No son nuestros reyes
Por Arturo del Villar. LQSomos.
Los extraordinarios gastos que al pueblo del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte (forzada) le va a costar la coronación de sus reyes Charles y Camilla han animado a muchos de sus vasallos a protestar en las calles de Londres con pancartas en las que se leía: NOT MY KING. La respuesta dada por las fuerzas brutas del orden al servicio de la Corona ha sido la habitual en estos casos: apalear a los manifestantes para que se dispersen, y llevar detenidos a los que parecen más alborotadores.
A los españoles no nos extraña ese feroz comportamiento, porque es idéntico al empleado por las fuerzas brutas policiales al servicio de la borbonería. Es que todos los militares, policías, carceleros, fiscales y jueces de todos los países del mundo tienen el mismo ADN. Por eso eligen esos trabajos. Reciben iguales órdenes en los más diversos idiomas, y las cumplen con las mismas armas. Son robots programados para realizar la misma función en cualquier país.
Salen del pueblo, pero no son del pueblo. Por eso agreden al pueblo al servicio de la oligarquía, sin importarles lo que proclamen las pancartas como opinión popular. El mismo rechazo a la monarquía expresado en inglés en Londres lo hemos leído en diversos idiomas nacionales en la geografía española, protestando contra la visita del rey al territorio en cuestión. Muy reciente es la proclama colgada en las Torres Venecianas de Barcelona, el 26 de febrero pasado, con motivo de la estancia en la ciudad de nuestro señor el rey católico Felipe VI de Borbón, exigiendo: NI REI NI CORONA. ¿La leerían las llamadas en los medios de comunicación “fuerzas del orden”, dedicadas a sembrar el desorden público? Debieron verla, dado el gran tamaño de las letras, pero nunca atienden el mensaje, sino todo lo contrario, se dedican a destrozarlo y a emplear sus porras contra los manifestantes que lo exhiben.
En nuestro triste y pobre país al señor Borbón se le llena la boca hablando de la voluntad popular, pero él la pisotea, especialmente en Catalunya, en donde varios municipios han proclamado la República. Especialmente significativo es el caso de Girona, dado que la presunta heredera del trono borbónico tiene el título de princesa de Girona, y allí se situó la sede de la Fundació Princesa de Girona, que concede unos premios anuales.
Pero el Ajuntament está presidido por una “mujer fuerte”, Marta Madrena, que planta cara y lo demás a los ocupantes borbónicos y los derrota. El 26 de enero de 2016 el pleno del Ajuntament acordó eliminar el título de princesa de Girona, y retirar a su padre la medalla de oro, el bastón de mando y la espada que le habían concedido con motivo de su proclamación. Además prohibió a la Fundació reunirse en ninguna instalación municipal, por lo que deambula por España como el judío errante, en un ridículo continuado para no renunciar al título y su Fundació.
Lo que desean hacer los gironinos (gerundenses, los llaman en castellano) con los borbones quedó expresado en febrero de 2020 con la instalación de una hermosa guillotina en una de sus plazas. Se adornaba con la transcripción actualizada de los versos dedicados antes a Isabel de Borbón, que ahora dicen así: “Si el rei vol Corona, / Corona li darem: / que vingui a Barcelona / i el coll li tallarem.” Aunque no han cumplido la promesa.
La presunta heredera del trono borbónico es también princesa de Asturies, y allá se va la familia irreal todos los años a efectuar una parodia tan triste como costosa de los premios Nobel. Con tal motivo las calles de las ciudades y las peñas de los campos aparecen ilustradas esos días con la inscripción ASTURIES NUN TIEN REI. Los manifestantes son estabulados por las fuerzas brutas del desorden lejos del Teatro Campoamor.
Ahora que al rey decrépito Juan Carlos I le gusta abandonar su dorado exilio moruno en donde disfruta de los caudales robados a sus vasallos, para viajar a Sanxenxo y subir a su barco oportunamente llamado Bribón, nunca mejor dicho, en la localidad florecen pancartas con la inscripción GALIZA NON TEN REI: REPÚBLICA GALEGA. Aunque eso a él no le inquieta, porque dice que no tiene nada de lo que arrepentirse: no recuerda que lo hizo cuando lo trajeron de su accidentada cacería en Botsuana.
Y así en todas partes. Lo mismo en el Reino Unido británico que en el desunido de España, el pueblo no acepta la monarquía mantenida con las armas. Los reyes son multimillonarios, pero les pagamos todos sus gastos con nuestros impuestos. No son nuestros reyes, no los hemos elegido, no los queremos. Exijamos todos en las Naciones Unidas que se celebren consultas populares para conocer la voluntad del pueblo, que es soberano.
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