Un neofeminismo africano, ¿Aspirina contra el yihadismo?
Por Nònimo Lustre.
“En Níger, el ejército dio un golpe de Estado el pasado miércoles 26.julio.2023. Este paupérrimo país, era una de las pocas democracias que quedaban en el cinturón del Sahel. Y también uno de los pocos países en esta región semidesértica en la que el grupo mercenario ruso no estaba presente. El presidente de Níger, Mohamed Bazoum, un aliado occidental clave en la lucha contra las milicias islamistas, se mostró desafiante después de que los soldados anunciaran El Golpe” (BBC, News Mundo, 29 VII.2023)
Este suelto, propaganda alquitarada del añoso imperialismo británico, dice más de lo que no dice. Por ejemplo, insinúa -sin mostrar ninguna prueba-, que un redivivo ejército mercenario Wagner ayuda a los yihadistas. Lo cual, lejos de ser baladí, nos lleva a preguntarnos: ¿desde hace cuánto tiempo nos machacan a diario con el susodicho Wagner? Tenemos la respuesta: exactamente desde que los ejércitos privados occidentales desaparecieron de la escena mediática. Fue evidente que los Amos de la Desinformación saturaron el espacio mediático con Wagner de manera que no quedara ni un rinconcillo público donde, aunque fuera a trancas y barrancas, cupiera alguna alusión sobre los mercenarios occidentales.
Y, sin embargo, para mi sorpresa, pocos días después, en la televisión pública española (TVE) pudimos ver 30 o 40 segundos de unos ¿civiles? partidarios de los golpistas que, ¡retratados con unas banderas rusas!, declaraban que las potencias coloniales europeas y gringas les habían tratado peor que mal y que ahora esperaban que el trato con Rusia fuera más justo y equilibrado -muy bello pero, ¿y los chinos? Inaudito: medio minuto ahogado en más de un año de atroz rusofobia ¡pero era la primera vez que lo contemplábamos! Obviamente, no estamos en capacidad de evaluar si los propósitos de estos nigerinos podrán ser cumplidos pero, conociendo algo la Historia de Níger/Benín/Dahomey, muy torpes tendrían que ser los rusos, los Wagner o los vetustos Kalmukos siberianos, para hacerlo peor que la ‘vieja Europa’ -imprudentemente, concedemos a la BBC/TVE el beneficio de la duda. De hecho, el mismo reportaje de urgencia continuó vomitando la rusofobia reglamentaria y, peor aún, insistiendo en que Wagner era igual a Yihad. Huelga añadir que en TVE no vimos que el fundador (¿) del Grupo Wagner, Yevgeny Prigozhin, hubiera declarado panfletariamente: “Lo sucedido en Níger representa la lucha del pueblo de Níger contra sus colonizadores”.
La propaganda rusófoba llegó al delirio cuando, comentando esa misma noticia, los medios occidentales llegaron a incrustar en su discurso que Níger (para nosotros, Níger no es un país sino Areva, la empresa francesa del uranio) es un “baluarte democrático occidental” sin golpes de Estado, un grosero embuste porque Níger tiene una larga tradición de golpismo militar areviano que comienza en 1960 con su Independencia, continúa en 1974 con otro golpe militar, y, en enero de 1996, con la enésima coronelada, hasta que llegó a otro clímax en febrero de 2010 y termina -por ahora- en el último golpe de Estado pretendidamente ‘rusófilo’ -e incluso wagneriano. Resumiendo: aproximadamente, media docena de golpes militares nucleares-arevianos contra sólo uno rusófilo.
I Parte: La Guerra S.A., sociedad anónima.
La Guerra ha estado privatizada desde el principio de los tiempos -de ahí que, para ocultar este lastimoso hecho, la ideología dominante se empeñe en presentar única y exclusivamente los esfuerzos (¿) estatales para completar las masacres. No vamos a remontarnos a los casi enanos pero hercúleos campeones medievales ni a los condottieri italianos ni tampoco a los afamados War Lords afganos, de Myanmar o los narcos gringo-latinos. Más próximos en su ubicuidad mediática tenemos algunos ejemplos censurados. Ejemplo, la conquista del Oeste/Far West la peleó la tristemente célebre Agencia Pinkerton, fundada en 1850, cuando, con 40.000 pistoleros/fusileros/dinamiteros, más que duplicaba los efectivos del US Army.
Y, aproximándonos al pasado inmediato, tenemos el caso de la genocida destrucción y saqueo de Irak: según Los Angeles Times (cf. 20/11/2014), en Iraq ya había más contratistas mercenarios -unos 180.000-, que soldados regulares -unos 160.000. Fueron los aciagos tiempos en los que reinaba el asesino compulsivo Donald Rumsfeld, cuando, en 2003, se conocieron las abominables torturas y asesinatos en la prisión de Abu Ghraib (Irak) denunciadas por Seymur M. Hersh en The New Yorker y protagonizadas por la CIA, la compañía 372 de la Policía Militar gringa… y, especialmente, por un sinfín de contratistas militares entre los que destacaba la entonces tristemente célebre Corporación Blackwater -hoy, rebautizada varias veces con el pomposo nombre de Academi. [Por cierto, desde antes del 2003, Rumsfeld amplió sus empresas no militares corrompiendo al planeta con el seudo-edulcorante aspartamo, hoy criticado pero no radicalmente prohibido por la OMS. Dicho en plata: Rumsfeld asesinó no sólo con armas de fuego sino con las mugres de sus ‘productos milagrosos’]
Asimismo, la privatización de la Muerte Industrializada ha llegado a un extremo que conviene aclarar. Hoy, existen dos tipos de contratistas: los “de defensa” (multimillonarios fabricantes de armas sofisticadas) y los de ‘infantería’ (los que matan en los países invadidos. En cuanto a los primeros, según Defense News del 2017, entre los 11 mayores contratistas de defensa mundiales en 2017 sólo encontramos, a enorme distancia de los enchufados occidentales, una empresa rusa, la Almaz-Antey:
Sobra añadir que estos datos han de examinarse con pinzas según el inveterado trinomio que certifica la vigencia cotidiana de que coexisten “verdades, mentiras y estadísticas” puesto que, si ya son opacos los datos ‘civiles’ (espionaje industrial, por ejemplo), los números bélicos son aún más impenetrables. Obviamente, la atención mediática se centra en ‘la fiel Infantería’ que -todavía-, goza de la simpatía popular. Un titular mediático nos lo recuerda: “Los contratistas merecen el aprecio de Estados Unidos, y el Día Nacional del Contratista es la ocasión perfecta para decir Gracias” (Huntersville, Carolina del Norte, 16.IX.2011, Hispanic PR Wire) Sin embargo, la publicidad que antes dedicaba a la contratación de asesinos profesionales, patriotas de boquilla, marginales, legionarios, psicópatas y sicarios propiamente dichos, cesó hace años cuando se clausuró la revista Soldier of Fortune. The Journal of Professional Adventurers (SOF; 1975-2016)
Como corresponde a unas mefíticas empresas especializadas en matar-por-dinero pero a las que nadie se atrevería a calificar como sicarias y/o sayonas, la organización que agrupa a varias empresas de esta canalla contratista, cambian continuamente de nombre. Blackwater se hizo famosa en Irak pero hoy sería inútil buscar su nombre en internet. Ahora se ha transformado en el grupo Constellis cuya filosofía empresarial (¿eso existe?) ella misma la resume enumerando algunas de las empresas cuyos delitos de lesa humanidad venimos escuchando desde hace más de 30 años -Academi, por ejemplo:
“Enhanced security requires education, training and specialized skills. Constellis provides end-to-end risk management and comprehensive security solutions to safeguard people and infrastructure globally… The Constellis family of companies has grown to include a global team of industry leaders including Triple Canopy, Olive Group and The Development Initiative, as well as legacy companies Centerra, ACADEMI, AMK9, OMNIPLEX, Strategic Social and Edinburgh International”.
Datos económicos brutos. Ingresos de Constellis en 2022: 1.300 millones de US$. Operativa en más de 50 países. Fuerza de trabajo: más de 14.000 empleados. Experiencia: más de 60 años “asegurando el éxito”.
II Parte, Feminismo africano de urgencia
El abisal desconocimiento de la aportación femenina a la emancipación de África radica en una ignorancia racista de larga data: la palmaria vigencia de un pasado diríamos que “à la occidental”, con organizaciones espacio-políticas caracterizadas como Reinos e incluso Imperios (el glosario que adora Occidente) que, especulamos, ha repercutido negativamente en la evaluación de las mujeres. Parece mentira que tengamos que recordar unos hechos incontestables -y voluminosos- que deberían estudiarse en primaria pero que ni siquiera se ojean en la universidad. En la Antigua África -de una Antigüedad superior a la Antigüedad greco-romana-, florecieron imperios y reinos de toda laya. Ejemplos, la prehistórica Tierra de Punt, los reinos de Axum y de Nubia y los imperios de África occidental de los Ashanti, Malí, el poderoso Songhai, sin olvidar al meticulosamente amurallado reino de Zimbabue.
En cuanto al área semi-saheliana que hoy nos compete, la del “río Níger o Nilo de los pobres”, subrayemos en letras rojas el hecho capital de la Trata negrera: de 1501 a 1867, desde el África Central Occidental, se deportaron 5.69 millones (aprox) de esclavos y otros dos millones en el Bight de Benín. Y un aciago detalle que retrata a los ‘reyezuelos’ negros (por una sola vez, utilizamos el racista término reyezuelo por ser moralmente justo): durante los años 1720-1852, cuando los británicos impusieron un bloqueo naval, los gobernantes de Dahomey vendieron cientos de miles de personas de tribus y naciones vecinas a los británicos, franceses, portugueses y otros.
Sin embargo, en estos últimos cinco años, evidentemente coincidiendo con la amenaza yihadista que, desde el Levante aspira a abrir un corredor que les permita llegar hasta el golfo de Guinea, precisamente para controlar los puertos de Benín, proliferan las alegorías feministas de apariencia artístico-fílmica y, en la práctica, de alguna eficacia publicitaria -léase, de incitación a la revuelta de género como aspirina para combatir el yihadismo. Ejemplos: en 2018, se estrenó la película Black Panther (de Ryan Coogler, también conocida como Wakanda forever) historia épica de una ficticia nación africana llamada Wakanda. En 2022, la película La mujer rey (The Woman King; de Gina Prince-Bythewood, escrita por Dana Stevens y protagonizada por Viola Davis como la “generala Nanisca”) estrenada en España en octubre 2022, está ambientada en la década de 1820 y versa específicamente sobre las Amazonas de Dahomey, el ejército femenino que protegió el reino de Dahomey en África Occidental durante los siglos XVII al XIX. En todo caso, hay autoras que no gustan de la dudosa etiqueta “amazonas”. Ejemplo, en su libro Women Warriors: An Unexpected History (2020), Pamela Toler critica el abuso del término amazonas de Dahomey: “Además de ser una referencia decididamente colonial, refuerza la idea de que son mujeres excepcionales, que ninguna mujer corriente podría ser más grande que la vida. Es una perspectiva muy eurocéntrica de estas mujeres increíbles”
Finalmente, en 2023, se difundió la noticia de que se había erigido en Benín una colosal estatua en bronce, de 30 metros de altura, en homenaje a la reina Tassi Hangbe.
III Parte, la Geografía Social inaugurada por los hermanos Reclus
Eliseo Reclus (n. Sainte Foy la Grande1830-1905; un otoño hicimos la vendimia en ese pueblo de la Aquitania, más para homenajear al fundador de la geografía social, humana y económica que para cortar racimos y verterlos en la hotte de 40 a 50 lts.) Otros miembros destacados de su dilatada parentela (14 hermanos) serían el etnólogo Élie; el geógrafo africanista Onésime, e incluso añadiríamos a Armand, marino militar explorador del istmo del Darién y promotor del Canal de Panamá.
La información geográfica sistematizada por Reclus es de una calidad incomparablemente superior a la manejada por el resto de los occidentales que se aprestaban a invadir el Dahomey/Benín. Su obra es la propia de un clásico: imperecedera.
Además, Reclus no sólo puso de manifiesto la diversidad étnica del Dahomey (biodiversidad, en jerga actual) sino que, al comenzar el siglo XX, también nos aportaba un dato etnográfico de suma importancia que, lastimosamente, no mereció la atención del resto de aquellos primeros geógrafos:
“El poder de los obbas (reyes hereditarios de los pueblos Yoruba), está muy limitado por sus normas de uso -i.e., no es absolutamente absolutista como presumen de serlo las monarquías occidentales o asiáticas. Los gobernadores locales disfrutan de ciertas autonomías y, además, todos tienen que tener en cuenta la influencia de los aboni o sociedades secretas que, desde luego, cuentan con tribunales propios y con verdugos profesionales. En Dahomey, cuando un rey moría, también ‘fallecía’ su séquito, unas veces voluntariamente y otras, siendo invitados con toda cortesía a beber algún tósigo -la ejecución ritual del rey era el tema estrella de la entonces famosa obra de La rama dorada: un estudio sobre magia y religión (The Golden Bough: A Study in Magic and Religion, de J.G. Frazer; publicada en 1890 y luego ampliada muchas veces) Pero, en los últimos 400 años, el panorama cambió por la invasión de los exploradores y esclavistas portugueses y de los pueblos indígenas Filani (Fulahs) El tradicional Obba-el-Orûn (=aprox., rey del Cielo) se confundió progresivamente con el Dios cristiano o con el Dios musulmán, Obba-t-Allah” (cf. Reclus, El hombre y la tierra, 6 tomos; varias versiones accesibles en pdf en internet)
Otrosí, la muerte ritual de los soberanos es un tópico antropológico bien conocido pero se nos olvida que comportamientos ‘suicidas’ también fueron frecuentes entre los Invasores europeos. Ejemplo, el siniestro caso de Voulet y Chanoine (VyC), los dos psicópatas de la familia hiper-endogámica militar francesa, que ansiaron conquistar el eje Senegal-Tchad (cf. Anexo, Uranio y reinas negras; atención a la figura de Sarraounia Mangou) Hoy, los yihadistas tienen los mismos planes pero en sentido contrario: del Levante de Malí, Burkina Fasso y Níger, quieren llegar al occidente de Benin para apropiarse de los puertos del Golfo de Guinea y conectarlos por tierra con los del Mar Rojo y el océano Índico -para más info, hemos utilizado dos notas de Guadi Calvo: La llegada del terror a Togo y Benín, 28 julio; y Ruidos en el patio trasero de Francia… Níger, 30 julio, ambas en https://loquesomos.org)
IV Parte: del Dahomey a Benín sorteando el neo-feminismo africano
La próxima víctima: los bronces de Benín
Suele repetirse que la primera víctima de la guerra es la Verdad. De acuerdo. Pero, si tuviéramos que mencionar una segunda baja, citaríamos el Patrimonio ancestral de los Invadidos. El ejemplo más escandaloso consistió en la destrucción sistemática de Mesopotamia, (ex) Cuna de la Humanidad, arrasada en Irak/Irán por los EEUU + Europa con nuestro recordado enemigo Ashton Hawkins -ahora chamuscado en el Infierno-, como excelso teórico del saqueo disfrazado dizque humanitariamente tras la infame R2P, responsabilidad para proteger. Si hace décadas, decíamos con frase hecha “si quieres conocer el arte griego, no vayas a la Hélade, vete al British Museum”, mañana nos tememos que habrá que repetir la humorada pero refiriéndonos a los llamados bronces de Benín -en puridad, no todos esos espléndidos bustos son de bronce, también los hay de madera, latón y marfil.
El gusto occidental por las artes ‘primitivas’ varía continuamente tanto por exigencias del mercado del arte como por disponibilidad/especulación del botín almacenado en las cuevas de Alí Babá occidentales. I.e., museos, galerías royales -tan carísimas y ostentosas como convencionales y asfixiantes- y otros especímenes de la consustancial codicia eurocéntrica. A principios del siglo XX, la valía estética del arte indígena se medía en quilates -o equivalentes valores crematísticos. Llegó entonces Carl Einstein y publicó en 1915 su seminal libro Negerplastik a partir del cual Picasso & Co. miraron con muy distintos ojos al ‘arte negro’. Avanzando el siglo XX, se pusieron de moda los tótems, máscaras y cuervos de los Haida, Tlingit, etc., de la Costa Noroeste y, ya en pleno siglo XXI, se multiplicaron las ingratas performances y otras artes conexas más escénicas que estéticas.
Los bronces de Benín, paradigma desde hace un siglo de la negerplastik, fueron decisivos para admirar el arte metalúrgico africano. Ahogados los europeos en su racismo congénito, primero se creyó que era imposible que gentes tan primitivas y hasta salvajes y, seguramente, hasta caníbales, hubieran creado obras tan exquisitas -y lo atribuyeron a que los negros les habían plagiado sus técnicas a los invasores portugueses. Pero ahora sabemos positivamente que los bronces eran fabricados en Benín desde el siglo xiii -cuando Londres y Madrid eran unos pudrideros apestados- y que buena parte de sus más de 5.000 piezas sobrevivientes datan de los siglos XV y XVI.
Como corresponde al (entonces) principal imperio saqueador, Reino Unido atesora 1.809 bronces, Alemania, 1.308) y Estados Unidos, 1.114. Nigeria tiene sólo 366. El portal Digitalbenin (Fundación Ernst von Siemens, Hamburgo), tiene registradas 5.246 maravillas benianas, no todas localizables ni siquiera identificadas con alguna seriedad.
Precios públicos en España de algo (poco) parecido a los bronces de Benín: desde 120 €, una “Antigüedad o artesanía africana. Leopardo de bronce de Benín. No puedo asegurar al 100% que sea una antigüedad real de los siglos XVII o XVIII. Podría ser una pieza de artesanía de mediados del Siglo XX realizada siguiendo procedimientos tradicionales y extremadamente bien hecha”… pasando por los 430 € de una “Cabeza reina madre Idia, Benín, Antigua cabeza africana en bronce representando la Reina Idia del reino de Benín, Nigeria. Técnica cera perdida. Peso: 8 kgs… Hasta los 550 € c/u, de “Dos cabezas de bronce África tribu Benín, de mediados del siglo XX hechas a mano en Benín. Perfecto estado”. Estas alocadas descripciones nos indican que el tráfico europeo de los bronces sigue gozando de un cierto predicamento mercantil -sobre su autenticidad etnográfica, mejor no comment.
Portada: Mural con escenas de batallas entre europeos y dahomeyanos, procedente del Palacio de Abomey, en el actual Benín. Pinchar sobre la imagen para ver completo.
ANEXO: Uranio y reinas negras
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