Si les quieres escribir… Querido padre
Adolfo Pastor Monleón. LQS. Junio 2020
Queremos recibir vuestras cartas para estas personas, sean familiares vuestros o no. Escribir para ellas como si tuviéramos la opción de enviar correos al pasado, viajando nuestras palabras de las pantallas al papel, convertidas en cartas insumisas
Seguimos compartiendo con todos vosotros la iniciativa que este mes lleva a cabo la Mesa de Catalunya d’Entitats Memorialistes pidiendo que escribamos una carta a aquellos familiares o a las personas anónimas o conocidas, que pasaron por las prisiones y los campos del fascismo español e internacional.
Cartas, en muchos casos, no escritas por el remitente y no leídas por el destinatario, una carta desde el futuro… como si ellos pudieran leerla en nuestro pasado, su presente. Os invito a que participéis enviando vuestras cartas a mesacatalunya@gmail.com
Esta es mi carta:
¿Querido padre, papa, papá….?
No sé cómo te hubiera llamado. Cuando te arrastraron al anochecer de aquel veintidós de abril de mil novecientos cuarenta y siete, yo tenía poco más de tres años, te debía llamar papa.
Mientras me aguantabas a horcajadas en tus hombros y me subías a ver a los abuelos, tus padres, debía tener uno o dos años… quizá a media lengua te debía decir papa.
En los meses transcurridos desde nuestra llegada al Villar hasta aquella negra noche de negros tricornios brillantes a la luz de la luna, yo debía jugar contigo a caballitos, en tus cortas horas de descanso entre nuestra humilde casa y el barranco. Papa te debía decir y corría a tu encuentro con los brazos abiertos.
Pero, padre, todo esto me lo imagino, cuando te asesinaron aquella noche de aquel veintidós de abril, yo dormía mi sueño infantil y tú solo ni siquiera pudiste luchar contra la muerte. Te imagino maniatado, golpeado, torturado, muerto y colgado de la viga de aquel local lúgubre del Villar de Valencia. En el cementerio de aquel pueblo te quedaste y yo seguí creciendo sin tu recuerdo.
La madre, mi hermana y yo, vestidos de negro, volvimos a vivir en la casa de nuestra aldea que tú habías intentado arreglar antes de marchar buscando quizá nuestra salvación y una vida mejor para todos y, en cambio, donde tú la perdiste.
Pasaron los años y tu memoria se fue adormeciendo en nuestras vidas.
Padre, te quiero confesar que fue mucho más tarde cuando te descubrí, cuando puse en tu pueblo una lápida y te hicimos un homenaje y entraste en mi vida. Y te quiero decir que, a partir de aquel día el ejemplo de tu vida, tu corta vida y tu recuerdo han dado orientación a mi vida y tu ejemplo de entrega me ha dado fuerzas y me las sigue dando para luchar por la igualdad, la justicia y la solidaridad como tú lo hiciste.
Tu vida fue corta pero intensa. Tu muerte no fue en vano y ha fructificado en mi vida que quiero que siga dando el fruto que te pertenece que nos pertenece a los dos. Cuando entregamos los restos de un represaliado asesinado y desaparecido como tú, te veo a mi lado y no soy yo quien los entrega sino tu.
Padre, hoy quiero recordarte una vez más y recordar a todas las mujeres y hombres a quienes les quitaron la vida como a ti por luchar por la libertad, la justicia y la solidaridad.
Padre, aunque te asesinaron aquella noche triste del 22 de abril de 1947, sigues estando vivo en mí.
Padre, papa, papá…te quiero.
Súmate a la iniciativa y si les quieres escribir: mesacatalunya@gmail.com
– Si les quieres escribir, primera carta.
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