El simplismo de Enrique Dans
El simplismo de Enrique Dans
Por Jorge Izquierdo*.
Para uno de los más importantes blogueros españoles, con más solera (20 años publicando de forma ininterrumpida desde su blog con más de medio millón de lectores mensuales) y de mayor prestigio (Profesor de Innovación y Tecnología en IE Business School desde el año 1990 y colaborador habitual en RTVE) nos encontramos frente, o dentro, de una sociedad simplista. En su artículo titulado, Simples, ignorantes y estúpidos, Dans nos dibuja una sociedad, debemos pensar que española, aunque no lo deja claro, donde se está dando “la total desconexión entre la educación y el contexto tecnológico, que conlleva que varias generaciones hayan aprendido a gestionar ese contexto por su propia cuenta y riesgo, apoyándose en otras personas tan ignorantes como ellos, o simplemente no aprendiendo y utilizándolo sin ningún tipo de criterio”. Vaya por delante que el palabro “contexto tecnológico” puede significar muchas cosas, demasiadas. Por si fuera poca la ambigüedad que encierra el “contexto tecnológico” al leer y releer el artículo podría comprobarse que Enrique Dans cae en el mayor de los simplismos al pensar, o intentar hacer creer, que lo que sucede en la redes sociales es un ejemplo de lo que sucede en todo un país. En el mismo artículo, Dans escribe:
Antes de la popularización de internet, una persona ignorante sabía que lo era, y generalmente, actuaba en consecuencia, se reconocía ignorante y actuaba con cierta prudencia, o si no lo hacía, era reconocido universalmente como un estúpido, como alguien que habla de todo pretendiendo sentar cátedra sin tener ni idea. La evidencia era sencilla: para saber de algo, necesitabas obtener un conocimiento y una experiencia, lo que suponía un proceso complejo, largo y esforzado: acudir a bibliotecas, leer, hablar con expertos, etc.
Antes de la popularización de Internet, esto es, hace 25 años, según Dans, las bibliotecas estaban a rebosar, a la TV no se la llamaba la caja tonta, muchos estudiantes no hacían chuletas ni faltaban a clase (aunque se buscasen la vida para conseguir, muchos de ellos, títulos simplemente porque su familia podía permitirse el lujo de enviar a su hijo a la Universidad y no digamos estudiar en el extranjero). Parece ser que, según Dans, todas estas cosas no ocurrían hace 20 o 30 años. Y que conste que estoy siendo también muy simplista (simplismo: la tendencia a ver las cosas más simples de lo que son en sí) para desmontar los argumentos que esgrime Dans en su artículo. La sociedad española de hace 25 años era tan compleja como la actual y aunque fuera de forma simple podría seguir nombrando situaciones que desmontasen la teoría de Dans con ejemplos, que cualquier persona que supere los 40, podría recordar o incluso ampliar con su conocimiento enciclopédico. Sin ir más lejos, hace cuatro días murió el Capo Berlusconi, creador de su imperio Mediaset que desembarcó en España en los años 90 regando al país de la mayor de las culturas: la TeleBasura En fin, pelillos a la mar. Creo que nadie puede negar que en la España de 2023 no ha desaparecido la Telebasura, creo que tampoco se puede negar el nivel educativo que tiene España (de lo más bajos de Europa y del mundo) con lo que resulta bastante llamativo que a Dans le llame la atención lo simplista que puede ser la sociedad española (en las redes) comparada con la España de varias décadas atrás.
Hace siglos que Charles Darwin sentenció que “La ignorancia engendra más confianza que el conocimiento”,
Pero vamos a romper una lanza por Enrique y vamos a coincidir en que no se ha introducido la enseñanza de las nuevas tecnologías en los planes de estudios, más allá de utilizar el gmail, google docs y el office de turno, dando como resultado que nuestro país vuelve a perder el tren de la revolución digital. Cierto. Y también es cierto que a diferencia de media docena de países europeos, España no forma a los alumnos en el aprendizaje de la programación de computadoras dando como resultado que en el mejor de los casos los más jóvenes tendrán una visión de cliente y usuario nunca de creador (más allá del inefable influencer). El mismo Dans ya reclamaba la introdución de la programación en las escuelas hace más de diez años. Hace 10 años… Casi los mismos que no ha vuelto a hablar de Julian Assange al que llegó a prologar un libro pero al que parece ser, ya no recuerda.
Y es que seguramente ese sea el mejor ejemplo de simplismo: la crítica calculada, el hacer como Franco “y no meterse en política”. El hablar de los efectos pero no de las causas. Y así Enrique Dans llama Simples, ignorantes y estúpidos a los españoles mientras se abstiene de señalar a los culpables. De la misma forma que algunos ministres llaman machistas a los españoles mientras se abstienen, también, de señalar a la Iglesia Católica en particular y a todas aquellas religiones (casualmente todas machistas) en particular. Hablar de los efectos, nunca de las causas (más allá de las críticas al cacareado régimen del 78) o ir dando lecciones de innovación mientras se confunde tecnología con producto.
Casi al final del artículo de Dans escribe lo siguiente:
Ahora llegan el machine learning y la algoritmia generativa, a entregar respuestas todavía con menos esfuerzo aún, sin tener siquiera que escoger entre diez enlaces. Y de nuevo, en lugar de servir para que aprendamos a manejarla y accedamos a todas las fuentes del conocimiento, servirá para que, como idiotas, leamos un párrafo muy bien escrito y creamos que sabemos, que somos expertos en cualquier tema.
El que existan programas informáticos (productos) que presuman de entregar respuestas “inteligentes”, generalmente pagando por ello, y destacar lo importante que debe ser aprender a manejar “estas fuentes de conocimiento”, insisto: productos, o de lo contrario seremos unos idiotas, choca frontalmente con estudiar y aprender tecnología. Confundir tecnología (por lo general de acceso universal) con producto (generalmente de pago) es, otra vez, quizás bastante simplista y además una táctica capitalista.
Hace 500 años, muchos antes de la llegada de Internet, un tal Erasmo de Roterdam ya dedicaba estas líneas a los pedantes en su “Elogio de la Locura”.
Comencemos por esos pedantes que enseñan gramática. Es sin ningún género de duda la más miserable especie de hombres, la más despreciada de los dioses, si no adujese en su favor las miserias del triste oficio que desempeñan. Expuestos sin cesar a los tormentos más crueles, el hambre y la mugre les acosan continuamente. Metidos en sus escuelas, o mejor dicho en sus galeras y prisiones, teatro horroroso de sus bárbaros castigos, envejecen en su trabajo en medio de una turba de niños, se vuelven sordos a fuerza de gritar y la suciedad les corroe y consume. Pues bien, a pesar de todo ello, felices gracias a mí, se creen los primeros entre los hombres. ¡Qué conceptos más agradables se forman de ellos mismos, cuando ven temblar ante sus gestos y voces a la turba de asustados y tímidos muchachos a quienes golpean sin piedad con azotes, que prodigan a su antojo atormentando a estas inocentes víctimas de su brutalidad! Como el asno de la fábula se creen con la potencia del león porque llevan su piel.
– Imagen de cabecera: Recorte de La nave de los locos, El Bosco. 50 cm x 33 cm. Museo del Louvre, París.
* Bracero de la tecnología, obrero del software y mecánico cualificado en esta Web, miembro y parte del Colectivo LoQueSomos. Creador en Wikimedia. Más artículos del autor
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