Y después de Lula, ¿qué?

Y después de Lula, ¿qué?
ANSA LATINA

Por Juraima Almeida*

Brasil se vio sacudido esta semana ante las dos operaciones que sufrió el presidente Luiz Inacio Lula da Silva por una hemorragia intercraneal, y la preocupación se incentivó debido al liderazgo que ejerce en el gobierno y en la izquierda del país. Los aliados del gobierno, especialmente en el Partido de los Trabajadores (PT), comenzaron a discutir la necesidad de construir alternativas sólidas a Lula para la sucesión presidencial.

El martes por la madrugada el presidente Lula, de 79 años, fue operado de urgencia en San Pablo luego de sufrir fuertes dolores de cabeza producto de una hemorragia intercraneal provocada por una caída el pasado 19 de octubre. El jueves volvió a ser intervenido exitosamente y este domingo continuaba hospitalizado, aunque en franca recuperación. El alta está prevista recién para la semana próxima.

Aun cuando cualquier problema de salud más delicado para un presidente genera naturalmente una ola de aprensión en el país, Lula sigue estando al mando y no cede sus atribuciones al vicepresidente Gerardo Alckmin, quien sería su sucesor en caso de inhabilidad, y no la primera dama Janja Da Silva, como desinforman las redes sociales.

Lula y Fernando Haddad

Lo que más preocupa al oficialista PT es quien podría asumir el bastón de mando de Lula en caso de que el presidente sea descartado como candidato en 2026 El debate sobre una alternativa, que ya existía de forma discreta, ganó fuerza la última semana. El nombre que más suena como su sucesor es el de hoy ministro de Hacienda Fernando Haddad, quien perdió en segunda vuelta en 2018 cuando Lula esta preso. Pero Haddad es resistido por buena parte del PT. De todas formas, su futuro está iremediablemente atado al desempeño de la economía.

Un encuesta difundida la semana pasada señala que a despecho de los buenos indicadores económicos, el 68 por ciento de los brasileños señalan que su poder adquisitivo es menor que el de un año atrás. El gobierno es aprobado por el 52 por ciento de la población (y reprobado por el 47 por ciento), y el principal problema revelado es el de la economía. Otro sondeo del instituto, antes de la internación de Lula, muestra que el 52% del electorado señala que no debe ir a la reelección (por un cuarto mandato), contra el 45% que dice lo contrario.

Otra de la preocupaciones del PT es reducir la dependencia del gobierno de la acción directa del presidente, especialmente en coordinación con el Congreso. Antes de ser internado, Lula , con un fuerte y persistente dolor de cabeza, tuvo que liderar negociaciones con los líderes del Congreso para liberar un pago de mil millones de dólares y desbloquear la votación sobre el paquete fiscal. Horas antes de ser operado, a pesar de sentirse muy incómodo Lula intentó parecer relajado.

El sitio oficialista Poder360, señala que la sombra de Joe Biden sobrevuela en el Planalto (sede presidencial) y la necesidad de un reemplazo para las elecciones del 2016 aparece en el orden del día del Partido de los Trabajadores. También surgen dudas sobre la capacidad de gestión que tendrá en los próximos meses, lo que estimula a los poderes corporativos y en especial al derechista presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira.

Lula y su esposa, Rosangela “Janja” da Silva. Foto: REUTERS/Felipe Iruata

Si la recuperación se produce como se espera, la predicción es que el Presidente regresará a Brasilia y retomará su trabajo en unos días, aunque sea de forma gradual.

La dependencia de Lula, tanto en el PT como en el gobierno, es consecuencia de su estilo centralizador. Siempre alimentó la expectativa entre quienes lo rodeaban de que él, y sólo él, resolvería los problemas. Además de ser quien da la última palabra en las disputas entre ministerios, es el único en el que confían aliados del PP, la União Brasil, Republicanos y PSD.

Según la revista Veja, el ministro de la Casa Civil Rui Costa no articula nada y el Ministro de Finanzas Fernando Haddad tiene una falta de credibilidad muy grande en el mercado, por lo que la ausencia de Lula en la negociación del recorte del gasto es muy perturbadora .

Los aliados del gobierno dicen que Lula no tiene la misma energía en su relación con el Legislativo que mostró en administraciones anteriores, lo que podría hacerlo menos requerido en momentos clave. “Lula tiene que hablar más con los diputados”, pidió el vicepresidente del PT, Washington Quaquá.

Tras el fracaso de la izquierda en las recientes elecciones regionales, será difícil hallar un candidato de consenso para las presidenciales del 2026, mientras todos, aliados y opositores, esperan que tras las dos operaciones Lula vuelva a estar en condiciones de gobernar.

* Investigadora brasileña, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
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