The Rolling Stones: Live At The Wiltern
Por Mariano Muniesa
Muy probablemente muchos y muchas de ustedes, con independencia de que les gusten más o menos, sitúen a los Rolling Stones en esa categoría de grandes nombres y artistas que manejan un más que suculento negocio de lo que podríamos llamar “contrabando oficial”: es decir, grupos que están sacando constantemente material inédito en estudio o en directo que en otro tiempo habría ido directamente al mercado pirata de los discos bootleg pero que ahora, gracias a la tecnología, ese material puede ganar muchísimo en calidad y venderse a precio de oro al coleccionista de manera oficial
“The Rolling Stones at the Wiltern Theater”: contrabando oficial
Neil Young, cuya “Archive Series” es notable o Bob Dylan, cuya serie de “oficial bootlegs” lo empezó todo están en esa categoría, al igual de Frank Zappa, Jimi Hendrix o Bruce Springsteen, quien se ha centrado principalmente en lanzar excelentes conciertos de los primeros años 80. Bien, los Stones también han pensado en rentabilizar a este nivel sus miles de horas de archivos sonoros y desde hace ya diez años, han sacado abundante material de esta naturaleza. Ahora bien, en este caso, estamos ante algo diferente. Algo, sinceramente, muy especial. Equiparable en cuanto a calidad, salvando las distancias temporales, a esa joya editada en 2022 con los conciertos del Mocambo Club de Toronto de 1977.
Por todo ello, “Live At The Wiltern” no es uno más de los box-set que desde 2013 el grupo ha sacado de sus archivos y lanzado de manera a veces mecánica. Este concierto, que se grabó en un show especial celebrado el 4 de noviembre de 2002 en la gira “Licks World Tour” en este histórico recinto de Los Ángeles, California y se ha puesto a la venta como un pack de Blu-ray + 2CD es mucho más que un lanzamiento en vivo más y la razón de ser es doble. En primer lugar, el The Wiltern Theater es un recinto con capacidad para un máximo de 2.500 personas, lo que proporciona un entorno muy diferente al de los estadios, una cercanía con el público que sin duda motiva al grupo de otra manera y les lleva a querer mostrar otra cara más genuina si cabe, lo cual les lleva a estructurar un set también muy diferente del de los conciertos de estadios.
Más tarde iremos con ello. Si les parece, porque creo que es de justicia, hagamos antes un poco de historia acerca de este mítico escenario. Con su clásico diseño Art Deco y la grandeza del viejo Hollywood, el icónico Wiltern Theater, ubicado en la esquina de Wilshire Boulevard con la Western Avenue en el corazón de Los Ángeles – de ahí su nombre, The Wiltern Theater- se construyó originalmente en 1931 y en sus comienzos albergaba estrenos de comedias musicales, obras de teatro de vodevil y funcionaba también como uno de los primeros cines de la zona. En una gira en la que al lado de los monumentales shows de los O2 o los Madison Square Garden el grupo quiso recuperar el espíritu de los shows de sus comienzos en clubes y teatros, la elección de este recinto estuvo clara desde el primer momento.
La grabación del concierto es sencillamente sensacional. Con una masterización perfecta, al escucharlo con cascos las guitarras, una en cada oído, logran lo que Keith siempre describe como “el antiguo arte de tejer”. Y en lo que al repertorio se refiere, un regalo para el fan más arraigado y genuino de los Stones. Comienzan con “Jumping Jack Flash” – ¡¡¡gracias!!!- y desde el primer guitarrazo de Keith ya sabemos que estamos subiendo al paraíso del rock’n’roll a velocidad de vértigo. “Live With Me” mantiene el ritmo y si cabe, sube más aún con la primera rareza maravillosa que nos ofrece este disco: “Hand Of Fate”, del “Black And Blue” de 1976. El country-blues de “No Expectations” marca un punto culminante absoluto con Ronnie impecable con el pedal Steel. Atacan “Stray Cat Blues”, otra joya no habitual de su repertorio maravillosa e incluso rescatan una de sus canciones disco de los años 70, “Dance, Part 1”. Suena descuidada, casi improvisada, como si no la hubieran ensayado mucho, pero como suele suceder, los Stones se encajan en el ritmo y al final lo sacan.
Después del viejo blues “Rock Me Baby”, que tal vez predijo lo que llegaría con “Blue And Lonesome” y el rock sucio, crudo y macarra de “Bitch”, los Stones hacen una concesión a su público de butaca y copa de champagne de los palcos y encaran la recta final del concierto con “Honky Tonk Woman”, “Start Me Up”, “Brown Sugar” y finalmente “Tumbling Dice”. Y no me quejo, porque las tocan con energía, con fuerza y con el espíritu más puramente Stone. Sí, me hubiera encantado que la fiesta siguiera con “Rocks Off” o “Black Limousine” o pero bien… esto no deja de ser un auténtico lujo.
Imágenes de la prueba de sonido, entrevistas con los propios Stones y un folleto de 12 páginas que acompaña al disco escrito por Paul Sexton, autor de la biografía autorizada “Charlie´s Good Tonight” de Charlie Watts completan un lanzamiento que vuelvo a repetir, no es una jugada comercial más. Es un verdadero tesoro musical.
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