Verano 2015: mayo, Puerto Rico
Francisco Cabanillas*. LQSomos. Julio 2015
La modernidad de la ciudad solo
deben lamentarla los ratones.
Marta Aponte Alsina
Él [Óscar López Rivera] está metido en
ese hueco legal paranoico
de Estados Unidos.
Eduardo Lalo
Aeropuerto. De Detroit a San Juan, la escala en Miami se torna locamente literaria. Frente a la puerta de embarque D37, una referencia en clave, La Carreta, hace recular. ¿Resbala sobre mojado? El emblemático restaurante cubano, nombre de La carreta (1953) de René Marqués, remite al teatro puertorriqueño. ¿Joyalito?
El vuelo se retrasa. Entro a La Carreta y pido un plato del capítulo 7 de Paradiso (1963), novela cubana que el profesor de Tulane University, Idelber Avelar, enseña en el contexto de la novela cosmogónica latinoamericana. Ese plato no existe, dicen; opto por la sopa de plátano, también presente en el mismo capítulo de Paradiso. La pruebo. Las referencias literarias se disparan hacia una multiplicidad de citas indelebles, provenientes de las crónicas de Edgardo Rodríguez Juliá, el universo enciclopédico de Fernando Ortiz, el ensayo finisecular dominicano del siglo diecinueve, la poesía nuyorican… ¿La poesía nuyorican?
Intensidad y condensación. La poesía nuyorican interseca desde una cita virtual de La Carreta Made a U-Turn (1979). Como “las flores de abril” de Nicolás Guillén, la sopa de plátano se me derrama en la camisa: “¿Quién le dijo que yo era risa siempre, nunca llanto, como si fuera la primavera? No soy tanto” (Guillén).
Por el rabo del ojo aparece la imagen del autor de La Carreta Made a U-Turn, Tato Laviera, manejando, en dirección contraria, La carreta de René Marqués. La poesía de otro nuyorican, el Pedro Pietri de Traffic Violations (1983), bloquea los bueyes que tiraban la carreta de Nueva York a Puerto Rico. En la propuesta del documentalista Eduardo Aguiar, Tato Master (2014), Laviera empieza y termina el documental leyendo el mismo poema: “AmErican” (1985).
Cordillera. De San Juan, en dirección al oeste, al centro montañoso de la isla, Utuado; desde el Río Tanamá, otro documental dirigido por Eduardo Aguiar, Vieques en el espejo de Panamá (2003), irrumpe con fuerza sónica. Eco; área de cruces prehispánicos. Reflejos; espejismo. Transmodernidad. Río Tanamá, zona indígena de Puerto Rico que no repite la etimología de “panamá,” la cual significa “abundancia de peces y mariposas,” sino que la contrapuntea. Río Tanamá; agua de pocos peces, pero de una mariposa local.
Paisaje geológico; restos arqueológicos; agua fría; bambúes; cuevas; murciélagos; guayabas; plátanos; maíz; cúrcuma; ortigas… El fantasma de José Martí aletea desde lo alto: “cardo ni ortiga cultivo” (1891). Entre roquedales marcados por el tiempo prehistórico, la arena fina de la montaña y la corriente silenciosa de un río poco caudaloso como es el Tanamá, es posible negociar la realidad del ecoturismo –esta- con una cita pictórica del chileno Roberto Matta, cuya proclividad por la minerología, en cuadros de un amarillo inconfundible, mitiga poéticamente la economía geológica del Río Tanamá, de un verdor marrón.
¿El “azul pintado de azul” de Maelo o el “verde que te quiero verde” de García Lorca? Algunas piedras azuladas, tirando al gris de los adoquines del Viejo San Juan, se deshacen al frotarlas con agua. Crema para el cutis. Carbón martiano que se hace diamante.
“La poesía es posible sin saber cómo nombrar las cosas” (Marta Aponte Alsina).
Universidad. Retorno de la tuerca neoliberal. Aprieto. Nuevo ajuste injusto de cuentas públicas. Los políticos de los últimos cuarenta años, buenos esquilmadores de la colonia, se han robado los clavos de la cruz. Deuda. El gobernador actual, último eslabón, necesita dinero. Proclama un cambio trampeado que a pocos convence: del IVU (impuesto sobre ventas y uso) al IVA (impuesto sobre el valor agregado). Manipulación. El gobernador de la isla en bancarrota ataca. Como un perrito faldero, no osa decir la verdad sobre la deuda: ¡que no se puede pagar!, repiten los muchachos de Radio Isla (Ignacio, Néstor y Carlos)*.
Las palomas de La Fortaleza, enfermas de colonialismo, ladran. En vez de plumas sueltas, las calles se llenan de alambres de púas.
Neoliberalismo colonial. Post 9-11-2001; post 2006. Condensación y estancamiento. Redistribución de la “línea del ser” (Fanon). Empobrecimiento. Violencia. Alienación. Detrito. Los heroinómanos se tiran a la calle. La isla se mira en el espejo de lo que no es más como era antes. Ansiedad. Cerca del fondo abismal -¿los cuadros negros de Francisco de Goya o de Pedro Pietri?-, la mirada se asusta ante la imagen que ve. ¿El trasero de Narciso, documentado por Isabelo Zenón Cruz en 1975 y después, ¡pura complicidad!, en la pintura de Arnaldo Roche Rabell, Narciso (1988)?
Clase; precarización. Involución. Privatización. Austeridad y perversidad. Suicidios. San Juan: abundancia de locales clausurados. Puerto Rico: baja estrepitosa del valor de la propiedad. Desempleo y migración. Reiteración; neoliberalismo entendido como globalización. El pueblo se tira a la calle. Resiste; rechaza la propuesta del gobernador: pagar la deuda a partir de un IVA de 16%.
El ajuste injusto le teme, neoliberalmente, al reclamo de los bonistas. Como en el resto del planeta neomedieval, prevalece el privilegio oligárquico. La financiarización se impone a quemarropa. Por ley, la colonia no puede declararse en quiebra ante el gobierno federal usamericano. La constitución de Puerto Rico (1952) favorece el capital extranjero. Nuevo tranque político. Viejo problema colonial. La tuerca aprieta. Amenaza y asusta; criminaliza y castiga. El gobernador propone reducir el presupuesto a los más precarizados. Los estudiantes gritan. Se tiran a la calle. Esta vez incitados, giro de tuerca, por el presidente de la Universidad de Puerto Rico, que los convoca a marchar en contra de los recortes presupuestarios propuestos por el gobernador (su jefe). ¿Insubordinación? ¿Autogolpe? ¿Manipulación? ¿Engaño? ¿Trampa? ¿Buena estrategia política?
El hermano del gobernador, Antonio García Padilla, fue presidente de la Universidad de Puerto Rico (2001-09).
Cine. No, no se trata de la novela de ciencia ficción con el mismo título, sino del documental, The Last Colony (2015), de Juan Agustín Márquez. Un trabajo montado en tres ejes: un resumen de la realidad política de Puerto Rico desde 1898, el último plebiscito de 2012 y lo que piensan los puertorriqueños al respecto. Propuesta didáctica, sobre todo para informar al público gringo, premiada en el Festival de Cine de Rincón, Puerto Rico 2015. Documental que cumple relativamente bien su misión fílmica: explicar el plebiscito de 2012 para concertar una praxis contra la situación colonial de la isla.
Agenda anticolonial, la de Juan Agustín quiere sobre todo eso: terminar el Estado Libre Asociado (ELA, 1952). Por eso, el documental finaliza subrayando la urgencia de la situación: hasta que no se ponga fin al ELA, Puerto Rico, doblemente colonial (1493; 1898), le recuerda a la modernidad eurocentrada su complicidad con la subalternidad política.
Las ratas literarias coletean.
La última colonia se mira en el espejo de la transmodernidad. Enrique Dussel, desde la filosofía de la liberación, se impone: reivindicación de la razón crítica y por eso de la justicia social. Todo menos la mentira posmoderna. La ausencia de estado-nación boricua es definitivamente un problema, dice la transmodernidad. Aunque no como panacea libre de contradicciones, el estado-nación, crítica y éticamente democrático, se enfrenta al estado plutocráticamente neoliberal. Lo reta. Lo golpea. Le gana. No obstante, el neoliberalismo se impone desde el fundamentalismo corporativo. Giro de tuerca. Salto al abismo de la destrucción mercadocéntrica.
Contrapunteo; de The Last Colony (2015) a Vieques en el espejo de Panamá (2003), la crítica al colonialismo y a la colonialidad forman líneas paralelas que se tocan.
Historia. Del documental al libro, War against all Puerto Ricans (2015), el escenario se mueve de Fine Arts Cinema al Ateneo de Puertorriqueño, donde “el abogado, político y periodista boricua de Nueva York,” Nelson Denis, presenta su libro de investigación histórica sobre la guerra contra el nacionalismo/independentismo puertorriqueño de los años 30, 40 y 50.
Novedad; investigación hecha “desde la perspectiva de las carpetas del FBI.” Segundo piso del Ateneo; salón lleno. Entre la multitud, el profesor de historia y sociología, Samuel Silva Gotay, toma notas; el pianista y director musical, Pijuán, conversa con la que tiene al lado. Uno que ha cedido su asiento, lo miro y no sé si me engaño, se parece al teólogo Luis Rivera Pagán, “La inequidad es hija predilecta de la iniquidad” (al final del mes, en LASA, descubro que no era él).
En la esquina izquierda del escenario, Nelson Denis conversa antes de comenzar la presentación. Cuando empieza, un total de tres personas ocupan las sillas frente a la mesa de la tarima: el autor, la presidenta del Partido Nacionalista Puertorriqueño y el traductor. Los últimos serán los primeros (eco bíblico de José Martí): el autor le confiere la palabra al traductor, quien le agradece a América Latina, donde vivió de joven, haberle enseñado el español que la isla no le proporcionó adecuadamente (confusión entre el inglés y el español, subraya).
La presidenta del Partido Nacionalista toma el micrófono; y no lo suelta. La presentación power point que hace, un desvelamiento de la militarización electrónica que padece la isla desde el Pentágono, se extiende. Los datos sobre el proyecto HAARP, que buscan modificar el clima con objetivos castrenses, resultan interesantes; pero el público no ha venido a escuchar esa presentación, sino la del autor nuyorican, quien, como todos, lleva más de quince minutos escuchando a la presidenta. Desde la última fila del público, estalla una voz con acento extranjero (¿argentino?), que le pide a la presidenta darle el micrófono al invitado. Vocerío.
Una joven pareja de nacionalistas criollos se levanta. Ante la indignación de que un extranjero ose minimizar la problemática nacional, contraatacan reafirmando su puertorriqueñidad. Cuando vuelve el silencio, la presidenta le pasa el micrófono a Nelson Denis, cuya presentación nunca tuvo lugar, pues no planteó un esquema del libro.
En vez, dijo que no venía a defender un partido político -dijo que era “verdadista”- sino a develar unas realidades que han sido opacadas y silenciadas desde el poder metropolitano, siempre con la complicidad local, sobre todo del camaleónico ex gobernador, Luis Muñoz Marín, cuyo consumo de opio el FBI descubre y manipula políticamente, según documenta novedosamente Denis en el libro. Chantaje este que explica el inesperado giro político que da “el moto de Isla Verde” (Muñoz Marín): de la independencia al colonialismo. Después de que el líder anticolonialista-nacionalista, Albizu Campos, organizara exitosamente a los trabajadores de la caña a mediados de 1930, el poder colonial, con la evidencia narcótica del FBI en mano, presiona a Muñoz Marín para que neutralice a Albizu Campos, lo cual hizo a la manera usamericana. ¡Bienvenidos a la experimentación y a la tortura!
Calle. Como preámbulo a la 3era Marcha Mundial Contra Monsanto y los Pesticidas, el Colegio de Abogados convoca un foro que plantea las bases locales e internacionales de la movilización. Coro crítico a tres voces (en orden de presentación): periodismo-derecho, nutrición y nueva agricultura. Polifonía en cascada de impacto; desde la novedosa propuesta del libro Altered Genes, Twisted Truth (2015) que reseña el periodismo-derecho, a la importante praxis agrícola a pequeña escala que plantea la nueva agricultura, la propuesta nutricionista decae en intensidad, sobre todo porque la dimensión crítica que plantea es de reciente aparición (descubrimiento tardío, demasiado tardío de que la mejor propuesta de la cadena de sándwiches, Subway, no es buena comida: el wrap).
Del Colegio de Abogados, días después, al Edificio de Ciencias Moleculares de la Universidad de Puerto Rico, frente a la parada de Cupey del Tren Urbano. Sábado soleado y glorioso. De la estación de Torrimar a la de Cupey, una coincidencia feliz acontece: se suma a la espera del tren una joven pareja que también va la marcha. Como quien dice, uniformados, ambos llevan una camiseta de Ben & Jerry’s, gorras para el sol y una multiplicidad de pines metálicos con información naturista y ecológica, incluido el pin orgánico de la USDA (United States Department of Agriculture). Conversamos.
La realidad de que la USDA no es para nada una agencia libre de influencia de la agroindustria; de que Obama puso a un ex vicepresidente de Monsanto a presidir la USFDA (United States Food and Drug Administration), emergen. La razón por la cual ambos patrocinan la compañía de helados Ben & Jerry’s, nunca aflora.
Durante dos horas, la gente se congrega a la sombra del Edificio de Ciencias Moleculares, donde, por supuesto, como en tantas universidades de Estados Unidos, Monsanto patrocina y legitima la ciencia, que compra a calzón quitado. Busco infructuosamente entre la gente la cara del periodista puertorriqueño, Carmelo Ruiz Marrero, que hace algunos años destapó la complicidad del Colegio de Mayagüez con Monsanto, en un proyecto con otros países para producir yuca transgénica, siempre en colaboración con el “filantrocapitalismo” de Bill Gates.
Entre lo que se ve y lo que falta en la congregación, resalta por un lado la presencia ostensible del hare krishna local, vestido de blanco, y la del tipo con un tatuaje de Trosky; por el otro, brilla por su ausencia la representación de los partidos que han estado en el poder desde 1952. ¿Dónde están los seguidores isleños de Ronald Reagan; y los de Bill Clinton?
Congregación. Espacio de muchas convergencias.
Al mediodía, la marcha desde Ciencias Moleculares en la Carretera 8838, más de una hora después, termina en la Plaza de la Convalecencia de Río Piedras. A lo largo de la trayectoria multitudinaria, el personaje del fumigador vestido de blanco, con máscara protectora y pistola de fumigación, marca la dimensión local de la protesta: lucha contra el uso de glifosato (de Monsanto) para deshierbar, encabezada por el pueblo de Aibonito, sede del Festival de la Flores.
En la Plaza de Convalecencia, el costado oeste se llena de quiscos. La Banda Municipal de Makula Barun recibe al conglomerado con su música circense. En uno de los temas, el baterista se levanta y se planta en el centro de la actividad. Como un acto de magia, se transforma en malabarista de tres bolos.
Después, el sol del monólogo isleño, Teófilo Torres, lee un texto anticolonialista de un indígena estadounidense; Tony Mapeyé sigue con su música de la montaña… mientas la gente camina por los quioscos del agromercado, donde la cocina ecológica local hace maravillas con la yuca y las lentejas. En una de las mesas, compro dos libros usados: Darwin para principiantes (2004) y Teatro completo. Bertolt Brech (1967). En otra, compro la camiseta que conmemora la marcha: “NADA SANTO SOBRE MONSANTO.”
Mientras camino, abro el teatro de Brech; busco en “Madre coraje” este “disparo de nieve” (Silvio Rodríguez): “Esto es la guerra. ¡Una hermosa manera de ganarse la vida!”
Hotel Caribe Hilton. Conferencia de la Asociación de Estudios Latinoamericanos: LASA 2015. Sesión en cuestión: la de los 40 años de publicación de Narciso descubre su trasero: el negro en la cultura puertorriqueña (1975), obra en dos volúmenes. Tres ponencias. Una que contextualiza el surgimiento del libro y de su autor, el profesor Isabelo Zenón Cruz (muerto en 2002), en la historia del racismo en general y boricua en particular; otra que rastrea la reacción de la prensa ante el libro y finalmente, la que plantea tres efectos provocados por la lectura del mismo: el personal, el interdisciplinario (pintura, literatura, sociología e historia culinaria) y el transmoderno (la teología como paradigma organizador de una antología poética).
Los comentarios del profesor Juan Cordero Guisti matizan el espacio de la discusión. A partir de un simposio anterior (2006), dedicado a las contribuciones de Narciso descubre su trasero, celebrado en la Universidad de Puerto Rico, las palabras del historiador traen el olor a playa de su ponencia: “Narciso descubre a Piñones: Apuntes desde el manglar.”
Al final de la sesión, acontece lo insólito. El primo de Isabelo Zenón Cruz, el profesor Héctor Bermúdez Zenón, cae en paracaídas. ¿Altazor negro? Su presencia confunde, porque su fisonomía, debido al parecido con un puertorriqueño decimonónico, deslumbra: ¿estamos ante la reencarnación de Ramón Emeterio Betances?
Como anillo al dedo, LASA corona la conferencia con la plenaria magistral perfecta: charla del sociólogo peruano, o, como se autodenominó, andino-boricua, Aníbal Quijano, sobre su gran neologismo, la colonialidad del poder. Sala llena. Recuento de un hallazgo capital: la centralidad de lo racial, es decir, del racismo, en la modernidad-colonialidad inaugurada en 1492. Neologismo que no deja de emanar luz. Chisporroteos. Forja. ¿Se podría hablar de la modernidad de Puerto Rico, siguiendo la “poscolonialidad colonial” que Emilio Pantojas propone en The Last Colony, como una colonialidad del poder colonial?
A una sesión sobre la precarización cae en paracaídas el padre de la sociología tropical, Ángel Quintero Rivera; en otra sobre la comida, busco a Cruz Miguel Ortiz Cuadra, historiador de la olla boricua…
Colofón. Vuelta a uno de los epígrafes de este trabajo, “La modernidad de la ciudad solo deben lamentarla los ratones,” tomado de la última novela de Marta Aponte Alsina, La muerte feliz de William Carlos Williams (2015). Las ratas literarias de la literatura puertorriqueña, como las de Yván Silén, se ríen. ¿Y la rata cortazariana de Manuel Ramos Otero?
Epílogo: cuatro en uno. Denominador común de una ecuación insospechada. Primera aparición. Se encontraba en la presentación de War Against All Puerto Ricans, pero no lo reconozco. Segunda aparición. En el foro del Colegio de Abogados, preámbulo a la 3ra Marcha Mundial Contra Monsanto, tampoco lo identifico. En ambos casos, lo descubro a posteriori, en una foto de internet.
Tercera aparición. En la marcha contra Monsanto fue parte del conglomerado que caminó al mediodía. Primera vez que lo noto (en la Plaza de Convalecencia de Río Piedras). Cuarta aparición. Al final de la ponencia sobre Narciso descubre su trasero, se persona, envuelto en una semejanza con el abolicionista decimonónico puertorriqueño, Ramón Emeterio Betances. Fantasma que me ha estado siguiendo durante la segunda mitad del mes de mayo: el Dr. Héctor Bermúdez Zenón, fundador del Museo de la Mujer y el Hombre Negros de Puerto Rico, primo del autor de Narciso descubre su trasero.
Herida fatal: el último día de LASA, la conferencia opaca la marcha local que se lleva a cabo a favor del encarcelamiento del preso político puertorriqueño, Oscar López Rivera, cuya desdicha, a casi cuatro décadas de encarcelamiento político, resulta trágica, según plantea Eduardo Lalo en el segundo epígrafe de este trabajo: estar “metido en el hueco paranoico legal de Estados Unidos.” Oscar conoce bien “el tiempo de los monstruos” de Gramsci.
* Finalmente, el 29 de junio, el gobernador admite el impago de la deuda.
– Puerto Rico-LQSomos
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Francisco Cabanillas (1959, Puerto Rico) enseña lengua española, cultura y literatura hispanoamericana en Bowling Green State University, Ohio. Ha publicado cuatro libros de ensayo: Escrito sobre Severo (1995), Pedreira nunca hizo esto (2007), K-lores del trópico: ensayos transboricuas (2012) y Ensayos silenistas (2014)
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