Una buena novela gráfica antifascista
Por Javier Sáenz Munilla*
“Un adolescente mestizo se mete en una espiral de violencia por dibujar un cómic sobre su idolatrado Juan de Pareja, mestizo como él y discípulo del gran Velázquez…”
“Buscando entre Venus y Tumbas”, la nueva novela gráfica de Trinidad Aguirre, que el autor presentó la pasada semana semana en la librería madrileña Traficantes de Sueños, además de interesante y muy bien hecha, es un repaso entretenido, jocoso y muy pedagógico, a la vez que caricaturesco del fascismo español y sus allegados nazis. Un paisanaje nunca desaparecido de nuestra geografía patriotera.
Trinidad Aguirre Lecea es un ingeniero y realizador jubilado de TVE. Y esta es su segunda novela gráfica. Como la anterior, “Detente Bala” de singular éxito, obra de novel y jubilado. La segunda, por su calidad, insisto, deberá tener igual o mayor éxito.
Escuché decir el otro día por la radio a una ilustradora, que el cómic, y por tanto la novela gráfica que queda más rimbombante, es una forma narrativa del cine. Y yo añadiría que viceversa. ¿O es que el cine no es sino una forma narrativa de la pintura? Y por este camino llegamos a las escenas de caza de Altamira o de Lascaux.
Trinidad Aguirre fue un realizador- director en el lenguaje del cine-, en la televisión, autor de documentales y series renombradas, conocedor por tanto de la técnica cinematográfica, que plasma perfectamente en su nueva actividad: el cómic, la novela gráfica, que dibuja con esa misma técnica, plano corto, plano medio, contraplano, escorzo. sus interesantes historietas; por lo demás bien escritas, documentadas, guionizadas.
“Buscando entre Venus y Tumbas”, tiene buenos y malos, muchos malos, muy malos y muy fascistas y algún personaje bueno, soñador, decente, luchador, antifascista, que se la juega y que a juicio del lector-espectador, que se apasiona con la trama, merece ganar.
La historia es tan real como su primer inspirador: Juan Pareja, ‘la sombra de Velázquez’, aunque, advierte el autor “cualquier parecido con la realidad es pura coexistencia”. Su heterónimo aquí es Mizzi Expósito, un gato de Lavapiés y además moro. Con el viejo Nicolás Artal, guionista, forma la pareja de personajes con los que nos aliaremos en la lectura.
Frente a ellos, espías de la CIA, ustachas croatas con acento argentino, nazis refugiados en España después de la Segunda Guerra Mundial, con el apoyo de franquistas redomados como Víctor del Carpio, escenógrafo, o la espectacular Lena Kleiber, actriz y nazi a la que conocemos rodando una película. Sin olvidar a Rambo, el cura sado del orfanato de Mizzi.
“La búsqueda compulsiva del chico por “dejá vus”, librerías, estudios de cine, monumentos franquistas, orfanatos sórdidos y finales se infancia, le irá llevando a toparse de cabeza con la vasta red fascista que se refugió en España tras la Segunda Guerra Mundial…”
La escenografía desplegada con esos planos cinematográficos nos lleva por las salas del Museo del Prado y sus pinturas, el Escorial o el Valle de los Caídos-Cuelgamuros. Y hasta que se vislumbra el final heroico, atrapados en una trama llena de violencia y peligros a los que se enfrentan nuestros amigos.
Imposible no disfrutar con esta nueva obra de Trinidad Aguirre Lecea que, como “Detente Bala”, ha publicado también Atrapasueños.
En Twitter: @pepitorias
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