Resistencias a dos de mayo de 2020
Turon Valle. LQS. Mayo 2020
Pasa levitando como una rutina condicionada rápidamente, como la rata que baja la palanca para recoger comida. Ya es un día tras otro, guantes, máscara, la lejía y el lavado de manos controlado para no ser un acto compulsivo que te llene de heridas los dedos. Los ojos fijos, obligados a pestañear por la sequedad de la pupila ante tanta exposición de pantallas.
La abuela reclama la libertad de pensamiento, no dejara de pensar, aunque su mente moldeada por el catolicismo rebelde se debata entre el bien y el mal como si fuera su ultimo combate de prueba de vida.
Pasamos de pantalla entre cadáveres, en un clic de teclado y subversiva propaganda de mentiras repetidas. Se trata de resistencia y memoria, de morir fusilado con los brazos en alto como el cuadro de Goya, mientras los monstruos de la razón producen sueños de “nueva era”.
No podemos olvidar, se atreverán a decir que “vivimos por encima de nuestras posibilidades” volverán abrirnos los días con las fluctuaciones de las bolsas y de la economía que nos hunde, nos repetirán por satélite que tendremos que encogernos, arrodillarnos, silenciarnos, para seguir el curso de esta historia interminable “donde unos pocos se nutren de las pertenecías de todos”. Nos meterán en las pantallas y nos reducirán a “big data”.
Hay que ir con cuidado, el tercer ojo acecha al descuido en un fundido inadvertido a un parque de atracciones virtual para engordarte y explotar de hambre. Hambre de todo tipo.
Debemos recordar nuestros orígenes, la vida que habita en el planeta, el relato que nos piensa, la palabra que nos crece, las fuerzas que nos unen y el poder de crear otra historia. Esa que nos hace humanos.
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