Prontuario de una violación colectiva
Por Nònimo Lustre
Hasta finales de año, el planeta estará pendiente del juicio que se desarrolla cerca de Avignon contra 51 violadores de Giséle Pelicot (72) o, más exactamente contra su marido Dominique Pelicot (71, en adelante DP), chulo convicto y confeso. Después de haberme documentado en la prensa europea, consulto las 15.000 palabras archivadas y me apresto a analizarlas en varios apartados según los órdenes cronológico y temático.
El electricista jubilado D. Pelicot, hoy en prisión
Los hechos
Hace unos 40 años, Claudine Cordani (17) fue secuestrada y violada colectivamente en Carpentras, un pueblo cerca de Mazan, hoy lugar del crimen padecido por Gisèle P. En contra de la hipócrita pudibundez nacional que, so pretexto de preservar la privacidad de las agredidas, dominaba los procedimientos tribunalicios, Cordani rehusó que su caso fuera juzgado en París a puerta cerrada (huis clos) El presidente de aquella Corte entró en cólera pero la víctima venció porque se acogió a la ley de procedimientos judiciales -casi lo mismo ha ocurrido en el juicio actual. Y. al igual que hace 40 años, los amigotes de aquellos tres violadores (que fueron condenados a 10 y 12 años), también ahora han defendido zafiamente a (parte de) los violadores -51+1 fugado.
Cuarenta años después del caso Cordani, ¡Carpentras vuelve a la escena!: en septiembre del 2020, DP (entonces de 67 años) es detenido en un supermercado de Carpentras tras grabar bajo las faldas a varias clientas. Difícilmente se puede ser más cutre y más infantiloide aunque DP sí demostró que se puede ser más criminal. Durante la investigación preliminar por delito de “captura de imágenes indecentes“; en el dispositivo incautado la policía descubrió chats del site de citas coco.gg (hoy clausurado) en los que DP invitaba a desconocidos a violar a su esposa.
Los violadores recibían instrucciones exactas sobre lo que tenían que hacer: dejar el auto a cierta distancia de la casa para no despertar sospechas y esperar una hora hasta que surtieran efecto las drogas que DP le había suministrado a Gisèle. Una vez dentro del domicilio de los Pelicot, se desnudaban en la cocina y calentaban sus manos en el radiador. Tenían prohibido el tabaco y los perfumes por temor a que estas fragancias pudiesen despertar a Gisèle. Item más, no tenían que pagar ni tampoco utilizar preservativo. Mientras algunos la violaron en una ocasión, otros están acusados de haberlo hecho al menos seis veces. Inconsciente Gisèle bajo el efecto de grandes dosis del potentísimo Temesta (Lorazepam, una benzodiazepina pariente del Orfidal; se comercializa como amnésico, ansiolítico, sedante, hipnótico, anticonvulsivo y relajante muscular), su marido grababa los abusos e invitaba a sus ‘clientes’ a ver vídeos de sus crímenes.
DP alimentaba cotidianamente un dossier que tituló Abus (abuso), una cuenta prolija de su ‘hazaña’ y, en efeto, para DP era semi ‘heroico’ que tantos machotes de 26 a 74 años le hicieran caso a él, un jubilado electricista de pueblo. El dossier -pieza clave de la acusación- registra infinidad de detalles de cómo se comportaban sexualmente los acusados (ejemplo: ABUS/nuit du 26 mai 2020 avec MARC SODO 5e fois) aunque todavía no conocemos bien los abundantes comentarios internos de la banda de violadores.
Los médicos locales
Desde que DP comenzó a drogar sistemáticamente a su esposa hasta que estalló el caso, Gisèle pasó casi 10 años siendo examinada por los médicos del entorno. Es decir, durante la década en la que padeció contra su voluntad una intoxicación periódica de Temesta (cf. supra), una benzodiazepina que está especialmente contraindicada para insuficiencias hepáticas y/o respiratorias, apnea del sueño y miastenia y que, además, puede causar aumento de la ansiedad, agresividad, trastornos de conducta y hasta alucinaciones aunque, seguramente, DP la escogió porque también causa amnesia.
Todos esos síntomas externos pueden ser difíciles de detectar si la consulta sanitaria es esporádica y breve. Pero Gisèle también padeció otros ‘síntomas’ externos fácilmente detectables. Por ejemplo, perdió 10 kgs., sufría problemas cognitivos, neurológicos e inflamaciones ginecológicas harto palmarias. Sin embargo, los galenos de turno jamás intentaron siquiera poner en relación todos esos síntomas. Mejor dicho, uno de sus pre-diagnósticos fue achacar a la víctima un principio de Alzheimer – Gisèle llegó a creer lo mismo.
Por todo ello, su hija Caroline Durian afirma que, si la violación hubiera seguido un año más, su madre hubiera muerto. En tal caso, ¿los médicos habrían sido procesados por homicidio doloso? En el país de la cucaña, quizá; inverosímil en la actual fascistoide Francia -léase, hiperpatriarcal.
Se pueden aventurar muchas explicaciones sobre la torpeza médica pero todas ellas deben tener en cuenta el panorama nacional, machista y paternalista en grado elíseo: cuando, en febrero 2024, el caso Gisèle ya estaba sub judice, el presidente Macron defendió públicamente a Gérard Depardieu después incluso de que se publicaran varios videos explícitos de sus (digamos) desmanes sexuales.
Los abogados de la defensa de los violadores
Entre esa cáfila destaca un nombre magrebí: Nadia El Bouroumi, quien, desde la apertura del juicio, se dirigió a gritos a Gisèle durante varios minutos y quien traspasó todas las líneas rojas cuando, tan osada como falsamente, se inventó que, según su cliente, en una de las grabaciones de las agresiones, la víctima aparece “perfectamente despierta y consciente”. Hasta la fecha, ningún otro violador ni abogado defensor ha llegado a tanto, quizá porque no hay videos que lo demuestren.
Pero, más importante que propalar sin evidencias el testimonio de su cliente violador, es que El Bouroumi desliza continuamente que DP y Gisèle formaban una “pareja libertina”. Señora Nadia: admiro que su integración en Francia haya llegado a ‘descubrir’ y aprovechar uno de los puntos negros de ese país pero no necesitaba recurrir a su tradición galante (eufemismo) puesto que la conquista de Argelia -suponiendo que tal sea su origen-, está atiborrada de actos mucho más sangrientos que los narrados en las novelas francesas del siglo XVIII. Por ejemplo, podría usted citar al apolíneo Tocqueville cuando justificaba las boucheries de aquella invasión. ¿o acaso es Vd. capaz de imaginar aquellas carnicerías como si hubieran estado exentas de sexo no consentido? En tal caso, hágase mirar los hemisferios de su cerebro.
Aun así, comprendo que las parejas libertinas son un tópico “muy francés” puesto que, en el climax de su chauvinismo, el Hexágono cree ser el padre/madre del libertinaje. ¿En qué se basa la dulce Francia para adjudicarse la progenitura de un fenómeno universal?: en la bibliografía pues dícese que el término libertin aparece en 1547 de la mano de un tal Guillaume Budé -y continúa hasta los famosos Sade, Pierre Choderlos de Laclos y un largo etcétera.
Huelga añadir que el tópico de la couple libertin se ha convertido en el clavo ardiendo al que se agarran la mayoría de los acusados pese a que carezcan de evidencia alguna y, al contrario, obren en su descrédito las confesiones explícitas de DP y algunas suyas propias. ¿Por qué?: a mi juicio porque, pese a su seudo-analfabetismo, todos ellos han sido educados en la vanagloria de “las amistades peligrosas” (Laclos) y, seguramente, los más atrevidos hasta han soñado con entrar en una orgía de Sade. Y, definitivamente, todos ellos han oído hablar de las citas a ciegas y de los intercambios de parejas (échangisme en gabacho), tópicos en los que, a enorme diferencia del caso Gisèle, se da por supuesto el consentimiento -pequeño detalle.
Finalmente, parte de los violadores se aferran a un hecho: ¿acaso no estaban siendo invitados por DP? Que hubiera o no consentimiento de la semi-muerta víctima no les interesa.
A todos estos picapleitos, Gisèle ha respondido escuetamente: “Me parecen insultantes y entiendo que las víctimas de violación no denuncien”
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