Por Luis Suárez-Carreño*

Un año más, y ya son 17 consecutivos, la AABI (Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales) nos convoca para la marcha del Jarama, una conmemoración siempre motivadora y oportuna de la batalla del Jarama en febrero de 1937 y de la gesta de las Brigadas Internacionales entre ellas la Brigada XV, con los batallones Inglés, Lincoln (norteamericano), Dimitrov (de países balcánicos sobre todo) entre otros, integradas con voluntarios y voluntarias de todos los rincones del planeta a quienes movía solo su solidaridad e idealismo y que arriesgaron su vida, y miles de hecho la dejaron allí. La resistencia republicana en esta batalla a unos 20 km del centro de Madrid, fue decisiva, para evitar la caída de esta ciudad que el mando franquista se había propuesto como objetivo desde noviembre del 36.

Su coste en vidas fue enorme, se calcula que unas 10.000 del lado republicano, de las cuales aproximadamente 2.500 internacionalistas.

En los últimos años, la presencia internacional que siempre fue importante en estas conmemoraciones ha recaído crecientemente en descendientes de segunda generación de aquellos y aquellas brigadistas, es decir, en sus nietos y nietas, quienes en muchos casos apenas pudieron conocer su testimonio directo pero que por diversos caminos o casualidades han sentido el eco de su memoria apelándoles.

Este año, el sábado 22 de febrero, a media mañana tras caminar en larga columna por el silencioso paisaje ondulado de olivares y tierras de siembra, un recorrido sedante entre los ríos Jarama y Tajuña que hace difícil evocar aquel escenario de muerte, agrupados bajo un cielo encapotado sobre el cerro del Pingarrón, la batalla nos era narrada una vez más con solvencia por Miguel Ángel García, de la asociación Tajar, dedicada a la investigación histórica sobre esta batalla. A continuación, la siempre eficaz e incansable Almudena Cros (de la AABI), nos ha ido presentando esos testimonios de familiares de brigadistas. Estos son algunos de ellos:

Robert Martin Hilliard

Bob Hilliard, nacido en 1904 en el seno de una familia acomodada irlandesa, un personaje polifacético, de novela, que antes de venir a luchar contra el fascismo a estas tierras había estudiado en el prestigioso Trinity College de Dublin y había sido periodista, boxeador olímpico (en Paris 1924) y reverendo de la iglesia anglicana irlandesa. En su última etapa había trabajado en Londres como periodista y se había afiliado al Partido Comunista.

Falleció en la batalla del Jarama en la que apenas pudo luchar durante unos días de febrero de 1937 antes de ser herido mortalmente, como miembro del Batallón Inglés de la XV Brigada. Un compañero de batallón, el inglés Jason Gurney, le recuerda en su libro Crusade in Spain (Cruzada en España) como uno de los personajes más curiosos y divertidos que allí conoció, contando que, como antiguo pastor convertido al comunismo, solía bendecir el vino bajo el lema ‘en el nombre de Marx’, dibujando con la mano una hoz en lugar de la cruz.

Una personalidad tan compleja y exigente en coherencia moral, una leyenda de hecho en Irlanda -aparece en la versión de ‘Viva la Quinta Brigada’ del también irlandés cantante y compositor folk Christy Moore-, no podía por menos que despertar la curiosidad de su nieta Lin Rose Clark, que acaba de escribir una biografía de su abuelo: ‘Swift blaze of fire’, algo así como ‘Súbita llamarada de fuego’ (saldrá publicada por The Lilliput Press este próximo mes de abril).

Lin nos habló brevemente de su abuelo y del libro, tan emocionada por encontrarse en el escenario de su gesta e inmolación como quienes la escuchábamos.

Ivan Ivanov Paunov

Ivan Paunov, apodado Grebenarov, búlgaro, nacido en 1899, fue el primer comandante del Batallón Dimitrov (también parte de la XV Brigada) y fue herido mortalmente prácticamente al tiempo que Hilliard, el 12 de febrero del 37 en la batalla del Jarama.

Alexander, Alex, nieto de Ivan, también ha sido seducido por el enigma de ese abuelo que murió cuando su hijo, el padre de Alex, apenas tenía unos meses; un padre que nunca quiso hablarle del abuelo.

Como suele suceder, a pesar, o tal vez a causa, de ese silencio y casi tabú familiar, Alex se ha sentido irresistiblemente atraído por la historia de su vida y temprana muerte en batalla, por lo que tras investigar en Bulgaria ha estado viniendo a España, en particular a Morata de Tajuña y al territorio de batalla, en diversas ocasiones. Además, ha escarbado en numerosas fuentes escritas – entre ellos el libro de César Vidal sobre las BI-, encontrando abundantes referencias a su abuelo y su destacado papel en el batallón Dimitrov, y también ha podido ver su nombre en la estela del monumento al voluntariado soviético, en el cementerio de Fuencarral, de Madrid. En cierto momento conoció la existencia de la AABI, lo que le ha permitido participar este año en la marcha y de alguna manera compartir la memoria de su abuelo, dirigiéndose también brevemente a las personas participantes.

Ivan fue miembro del Partido Comunista búlgaro desde su juventud, integrando la guerrilla durante los primeros años 20 por lo que fue sentenciado a pena de muerte y obligado en 1925 a escapar a la URSS, donde hizo una brillante carrera militar. Alex explica que su abuelo, teniendo derecho a un piso, prefirió seguir viviendo con su esposa en una simple habitación, por considerar que había familias con hijos más necesitadas de esas viviendas. En el año 36, en plenas purgas estalinistas y ante el golpe fascista en España, Ivan decide incorporarse a las Brigadas Internacionales, para, entre otros motivos, explica Alex, proteger a su familia de la represión de Stalin.

Charles Nusser

Charles ‘Charlie’ Nusser, estadounidense nacido en 1914 en Pittsburgh, fue organizador de sindicatos y miembro del Partido Comunista, hasta que se unió al Batallón Lincoln de la XV BI, entre febrero y octubre de 1937. Participó en batallas como Belchite, Brunete, Quinto o Jarama y llegó a ser capitán. En julio de 1937, fue herido de bala en un hombro en Villanueva de la Cañada, durante la batalla de Brunete. En octubre de ese mismo año volvió a ser herido en Belchite tras lo que fue repatriado, aunque no entregó su pasaporte para poder volver a España. Sin embargo, cuando lo intentaba, en Paris fue detenido y deportado a EEUU en marzo de 1938.

Posteriormente luchó en la II Guerra Mundial. A partir de 1978 viajó a España cada año para participar en las conmemoraciones de las Brigadas. Falleció en Nueva York en 1993 y, cumpliendo su voluntad, sus cenizas fueron esparcidas en España; él había reiterado muchas veces que su participación en la guerra de España había sido la experiencia más importante de su vida.

En la marcha del pasado 22 de febrero también ha participado su nieta, Kate Fogarty, que casualmente encontró hace un tiempo, entre los enseres de su abuelo, el manuscrito desconocido de una obra teatral escrita por aquel: ‘Los voluntarios’, pieza que por mediación también de la AABI se ha representado -como lectura dramatizada dirigida por Juan Pastor- un par de días antes en el Ateneo de Madrid, con una magnífica acogida.

El texto dramático narra las vivencias de tres brigadistas estadounidenses que, parapetados en una inaccesible cota, están deteniendo el avance de las tropas de Franco, permitiendo así que sus compañeros recrucen el Ebro. Durante la espera entre las distintas etapas de la batalla, recuerdan cuándo llegaron a España y rememoran algunas batallas libradas en meses anteriores. Saben que están rodeados por el enemigo y que sobrevivir esta vez no va a ser fácil, pero aun así no pierden la esperanza ni el humor, incluso en su diálogo con el comandante de las tropas franquistas, que en número y armamento les superan ampliamente y que se preparan a tomar su posición.

Kate nos transmite en su intervención la revelación que para ella supuso encontrar ese texto y la misión asumida a partir de entonces de darlo a conocer, así como su satisfacción por que se haya presentado en España, con lo que eso hubiera representado para su abuelo.

Disponemos de abundantes testimonios escritos con las biografías fascinantes e inspiradoras, muchas trágicas y heroicas, de aquella gente que nutrió las BI, pero por algún motivo, su transmisión directa en la voz de sus descendientes, como en los casos narrados en esta última marcha, nos conmueven especialmente, nos llegan vibrantes, cargados de calor y veracidad.

La recuperación de las biografías e historias de las BI a través de segundas o terceras generaciones, como un flujo subterráneo que aflora de nuevo, es algo que conocemos también en nuestro caso respecto a los hechos de la guerra en cada familia, barrio y pueblo y demuestra que la memoria colectiva es un fenómeno resiliente, que tiene formas silenciosas de sobrevivir y renacer, como lo hacen las miles de vidas truncadas exhumadas en infames fosas a pesar del negacionismo neofranquista. El ejemplo ético de Bob, Ivan, Charlie y tantos y tantas resplandece más allá del tiempo y la distancia gracias a estas iniciativas.

En palabras de Alex Paunov:
‘Sus recuerdos me resultan muy inspiradores. Preservar el legado del movimiento antifascista y sus valores fundamentales es lo menos que podemos hacer para honrar a nuestros padres y abuelos, que pagaron el precio más alto. Especialmente ahora, dado el desorden mundial en el que vivimos.’

Más artículos del autor

Comparte este artículo, tus amig@s lo agradecerán…
Mastodon: @LQSomos@nobigtech.es; Bluesky: LQSomos;
Telegram: LoQueSomosWeb; Twitter (X): @LQSomos;
Facebook: LoQueSomos; Instagram: LoQueSomos;