¿Inferioridad de la cultura árabe?

Por Waleed Saleh*
Argumentos como el choque de civilizaciones han suscitado sentimientos de racismo, discriminación y marginación hacia los árabes y musulmanes en todo Occidente. Los partidos políticos neonazis en esta parte del mundo potencian estos sentimientos…
Cultura es el conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos, grado de desarrollo artístico, científico, industrial, etc., de una época o grupo social. Y si abordamos la cultura árabe o las culturas árabes partiendo de la definición anterior deberíamos tener en cuenta una serie de circunstancias de carácter histórico, sociológico, económico y político entre otros. El mundo árabe formado por 22 países repartidos entre los continentes de Asia y África representa el 5% de la población mundial, con una población que alcanza 480 millones y una superficie de 14,2 km2. que representa el 10% de la Tierra. Esta zona geográfica tan extensa conoció diversas civilizaciones como la mesopotámica, faraónica etc. estuvo en contacto con las civilizaciones helénica y romana. Las tres religiones monoteístas surgieron en tierras árabes y el islam que nace a comienzos del siglo VII fue una auténtica revolución generando un desarrollo artístico, científico y económico. Durante la dinastía abasí (750-1258) con su capital en Bagdad el avance de los conocimientos en todos los ámbitos alcanzó unos límites desconocidos hasta entonces. La obra de creadores, médicos, científicos, filósofos, literatos y artistas es buena muestra de ello. Nombres como al-Kindi, al-Farabi, Avecina, Ibn al-Haytham, al-Mutanabbi, al-Ma’arri pueden ser familiares para muchos lectores.
La decadencia de esta próspera cultura llegó con la invasión de los Tártaros de Oriente y la destrucción de Bagdad en el año 1258. Diferentes dinastías persas y turcas se alteraron en gobernar buena parte de este extenso espacio hasta mediados del siglo XVI cuando el Imperio Otomano extiende su poder sobre la mayor parte de lo que conocemos hoy como mundo árabe. Este colonialismo como otros se dedicó a explotar las riquezas de la región, empobrecer a la población y dejarla en un estado de ignorancia y analfabetismo. La Primera Guerra mundial puso fin a este imperio, pero otras potencias colonialistas como la británica y la francesa se repartieron la herencia de los otomanos “Hombre Enfermo” y siguieron la política de depredación y manipulación hasta que empezaron los diferentes países a conseguir su independencia entre 1922 y 1962. Pero, su injerencia en los asuntos internos de estos países no ha cesado. Las riquezas, en especial el petróleo, un negocio goloso ha generado enormes intereses de gobiernos y empresas multinacionales occidentales que han utilizado todo tipo de artimañas para controlar la política y la economía de los países productores de energía y de otras materias primas necesarias para la industria moderna. Gobiernos sumisos y empresas locales que velan por los intereses del capital en contra de los intereses nacionales. La aparición de EEUU como potencia mundial y su implicación en los asuntos de la región a partir de mediados del pasado siglo complicó aún más la situación. La creación del Estado de Israel en 1948 y el apoyo condicional recibido por Gran Bretaña y EEUU abrió al mundo árabe en canal y lo dejó dividido y debilitado, causando un profundo deterioro en todas las articulaciones de la vida de los ciudadanos árabes.

La cultura árabe a su vez sufrió un retroceso y un grave daño que llevó a algunos observadores a encender la alarma roja hablando de la posibilidad de la muerte y desaparición de esta cultura. Una visión quizá demasiado pesimista porque pese a todo esto, sigue habiendo importantes literatos y poetas, buen cine y teatro y grandes pintores y artistas. Pero es cierto que podemos observar una ausencia del papel de los pensadores e intelectuales árabes, falta de debates culturales y subida de una clase semianalfabeta que ha ocupado los medios de información y las redes sociales. Existe también un déficit en la producción industrial y tecnológica. Lo mismo se puede decir de los programas de la enseñanza en sus distintas etapas, los cuales se limitan a glorificar y exaltar el pasado árabe e islámico sin preocuparse por el presenta y el futuro, además de ser una cultura de consumo. En cambio, los auténticos pensadores que suelen ser críticos e invitan a cambiar el modo de pensar y actuar son perseguidos y acallados.
Todas estas circunstancias han hecho que la cultura árabe esté en una situación de disminución e insignificancia a nivel mundial.
Y si hablamos de la visión que se tiene en Occidente actualmente acerca de la cultura árabe encontramos una opinión altamente negativa y adversa, ya no solo en aquello que se refiere al presente sino también al pasado árabe y musulmán pese a compartir elementos comunes.
José María Aznar que es “muy y mucho español” insiste en la necesidad del reconocimiento de las raíces cristianas de Europa, muestra su cercanía al judaísmo y su apoyo al Estado de Israel, pero no es capaz de reconocer la experiencia de al-Andalus, su aportación a la cultura europea y los ocho siglos de historia común entre los pueblos de la Península Ibérica y los árabes y musulmanes.
Europa también es heredera de la cultura árabe y se le debe mucho en casi todas las ramas del saber. Juan Vernet en su libro Lo que Europa debe al islam de España destaca el papel de la Escuela de Traductores de Toledo, activa durante un vasto período y de influencia capital hasta bien entrado el Renacimiento. Señala el trasvase hacia Europa que se produce, a través de España, tanto de la ciencia oriental (persa o babilónica) como de la ciencia de la Antigüedad (griega y latina). En este libro observaremos, además de algunos aspectos importantes del arte y la literatura, el quehacer de los andalusíes en el campo de la filosofía, las ciencias ocultas, las matemáticas, la técnica, la astronomía y la astrología, la física, la alquimia, la geología, la botánica, la zoología y la medicina.
Argumentos como el choque de civilizaciones han suscitado sentimientos de racismo, discriminación y marginación hacia los árabes y musulmanes en todo Occidente. Los partidos políticos neonazis en esta parte del mundo potencian estos sentimientos. Y políticas de agresión y abuso cometidos por las potencias como la británica y la estadounidense en los países árabes y de mayoría musulmana fomentan entre otras el rechazo a esta cultura y alimenta la idea de que es una cultura inferior que no merece ser respetada y tenida en consideración.
* Profesor Emérito del Dpto. de Estudios Árabes e Islámicos de la UAM.
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Those sophisticated people were Persians not Arabs. Even the local government was a Persian (Central Asian). Why are you hiding the reality?