Santander, el Día de las Víctimas del Franquismo
Por Elsa Osaba Bailo*. LQSomos.
Por motivos familiares me encontraba esos días en Santander, decidida a participar y ser agasajada en el día de las Víctimas del Franquismo, creado por nuestro gobierno. Pisaba alegremente la tierra de mis ancestros. De ellas partió mi padre a defender la Republica, su gobierno, en distintos frentes, terminando con la gran derrota de la Batalla del Ebro que le valió el grado de teniente de Artillería aderezado con sus traumas, que le acompañaron toda su vida y después la Retirada y el Exilio. Recordaba a mi tía Inés que, para sustraerle y apartarla de su novio rico, la acusaron de enviar mensajes a los rebeldes rojos, ella, prácticamente analfabeta y que le costó casi cuatro años de cárcel, más, la famosa purga y el vergonzoso rapado. No quiero omitir las dos veces que la colocaron frente a un paredón para simular su fusilamiento. No quiero olvidar a mi tío que, penando cárcel por ser de la UGT, no quisieron malgastar una bala, pues su vida se le iba, vomitando sangre. Por mi abuela, a quien le confiscaron- expropiaron dicen ahora- sus muebles y otros bienes. ¡Por los frutales inocentes de su finca que fusilaron y resecaron… ¡Por aquellos días, que mi tía más joven limpiaba por imposición y de! rodillas!, las losas de la iglesia de la Virgen Niña. Por todos ellos, conocidos y desconocidos, brindaba esa mañana mi caminata hacia las caballerizas del Palacio de la Magdalena.
Me gustó la idea del lugar elegido: la Magdalena. Si, el lugar es magnífico. Se construyó para el placer de la realeza frente al mar. La República, muy sensible y comprometida con la cultura, lo convirtió en 1933 en Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Siguió años más tarde con su función didáctica, pero con el ideario que todos sabemos: adicto al régimen dictatorial.
Pero, supongo que a estas alturas de la vida y de nuestra democracia, se conoce la Verdad y el Derecho ciudadano a la información, pero dudo del deber jurídico de recordar que existió un campo de concentración en este lugar. Este fue el primero que se habilitó para terrible castigo de aquellos que osaron ser leales a la Constitución de 1931. Si, ahí se concentraron a esos 40/ 50.000 españoles republicanos, que pasaron hambre y frío a raudales. Que morían por enfermedades adquiridas por las duras e inhumanas condiciones. Sí, fue uno más de los casi, trescientos campos de concentración, que existieron en España con el franquismo. Si: Honor y gloria a su Memoria. Me prometí hacer una foto a la placa que así lo recordaría.
Rebasado el marco de entrada, mis ojos se recrearon por el cuidado parque, su verde césped y mi mirada se detuvo en una escultura hermosa de hierro oxidado. Alta, etérea y voluminosa a la vez. Hollé el césped para leer la etiqueta informadora. ¡Oh! Está dedicada a las Víctimas del Terrorismo. Víctimas de pleno derecho, pues fueron ejecutadas por la Sinrazón, que dañaron a todo un país. Pero, alrededor no vi a ningún memorial para las miles y miles de Víctimas del Franquismo….
Y.…llegó el momento, tras algún saludo.
Yo había abandonado Cantabria hace cincuenta años. ¡Cuántos cambios deseaba, recreaba en mi imaginario! De pie, junto a una pequeña placa que inmortalizaba esas rutas de una alegre Barraca con su inolvidable Federico y sus entusiastas actores, que arrastraba el sueño de un país con: “la Cultura para el Pueblo”. Al aire libre arrancó el gran homenaje a las Víctimas. Éramos diecisiete, contando al vicepresidente de Cantabria, Pablo Zuloaga (PSOE) y Zoraida Hijosa, directora de Patrimonio. Hubo la introducción por parte del vicepresidente haciendo historia del lugar, recordando el paso de García Lorca por la Magdalena y dando la palabra a los asistentes. Con emoción y firmeza se piden exhumaciones, retiradas de símbolos y calles franquistas que perduran; la dignificación de lugares de Memoria; la igualdad en el recuerdo de las mujeres olvidadas; en erigir memoriales para no ser Víctimas de tercera; Se dejaron en el suelo bajo la placa conmemorativa a la Barraca unos claveles distribuidos por Zoraida. Y ya se terminó nuestro homenaje.
Pesarosa, sorprendida, insatisfecha por esa insulsa ceremonia y fuera de foco, pedí al vicepresidente que para el próximo año los deberes de cambio de símbolos, placas, callejero se cumpliese entre otras reivindicaciones expuestas. Y su visión era casi pesimista: “Hay que convencer a la Asamblea”. Mi sorpresa fue mayúscula. Ya no se trata de convencer, hay que cumplir la Ley. Faltó en esta jornada el presidente de la Comunidad Autónoma de Cantabria. Es un día oficial. Ya dejando de lado los ancianos de la guerra de España y de la Democracia ¿Dónde están en este acto, los que sufrieron torturas, cárcel, persecuciones etc… en el tardofranquismo? ¿Fueron invitados en este, su día? ¿Se olvidaron de invitarlos? O ¿ellos, las víctimas, sabían que les esperaba una mediocridad? De verdad, no nos sentimos homenajeados. Más bien se buscó el postureo y la foto oficial. Hubo muchos fotógrafos pendientes de la oficialidad, casi más que asistentes.
Por la tarde se proyectó el excelente documental de José Luis Galán y Julieta Pérez: “Crónicas de aquel infierno”. De nuevo autoridades del gobierno cántabro, que a su vez son representantes del PSOE, pero ninguno de otro partido, que ningunean la Ley. Tomó la palabra P. Zuloaga, que valoraba el poder y el sentir pedagógico de transmitir esa parte histórica de los olvidados y represaliados. María Toca valoró a esas víctimas de una España cruel y dictatorial.
La proyección fue densa. Eran entrevistas a personas de norte a sur de nuestro país, de este a oeste. Todas resistentes, perseguidos, testigos de la Historia de un genocidio o familiares, que iban desgranando sus microhistorias, sus dolores, sus emociones ya resecas, cronificadas, que a su vez eran estructuradas por expertos, por historiadores y desde un análisis más legalista por un abogado… Cada imagen era un correr las cortinillas de la memoria particular, La sala retenía la respiración. Nada escapaba la atención de tal documento. No quedó ningún resquicio por demostrar. A través de los distintos relatos se iba destilando los miedos descontrolados de la fuerte represión sufrida por nuestro país. Emergían los fantasmas de las fosas pidiendo su obcecada exhumación y dignificación oficial. Se alzaban las rejas que robaron libertades.
El final fue explosivo. Gente de pie aplaudía y dio vivas al trabajo minucioso del documental y se valoraba esta producción artesanal y tan ambiciosa de estas dos personas, que han reunido no solo a intervinientes, sino una acumulación informativa de gran valor. El autor no pudo evitar emocionarse ante tales muestras de admiración del público.
El debate fue una continuidad del documental con sus momentos agridulces. Emoción y agradecimientos para unos y se extendió hacia la insuficiencia de la nueva Ley de Memoria Democrática. Hay tristeza, irritación, y sigue el desamparo de las víctimas. No nos aporta Justicia, ni Reparación. La fecha tampoco gusta a las víctimas. Si, se valora que la Memoria histórica entre en las aulas.
En fin. Esperemos que se aplique la Ley en Cantabria y el próximo año el callejero sea democrático; que la eliminación de los símbolos fascistas nos aporte un futuro más tolerante. Deseamos que muchas familias de desaparecidos puedan exhumar a sus seres queridos con la dignidad oficial que se merecen. Soñaremos que las máximas autoridades de uno y otro signo cumplan con nuestras víctimas como nos merecemos: ser víctimas de primera y poco a poco verán como nuestras heridas se van cauterizando. Debieran hacerse más proyecciones de que hemos tenido el placer de visionar. Y finalmente: sean más creativos con nuestros homenajes. Inviten oficialmente a los que se deben honrar.
Gracias, soñando un futuro mejor.
* Nota original del Diario de Cantabria. Elsa Osaba forma parte de la Querella Argentina por el Exilio y la Deportación.
– La fotografía del Campo de concentración de La Magdalena peertenece a www.loscamposdeconcentraciondefranco.es
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