afrontarlos. Se empieza a vender a precios reventados. Hay quiebras.
Esto no significa que la demanda y el consumo hayan menguado. Ni siquiera significa que haya sobreproducción de las mercancías que permiten satisfacer las necesidades de la población mundial. Lo que hay es una sobreproducción de los valores de uso que se pueden vender de forma rentable en el mercado. En otras palabras: Queda abortada la posibilidad de convertir toda la mercancía producida en dinero. Por ello el sistema cae en una crisis.
Al estallar la crisis, el dinero destinado a la compra de medios de producción y fuerza de trabajo, se contrae. Una parte sigue empleándose como antes. Otra se aferra a su condición de dinero y queda en reposo a la espera de que la situación mejore. O sea, se atesora. Ello nos viene a confirmar que el capital dinerario, por sí mismo, únicamente es capaz de desempeñar las funciones clásicas del dinero. Para que este dinero se pueda incrementar debe estar enganchada al ciclo de valorización.
En estas condiciones pues, el dinero de los capitalistas no puede desempeñar su función en la compra y producción de mercancías a todo gas. Se produce un atesoramiento indeseado. El capital monetario se convierte así, de manera involuntaria en este caso, en capital en barbecho.
II. REPRODUCCIÓN A ESCALA AMPLIADA
Las proporciones en las que la producción se puede ampliar no son arbitrarias. Están sometidas a factores técnicos. Esto conlleva que la plusvalía realizada no siempre tenga la dimensión necesaria para poderla transformarse de inmediato en capital productivo. A veces, la inversión exigida es tan enorme que para llevarla a cabo se necesitan varias repeticiones del ciclo del capital dinerario (D…D’). Durante este tiempo, el dinero debe ser atesorado3. La posibilidad de constituir la suma monetaria necesaria que permitirá obtener en un futuro una masa superior de plusvalía, se convierte, en este caso, en la condición que estimula la espera.
Pese a que aquí, separamos la reproducción simple de la ampliada, sabemos que en la vida real se entremezclan: Un parte de la plusvalía se acumula y otra va al consumo de los capitalistas. Sin embargo, para no complicar las cosas, ahora nos centraremos en una situación de reproducción ampliada pura, donde la plusvalía se acumula en su integridad. He ahí la fórmula que lo expresa:
Esta fórmula desemboca en un capital productivo (P’) que comenzará el siguiente ciclo aumentado. Pese a ello, observaremos el nuevo proceso como si tuviéramos P en el punto de partida. Será un proceso más amplio, pero para llegar de nuevo a P’ necesitará recorrer todos los pasos que permiten la extracción de más plusvalía.
Comparemos otra vez los ciclos de capital-dinero (D…D’) con el del capital productivo (P…P’),para ver nuevas diferencias entre ellos:
• D…D’ representa la capacidad del dinero para generar las condiciones que permiten la producción del plusvalía y la apropiación de la misma. Aparece como dinero que engendra dinero. Sin embargo, este resultado no es una virtud misteriosa del dinero o del valor del capital. Para alcanzarlo, antes se tuvo que atravesar la faceta productiva.
• En P…P’, en cambio, el proceso de valorización ya se ha consumado al recorrer la primera fase de la circulación (M’-D’) ya que es en este momento cuando la plusvalía toma su forma monetaria. Este hecho es, precisamente, el que nos situó ante la incógnita de ver qué destino se da a la plusvalía, pudiendo dar lugar a un proceso de reproducción simple o ampliada.
• Por consiguiente, la diferencia entre P y P’ expresa, no que se produjo plusvalía, sino que esta plusvalía se capitalizó. P’ está formada por el valor originario más el valor del capital acumulado. En cambio, si no hay reproducción ampliada, no hay diferencia entre los dos extremos, ya que el valor de la P inicial concuerda con el de la P final (P…P) o sea P=P.
• La D’, que finaliza el ciclo del capital, tiene el mismo valor que la M’ que la precede. Ambas expresan el resultado del proceso de explotación. Se diferencian únicamente porque en el primer caso, es valor en forma de mercancía y en el segundo, es valor en forma de dinero. Pero necesitaron de la forma previa como capital productivo (P), constituida, por una parte, por los elementos objetivos del proceso de trabajo (los medios de producción) y por la otra, por los elementos subjetivos (aquellos que aportan su fuerza de trabajo).
• Al fijar D’ y M’ como D+d y M+m, expresamos sus relaciones con el capital inicial y con la plusvalía, de manera separada. Pero la capacidad del capital de acrecentar valor se expresa como un atributo de M’, que es siempre el resultado del proceso de producción P.
Ignorar todo esto conduce a atribuir al dinero y a la mercancía, unas propiedades que no tienen. Pero también es un error, creer que el capital productivo puede operar sin atravesar por las otras dos formas que toma el ciclo. De ahí que producción y circulación deban enlazarse.
Marx finaliza este apartado señalando que este capital productivo incrementado no debe tener necesariamente la misma composición que el que lo precedió. Por esto sería un error hablar de incremento de fuerza de trabajo (fT’) e incremento de medios de producción (mP’). Sabemos que el crecimiento del capital viene aparejado a un cambio en su composición de valor. Al producirse este cambio, el valor de los medios de producción crece mientras que el de la fuerza de trabajo disminuye siempre relativamente, y a menudo en términos absolutos.
III.- ACUMULACIÓN DE DINERO
Hemos visto que d se puede o no integrar de inmediato en la producción dependiendo de si tiene o no la magnitud necesaria.
Si no la tiene, no impacta momentáneamente sobre los elementos objetivos y subjetivos de P ni trastoca su relación de valor. Permanece a la espera de alcanzar la magnitud deseada, formando parte del capital monetario. Se atesora. Se trata de un capital dinerario en barbecho, ya que aún no logra entrar en la esfera de la circulación.
Por esto, este atesoramiento se nos presenta como un paso transitorio que acompaña la verdadera acumulación, si bien de momento queda al margen del proceso de valorización. Es dinero en un cajón que únicamente crecerá cuando se le agrega dinero procedente de la plusvalía arrancada en el verdadero proceso de valorización.
Es evidente que el capitalista podrá dar a este dinero varios usos. Podrá, por ejemplo, depositarlo en un banco y obtener con ello un interés, o le permitirá vender con cobro aplazado, ya que no tendrá problemas de liquidez y entonces el tesoro se presentará bajo la forma de saldo acreedor. Sin embargo, estas funciones ahora no se explican, ya que no tienen que ver con las funciones del capital industrias, sino con las otras formas que adopta el capital.
IV.FONDO DE RESERVA
Las acumulaciones pueden cumplir tareas auxiliares, es decir, puede entrar en el movimiento circular del capital (sin tomar la forma P…P’) funcionando como un fondo de reserva para hacer frente a perturbaciones puntuales.
Si, por ejemplo, el proceso M’-D’ se prolonga más allá de su duración normal, o si, una vez producida estas transformación, el precio de los medios de producción que con este dinero se deben adquirir sube, entonces se puede emplear el dinero atesorado.
V. LA FORMA GENERAL DEL CICLO PRODUCTIVO
Volvamos, para acabar, a la forma general del ciclo productivo, que como hemos visto, puede combinar situación de reproducción simple y de reproducción ampliada:
Marx concluye resaltando la importancia de este ciclo diciéndonos que “el ciclo del capital productivo es la forma bajo la cual la economía clásica considera el proceso cíclico del capital industrial”.
Notas:
1.- simplificar, se prescinde de las situaciones donde una parte de la producción no toma la forma de mercancía, sino que se reincorpora al proceso productivo: productos para el propio inmovilizado, producción de materias primas que se consumirá en un futuro el propio proceso, como por ejemplo, las semillas, etc., o productos consumidos directamente por el capitalista o entregado en forma de pagos en especies a los asalariados.
2.- Si el producto en mercancías fuese, por ejemplo, un único barco de guerra con la misma proporción de valor, el barco no podría dividirse en valor capital y plusvalía sin despedazarlo, destruyendo con ello su utilidad y, por tanto, su valor. Por consiguiente, en muchos casos, las dos partes integrantes del valor sólo pueden representarse idealmente como partes integrantes de la materialidad de la mercancía y no como elementos independientes de M´. En todo caso, la operación M’–D’ monetaria, tanto el valor del capital contenido en M’ como el valor correspondiente a la plusvalía y esta suma de dinero es divisible.
3 .- Para describir este atesoramiento voluntario, Marx ahora no nos habla de capital en barbecho sino que emplea el concepto “capital latente”. Se trataría de un capital potencial a la espera de tener la magnitud suficiente para dar el paso a capital productivo.