Las cucarachas
Daniel de Cullá. LQSomos. Diciembre 2017
Recuerdo el chiscón o carbonera
De una vieja casa en la que yo vivía
Lleno de cucarachas negras como el tizón.
Por la noche, al entrar al portal
Pasaba por encima de una cucarachería
Aplastándolas sin querer
Como una caballería.
¡De sus tripas blancas todas las demás huían!
Alrededor de una bola de queso
Las veía:
Cucarachas de un negro brillante
Muy lindas, de un negro celestial
Un negro de seda de Holanda
Como el de las cristianas cautivas
O humildes nazarenas
Todas ellas floreciendo en un negro rosal
Sobre la blancura de un trozo de queso de oveja.
Al verlas, yo me sentía como un rey moro
Con tantas cucarachas cautivas.
Les tiré un pañuelo de papel
Que no valía nada
Con el que me limpio los mocos.
Todas ellas le levantaba al caer
¡Salve, alivio en el dolor! decían.
Lloraban y suspiraban, pues sabían
Que esos mocos eran de un catarro mío
Mal curado
Por haberme quedado destapado
Y con el culo al aire
Mientras dormía.
Ellas eran más puras que el negro Sol
Más bellas que las perlas que ocultan
Los mares en sus profundidades.
Yo solo, entre tantos mortales de la casa
Les oía decir
Que ellas fueron las primeras que vieron
El pecado de Adán y Eva
Y no la Serpiente que les repelía.
Que ellas son las reinas de nuestras almas
Negras flores de las flores negras
De sus negras glorias
Los negros resplandores
Y mi escoba su negro cielo
Que, ahora, sobre ellas caía
Barriéndolas desde dentro de la puerta afuera
Como hacen los Señores de la Guerra
Con corazón negro de cucaracha
Arrojando a los ciudadanos de sus naciones
A capricho de su instinto criminal
Y alma de cafres.
Hombres nuevos se dicen, instalando en ellas
El odio y la barbarie
Los frenos y las cadenas
El plomo, el cemento y la cal
Riesgo de un largo caminar
Por fronteras de razas y lugares.
Creadores de la negra Historia, se llaman
Constructora de la eterna y falsa Humanidad
Más negra que sus fronteras
Que, a los cuatro vientos, gritan:
“Sufrid, cucarachas, errantes peregrinas
Buscad entre las piedras la parte de vuestro pan.
Sabed, de una vez por todas
Que no existe la Paz ni la Libertad
Si acaso un atisbo de negra alegría
Andando entre las sombras
De tanta cucaracha oscura
Todos nuestros cuerpos desgastados
En negras orgías.
Ya sentimos el cansancio de tanto hacer el mal
Con la esperanza de volver a hacerlo
Al otro día”.