¿Conseguirá Estados Unidos sujetar a Europa y sacarle más partido?

¿Conseguirá Estados Unidos sujetar a Europa y sacarle más partido?
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Es muy posible que se produzcan provocaciones y tensiones políticas y militares contra Rusia en Europa, opinan dos expertos rusos. Fiodor Lukianov entrevista al politólogo Projor Tebin. Un punto de vista ruso sobre la Europa belicista.

Por Fiodor Lukianov y Projor Tebin*

Fiodor Lukyanov: Echémosle fantasía, imaginemos que Estados Unidos ha perdido realmente el interés en la OTAN. ¿Cómo sería Europa en el plano político-militar sin su principal aliado?

Projor Tebin: Europa tiene un enorme potencial demográfico, económico, militar y técnico, pero está muy fragmentada. Sin Estados Unidos, por sí sola, en su estado actual no puede hacer gran cosa. Hubo una operación en Libia, cuya experiencia se reconoce como bastante fallida, y desde entonces las cosas no han cambiado demasiado.

– ¿En qué sentido fue un fracaso la operación de Libia?

– Fue la primera operación en la que Estados Unidos dejó que sus aliados europeos fueran de por libre. A pesar de que no se enfrentaban a una gran resistencia allí, quedó claro que Francia, Gran Bretaña y sus aliados tenían un margen de seguridad y unas capacidades muy limitadas. Al final, Estados Unidos tuvo que implicarse un poco. El entonces Secretario de Defensa, Robert Gates, estaba muy descontento. Se intentó enmendar los errores, pero sin mucha eficacia.

– ¿Faltaban armas, personal…? ¿Cuál era la carencia?

– En aquel momento les faltaban tanto armas, como dinero, personal y toda una serie de elementos clave del sistema militar moderno que Estados Unidos dispone. En los últimos quince años se ha trabajado mucho, sobre todo en lo que respecta al aumento de los gastos militares y la compra de armas y equipo militar.

– Durante los últimos tres años, desde el comienzo de la fase aguda de la crisis en Ucrania, en Europa se dice “tenemos que espabilar”, ponernos manos a la obra, gastar más, etc. Algunos dicen que se habla mucho pero se avanza poco. ¿Se están resolviendo realmente los problemas?

– La situación evoluciona según los principios de la dialéctica. Los gastos militares en Europa en su conjunto han crecido muy seriamente. Una parte importante se destina a la compra de armas, muchas de las cuales ya están empezando a llegar a los países que las han encargado o llegarán en los próximos años. Están comprando a Estados Unidos, Corea del Sur, Israel e incluso Brasil. Las cantidades y los volúmenes son considerables, pero varían de un país a otro. El sur de Europa está muy rezagado. El Reino Unido se encuentra en una situación lamentable. Algunos sistemas se están desarrollando, otros van a un ritmo más lento. Sobre todo en el ámbito de los grupos de satélites tardarán otros diez años en alcanzar niveles aceptables. La cuestión clave en muchos países, incluido el Reino Unido, es la escasez de personal, una crisis de personal. ¿De dónde sacar gente? La experiencia del conflicto actual nos enseña que es muy importante contar con un potencial de movilización y una reserva demográfica sustancial para abastecer de personal a las fuerzas armadas.

– ¿No hay un especial afán por alistarse en las fuerzas armadas en ningún lugar de Europa?

– Varía de un país a otro, pero a menudo los salarios, prestaciones y subsidios de las fuerzas armadas están por detrás de los del sector privado. Hay una competencia feroz entre el sector privado y las fuerzas armadas, sobre todo para especialistas muy buscados, operadores de aviones no tripulados, especialistas en guerra electrónica, ingenieros… no hay muchos, son difíciles de encontrar. Hay que subir los sueldos, pero todavía no hay mucha gente dispuesta a hacerlo. Esto se come una parte importante de los gastos militares asignados. Si has comprado gran cantidad del equipamiento más moderno pero no tienes especialistas para manejarlo, ni reserva, ni oportunidad de entrenar y realizar ejercicios en tiempos de paz, la relevancia de estos gastos en equipamiento se reduce.

– Usted ha hablado de comprar material a otros países. ¿Qué hay de la propia producción europea? Tradicionalmente en Europa había fabricantes muy potentes: Francia, Suecia y Alemania.

– Siguen existiendo, pero por sí solas las capacidades son muy pequeñas. A escala general, su volumen es reducido. A diferencia de Estados Unidos, que ha experimentado una profunda consolidación de su industria de defensa, los europeos no lo han hecho. Ahora se enfrentan a eso. Junto con los problemas de personal, el desarrollo del complejo militar industrial es su talón de Aquiles. Tienen que tomar decisiones extremadamente dolorosas, para consolidarse: cerrar algunas instalaciones de producción, fusionar otras con empresas más grandes, pasar a programas unificados… de lo contrario seguirán comprando en gran medida a Estados Unidos y a otros países de fuera de la región.

– Hay una zona en Europa sobre la que siempre se habla de tensiones militares con mucho nerviosismo – y nosotros también la observamos de reojo: es el Mar Báltico y su región. Allí se están dando, o se inventan, constantemente motivos de fricción. ¿Podemos esperar que los países de la región u otros países europeos intenten crear allí un «núcleo duro político-militar»?

– Potencialmente sí, especialmente desde que los países nórdicos, Polonia y los bálticos se adhieren a una retórica bastante belicosa. Debido a su acreditada antipatía histórica hacia Rusia, su proceso de rearme y militarización es mucho más activo que en el sur de Europa e incluso que en el Reino Unido, a pesar de todas las declaraciones de Londres. Por lo tanto, la situación es bastante tensa. La retórica no sólo pretende contrarrestar a Rusia y competir con ella. Tanto para Polonia como para los países bálticos, toda esa actitud, la interacción con Estados Unidos, la antipatía hacia Rusia y las declaraciones grandilocuentes a bombo y platillo, les proporciona herramientas para aumentar su propio peso en Europa. El peso político de los países bálticos no es comparable a su peso real demográfico y económico. Polonia sigue siendo una potencia modesta en términos de economía y potencial tecnológico, pero su peso está aumentando sustancialmente y hasta París tiene que tener en cuenta la opinión de Varsovia.

– Supongamos que Estados Unidos se reorienta hacia otra parte, y Europa, por el contrario, intenta movilizarse en una situación de estrés y tensión. ¿Cómo debemos verlo: con ansiedad, con ironía, con indiferencia? ¿Qué amenazas pueden surgir?

– Tenemos que mirarlo con sensatez, con la cabeza fría, con cautela, pero sin excesivo pánico ni alarmismo. Necesitamos fortalecer los instrumentos de disuasión, nucleares y no nucleares, en dirección occidental. Tenemos que disponer de grandes fuerzas armadas, desarrollar la defensa aérea, los medios de destrucción en el sentido más amplio de la palabra (desde decenas de miles de municiones de bombardeo en salva y cientos de miles de drones FPV, hasta misiles hipersónicos “Oreshnik” no nucleares), porque es muy posible que se produzcan provocaciones y tensiones políticas en Europa. Uno de los escenarios que personalmente me planteo es que si los estadounidenses abandonan Europa en cierta medida y mantienen relaciones constructivas con Rusia, Europa se convertirá en nuestro principal adversario potencial. Se hará más irritable, menos competitiva económicamente y más militarizada. Pero no creo que los estadounidenses se retiren completamente de Europa, no tiene sentido para ellos.

– Estamos razonando hipotéticamente, porque independientemente de cómo Trump y sus otros socios traten a Europa, la sensación es que su tarea no es tanto destrozarla, sino más bien ordenarla y optimizarla. Los aliados tienen que ser rentables.

– Además, Debemos tener en cuenta las peculiaridades de la retórica de Donald Trump, pero ordenar y optimizar, sí. Para Estados Unidos, el control sobre Europa de una forma u otra es la base de su hegemonía global. Comenzaron su expansión mundial global con la hegemonía en el hemisferio occidental. Dejar ir a Europa y perder el control sobre ella significaría debilitar su posición global. Pero, reorientar, moderar y «refrenar» a Londres, París y Berlín, eso sí.

* Nota original: https://globalaffairs.ru/articles/pristrunit-evropu-tebin/
– Edición en castellano tomada del blog personal de Rafael Poch de Feliu

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