Collage. Fulvia y Olimpíade, de agujas tomar

Collage. Fulvia y Olimpíade, de agujas tomar

Por Nònimo Lustre.

PROEMIO

When I use a word… it means just what I choose it to mean, neither more nor less. -The question is,’ said Alice, whether you can make words mean so many different things. -The question is…which is to be master, that’s all. (Lewis Carroll, Through the Looking Glass, 1872)

Viene a decir el popular diácono anglicano que el significado de las palabras depende de la voluntad del Amo. Por ejemplo, ¿qué significa Mujer? Para unos, representa ‘la mitad del cielo’ pero, para otros, es ‘la mitad del infierno’. Dependerá del Jefe que, en esa tesitura, subyugue la interpretación. Pues bien, una somera lectura de la Historia europea/mediterránea, desde la Antigüedad hasta la Contemporaneidad, nos enseña que la Mujer ha sido conspicua, sistémica y encarnizadamente preterida… Seguir leyendo, clic aquí

FULVIA Y OLIMPÍADE, DE AGUJAS TOMAR

Abajo, izqda: Fulvia contempla con deleite la cabeza de su enemigo Cicerón. Cuadro de Pavel Svedemsky, siglo XIX, Museo de Historia, Arquitectura y Arte Perelslav-Zalesky. Abajo, drcha.: Camafeo Gonzaga con los rostros de Olimpíade y de Alejandro el Glande -encasquetado con serpiente. Siglo III a.n.e. Banda de arriba: bajo apariencia de culebra, Zeus visita a Olimpíade. Dibujo de Andrea Boscoli, ca. 1595.

En el año 43 a.n.e., Cicerón fue ejecutado por los verdugos de Antonio, novio de la dizque popularmente Cleoputra. Según Dión Casio, apremiante embustero de los que mancillan la Historia de la Antigüedad, la cabeza del ínclito orador fue llevada a Fulvia quien “la cogió entre sus manos y, enfurecida, la escupió, la colocó sobre sus rodillas y, abriéndole la boca, le sacó la lengua y la atravesó con sus agujas para el cabello al tiempo que se mofaba con crueles burlas”.

Por primera vez, hemos conseguido leer en una revista de divulgación que el inevitable Plutarco fue “un autor misógino y contador de anécdotas con frecuencia fabuladas” -bienvenida sea la crítica aunque sea con milenios de retraso. Remitiéndonos a tan dudosa fuente, añadiríamos que Olimpíade -madre de Alejandro el Magno-, criaba las culebras domesticadas características del culto tracio primitivo (las culebrillas, ¿se pueden domesticar?) Asimismo, Plutarco insinuó que sufría “alucinaciones autoinducidas” -i-e., que se drogaba. La noche anterior a la consumación de su matrimonio con Filipo, rey de Macedonia, Olimpíade soñó que un rayo caía sobre su vientre y encendía un gran fuego. Después del matrimonio, Filipo también soñó que ponía un sello en el vientre de su esposa, que contenía el dibujo de un león -ninguno derrochó imaginación icónica.

Olimpíade fue siempre sospechosa del asesinato del rey Filipo; en especial, cuando fue repudiada para ser sustituida por una nueva esposa cuyo hipotética descendencia, podría poner en peligro el porvenir dinástico de Alejandro. Quien quita la ocasión, quita el peligro. De ahí que Olimpíade, convertida en Regente de macedonia, asesinó a la última esposa legítima de Filipo, hecho que fue muy reprochado por Alejandro, su hijo. Muerta la perra, ¿se acabó la rabia?: no totalmente porque Olimpíade tuvo dentro de Palacio a Casandro, un enemigo crónico y sempiterno que, al final, consiguió destruirla. De hecho, cuando Olimpíade ejecutó a Filipo Arrideo (rey de Macedonia tras la muerte de Alejandro Magno), Casandro sublevó a parte del pueblo contra ella y finalmente, en el año 315 a.n.e., logró asesinarla a la venerable matrona. No sin ciertas dificultades puesto que el intrigante cortesano ordenó a los expedicionarios de Alejandro que asesinaran a Olimpíade… pero éstos se negaron en rotundo protestando que ¡¡jamás matarían a la madre de su Héroe!!

Pese a sus protestas de lealtad más allá de la muerte del Héroe, las relaciones entre macedonios, áticos, espartanos, jonios y demás pueblos griegos o pseudo-griegos, no fueron color de rosa. Al contrario, Atenas despreciaba a los rústicos macedonios, dominadores, pendencieros… y semianalfabetos. Velay:

“La ciudad de los atenienses y los diez mejores oradores decimos a Alejandro: Nosotros ya en vida de tu padre nos vimos muy afligidos por él y nos alegramos mucho cuando murió acordándonos del muy dañino Filipo. Lo mismo sentimos contra ti, hijo audacísimc de Filipo. Reclamas a los atenienses un tributo anual de mil talentos, es decir que tienes un pretexto audaz para tu deseo de guerra. Si lo decides, preséntate acá. Estamos preparados.”

Alejandro les respondió no precisamente con buenos modales: “He enviado por delante a nuestro general León a toda prisa, para que os corte las lenguas y me las traiga, para que saque de entre vosotros a esos insensatos oradores, y luego voy a pegar fuego a Atenas si no cumplís lo ordenado. Entregadnos a los diez oradores que os dirigen, a fin de que, después de deliberar sobre nuestras disensiones, tenga piedad de vuestra patria”. –“No lo haremos”, le contestaron. (cf. Pseudo-Calístenes, ed, Carlos García Gual, Gredos, 1975; pp. 117-118 y ss. Calístenes es casi la única fuente a partir de la cual comenzó a proliferar la escasa documentación neutral que se conserva de las expediciones de Alejandro)

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