Javier Almazán: “En la Transición se impuso el terror frente a la alternativa de ruptura con el régimen”
Por Angelo Nero*. LQSomos.
Entrevista a Javier Almazán, hermano de Ángel Almazán, una de las víctimas de la Transición Sangrienta. Es uno de los fundadores del Colectivo por los Olvidados de la Transición (COT)
Javier Almazán es uno de los integrantes del Colectivo por los Olvidados de la Transición (COT). Es el hermano de Ángel Almazán, asesinado en una manifestación contra el referéndum de la Ley de Reforma Política. Entonces Javier tenía 13 años, y Ángel 18. Han pasado 45 años desde aquel fatídico 15 de diciembre de 1976, el día que Ángel Almazán fue brutalmente golpeado por la policía, a consecuencia de lo cual moriría cinco días después, pero su hermano no olvida, ni se ha cansado de pedir Verdad, Justicia y Reparación. Con él iniciamos una serie de conversaciones con los miembros del COT.
Háblanos de Ángel, de vuestro ambiente familiar, de sus estudios, de los sueños de juventud que fueron cercenados aquel 15 de diciembre en el que el franquismo, ya sin Franco, buscaba el camino hacia una Transición “pacífica”, aunque tuviera que pacificarla poniendo muchos muertos sobre la mesa.
Ángel era una persona muy inteligente, cursaba estudios de formación profesional y trabajaba en una inmobiliaria. Era un referente en el ambiente familiar, todos estábamos pendientes de lo que decía y de lo que hacía. Recuerdo que gestionaba los trámites administrativos de la familia, las instancias, las becas, siempre con papeles que no entendíamos. Callado y a la vez divertido, competente y atento a cualquier novedad. Creía, como muchos de su generación, que la libertad no podía alcanzarse sin esfuerzo y lucha, que la juventud era esperanza porque no cargaba con los miedos o los recuerdos trágicos de generaciones anteriores.
Vallecas era entonces “un barrio obrero, gente trabajadora y pobre, calles sin asfaltar, sin aceras, montañas de escombros, algún pequeño huero, chabolas y pisos de pequeñas dimensiones, tu hogar”, como tú mismo has escrito. ¿Era también un barrio combativo, donde había presencia de opositores a ese régimen que se desmoronaba?
Era un barrio sin luz, cansado de pobreza y resignación. Existía una firme conciencia política, por supuesto, era gente sin futuro, ahogada en represión. Los obreros y sus precarias condiciones laborales, sus escasos sueldos. Los estudiantes y sus mentes abiertas, la llamas de la lucha. Las amas de casa administrando la miseria. Los curas del barrio y el cristianismo social. Todos ansiaban un cambio hacia la libertad y la justicia.
Desde muy joven, Ángel manifiesta sus inquietudes sociales y políticas, en las asociaciones vecinales y los grupos católicos de base, sin embargo también afirmas: “no milita en grupo alguno, la oferta es numerosa pero insuficiente para abrazar su libertad”. Sin embargo en muchos artículos figura como militante del Partido del Trabajo de España (PTE), una organización maoísta entonces todavía en la clandestinidad. ¿Hasta dónde llegaba el compromiso de tu hermano?
Ángel era un militante sin partido, simpatizaba con el marxismo y apoyaba las reivindicaciones de los grupos y asociaciones de izquierda. Había reflexionado su adhesión pero no la había decidido. Estaba junto a las personas que pisaban fuerte.
Llegamos a aquel trágico miércoles 15 de diciembre, en el que se votaba el Referéndum sobre el Proyecto de Ley para la Reforma Política, ¿Qué recuerdos tienes de aquella jornada en la que Ángel salió de casa para ir a manifestarse en contra del referéndum y ya no regresó nunca?
Se palpaba en el ambiente que era un día complicado. Ángel salió de casa por la tarde, mi madre le dijo que se quedara en casa, seguro que iba a haber jaleo. Sin embargo, y aunque intuíamos que mi hermano corría riesgos, no había una preocupación excesiva en casa, le esperábamos para cenar.
“Que la muerte del joven Ángel Almazán esté relacionada estrechamente con el pasado referéndum; que el «triunfo» del presidente Suárez haya costado la vida de una persona que no ejercía en su momento otra cosa que lo que teóricamente es un derecho, es algo que, a la luz de los hechos y de los acontecimientos pasados (represión, detenciones, multas, agresiones «ultras», intimidación, etc.), no sólo no legitima el sí, vale decir, el referéndum, sino que lo invalida, simple y llanamente.” Once días después del asesinato de Ángel se podía leer esta carta al director en el diario El País, ¿La muerte de tu hermano venía a señalar los límites de la democracia?
La muerte de Ángel y de otros, siempre demasiados, puso de manifiesto que se trataba de una democracia otorgada por franquismo sin tener en cuenta al pueblo. Cualquier oposición al plan trazado desde el poder debía ser duramente reprimida. Los asesinatos no fueron errores, eran parte inherente del proyecto. Se impuso el terror frente a la alternativa de ruptura con el régimen.
“El Juzgado de Instrucción Decano de Madrid está actuando en las diligencias que se siguen por el fallecimiento del joven Ángel Almazán, muerto el pasado lunes como consecuencia de las lesiones producidas en la manifestación ocurrida en Madrid el pasado día 15. Esta circunstancia, según fuentes próximas a los abogados que se han interesado por el caso, indica que en el proceso podría deducirse una posible culpabilidad de personas aforadas, es decir, de personas cuya relación con los tribunales de justicia está regulada por leyes especiales, en razón de su profesión o cargo.” Se podía leer también en El País el 26 de diciembre de 1976, ¿En que se tradujeron esas diligencias? ¿Realmente hubo una investigación exhaustiva para determinar el culpable o culpables de la muerte de tu hermano?
Se recogieron declaraciones de testigos, elegidos para que no se aclararan los hechos. A pesar de ello, alguna testigo describió parte del crimen. Se preguntaron a diversos policías que mintieron de forma alevosa. Esos agentes, cuyos nombres están en el sumario, tuvieron que ver, quizá participar en el asesinato. La investigación fue un fraude, el propósito era archivar el caso sin señalar culpables. La actuación del Juzgado de Orden público y del Juzgado Militar fue realmente escandalosa, en ningún momento quisieron aclarar nada.
El 2 de abril de 1977 también podía leerse en el diario de PRISA: “El Juzgado decano de Instrucción de Madrid ha dictado auto por el que se inhibe de la jurisdicción militar en lo que se refiere al conocimiento del sumario abierto con motivo de la muerte del joven Ángel Almazán, (…) El juez ha entendido que los presuntos autores de las heridas que causaron la muerte de Ángel Almazán eran miembros de la Policía Armada.” La justicia también señaló como responsables a miembros de la policía, reconociendo la responsabilidad del estado, sin embargo ¿en que se tradujo esto a nivel judicial? ¿Fueron castigados los responsables de la muerte de Ángel?
La muerte de Ángel no se investigó. Las diligencias, rigurosamente sesgadas, acabaron en archivo.
“Una de las testigos declaró que había visto a la policía disparar con pelotas de goma «muy de cerca». Que comprobó que «un joven alto, fuerte, moreno» (Ángel) caminaba «dando tumbos e incluso cayéndose y volviéndose a levantar varias veces, al tiempo que se agarraba la cabeza»; que vio cómo un policía, apoyando su fusil contra él «por debajo de la barbilla y apretándole contra el suelo, le daba patadas en distintas partes del cuerpo.” A pesar de los testimonios que incriminaban a la policía, el caso de Ángel Almazán volvió a mostrar que una de las piedras de la Transición, y por lo tanto de la democracia, es la impunidad, ¿no lo crees asi?
El relato de la Transición incluye necesariamente los impunes crímenes de estado, incluidos los de la extrema derecha. El poder político ordenaba que se castigara de todas las formas posibles a quienes se les oponían en la calle; la represión no excluía el asesinato sin castigo para los criminales.
Tu familia sufrió un calvario tras la muerte de Ángel, con la enfermedad y la muerte de tu hermana Merce, y también la enfermedad de tus padres, pero esto no impidió que siguieras adelante con los procesos legales para que tu hermano fuera reconocido como víctima del terrorismo (en este caso de estado), en los que ese estado denegó el reconocimiento una y otra vez. Como escribiste tu mismo: “Había muertos de primera (asesinados por ETA), de segunda (asesinados por militantes ultras) y Ángel era de tercera categoría (asesinado por la policía).” ¿Cómo fueron esos procesos en los que luchaste para que Ángel fuera reconocido cómo víctima, y como vivió tu familia todo esto?
Fue una batalla administrativa y judicial infructuosa. Por supuesto Ángel no fue reconocido como víctima del terrorismo. Aunque me daban la razón en privado, me advertían que jamás lo reconocerían públicamente puesto que eso era poner en entredicho el relato de la Transición, algo de todo punto impensable. Los crímenes de estado es el arcano de la Transición.
Luego fue una batalla judicial con archivos sucesivos incluido el del Tribunal Supremo. A veces en los Autos parecía que los jueces querían reconocer veladamente lo sucedido y negarlo a la vez.
Mis padres no sabían nada, no quise prolongar su dolor, mi hermana había fallecido y yo intentaba no desanimarme, era la crónica de un resultado esperado.
Finalmente, en 2010, la primera victoria, desde el Ministerio de Justicia os llega la siguiente declaración: “Habiendo quedado acreditado que D. Angel Almazán Luna padeció persecución y violencia por razones políticas e ideológica, falleciendo el 15 de diciembre de 1976 como consecuencia de las heridas sufridas en el transcurso de una manifestación convocada en ejercicio de la libertad de expresión, que fue reprimida violentamente por la policía, sin que los hechos fueran debidamente investigados, (…) tiene derecho a obtener la reparación moral que contempla la Ley 52/2007, de 26 de diciembre, mediante la cual la Democracia Española honra a quienes injustamente padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la Dictadura, expide en su favor la presente declaración de reparación y reconocimiento personal”. ¿Que sentiste cuando os llegó esta declaración? ¿Era suficiente ese reconocimiento, aunque fuera tardío?
Mi único objetivo era que se reconociese que Ángel había sido asesinado por la policía y eso no se incluye en la Declaración. Ni siquiera es correcta en su redacción, mi hermano no murió el día 15 de diciembre de 1976 sino cinco días después. Todas la legislación de memoria incluida la actual tiene la intención de proclamarse como ley de punto final, su pretensión es el olvido.
En 2021 presentas una querella contra el entonces ministro de Gobernación, Rodolfo Martín Villa, y contra cuatro policías a los que acusas de delitos de lesa humanidad y homicidio, respaldado por la Coordinadora Estatal de Apoyo a la Querella Argentina contra los Crímenes del Franquismo (CEAQUA). ¿Es la Querella Argentina la última esperanza de que se haga justicia con los olvidados de la Transición?
La querella fue interpuesta en la jurisdicción española. Será archivada por todas las instancias incluidas el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional. También será archivada por el Tribunal de Justicia Europeo. Sólo me quedará la jurisdicción argentina.
* Angelo Nero es director de Nueva Revolución.
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