Somos una Argentina colonial: queremos ser una Argentina Libre
Daniel Alberto Chiarenza*
“Mientras no comprendamos que hay una superestructura que rodea al Estado y lo somete a sus fines, constituida por la finanza, no comprenderemos nada. El vigilante no está puesto para cuidar la libertad de los argentinos, sino para impedir que la libertad de los argentinos lastime los intereses de las finanzas”. Arturo Jauretche, citado por Víctor Carricarte en el prólogo de la recopilación de Norberto Galasso “Las profecías de Arturo Jauretche, 2018.
29 de junio de 1935: fundación de F.O.R.J.A. (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina)
En aquel día de 1935, se produce la fundación en Buenos Aires de un grupo político que se identifica –todavía- como parte críticamente integrante de la Unión Cívica Radical, cuya designación fue FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina). Su principal fogonero fue Arturo Jauretche, a quien se considera el que tiene más condiciones para considerarse el fundador del grupo, sobre la base de un apotegma de Hipólito Yrigoyen que preconiza: “Todo taller de forja parece un mundo que se derrumba”.
El nacimiento de la agrupación se consagra con motivo del golpe del 6 de septiembre de 1930 que destituye al presidente constitucional Yrigoyen. El radicalismo había nacido a la política como una “causa” popular opuesta al “régimen” conservador, sustentado en la oligarquía, identificada como la élite dominante. “El Radicalismo”, así indiscriminado, no podía ya dar respuesta y esa heterogeneidad de sus dirigentes se manifestó en la década del 20 con los “antipersonalistas” que se opusieron al popular yrigoyenismo. Es decir, que una división de la UCR -dirigida por Alvear- dio un giro a la derecha, y a ese giro aristocratizante en su acción política se lo conoce como “alvearización” o “el contubernio de los galeritas”. Se completó con su postura concurrencista a los comicios convocados por el general Justo, que convalidó y legalizó a un régimen fraudulento y que, además, profundizó la entrega del país al imperio británico con la firma del Tratado Roca-Runciman. Para llegar a ello, la UCR levantó la abstención electoral, en la que insistían las fracciones revolucionarias; se aprovechó para sancionar seis leyes que favorecieron la dependencia con respecto a Inglaterra. Scenna nos cuenta que “[…] 15 días después de levantar la UCR la abstención, entraron calladamente una serie de proyectos en el Congreso, […] en relación inmediata con el Pacto de Londres. [No] fueron discutidos, […]. Se convirtieron aceleradamente en seis leyes […], creando el Banco Central de la República Argentina, el Instituto Movilizador de Inversiones Bancarias, la ley de Bancos, etc. Quedaba demostrado […] que el levantamiento de la abstención era parte del juego y que había sido insuflado por intereses imperialistas para consumar el saqueo organizado del país. Arturo Jauretche, con notable don de síntesis, dio un nombre inmejorable a ese conjunto de disposiciones: Estatuto Legal del Coloniaje. Y el radicalismo había contribuido a su sanción”. La supervisión del Banco Central se entregó al británico Otto Niemeyer, quien constituyó el directorio con cipayos de la banca privada cooptados por Londres.
En una carta, don Arturo, le decía a un compañero de FORJA de Bahía Blanca: “Hay que actuar en dirigente revolucionario y no en dirigente electoral, porque se trata de la disputa del poder. No podemos incurrir en el error de los radicales en 1945 y eso le pasará fatalmente al que haga política en función del pasado. Por cuidar los votos, ellos se quedaron parados y cuando se dieron cuenta los votos se habían ido. No importa dónde están los votos ahora. El que está atento solo a lo que piensa la gente hoy, se quedará al margen de lo que pensará la gente mañana y aquí está la clave para saber quién es dirigente o no. Además, lo que piensa la gente no está dicho por lo que proclaman en voz alta sino por lo que dicen en voz baja y aún más, por lo que no se dice y está en el subconsciente”,
Se gestó, entonces -entre un grupo de jóvenes militantes radicales- la idea de formar una fuerza doctrinaria con el objeto de encarar la lucha política dentro del partido y concientizar sobre la entrega económica que se llevaba a cabo en el país. Así se concretó la fundación de FORJA. Fue por iniciativa de un grupo de personas integrado por Arturo Jauretche, Juan Fleitas (exministro de Yrigoyen), Manuel Ortiz Pereyra, Félix Ramírez García, Homero Manzi, Luis Dellepiane, Gabriel del Mazo, Oscar López Serrot, Atilio García Mellid, Oscar Correa y otros.
FORJA emitió su manifiesto constitutivo, redactado por Jauretche:
“SOMOS UNA ARGENTINA COLONIAL:
QUEREMOS SER UNA ARGENTINA LIBRE”
“La Asamblea Constituyente de la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina, considerando:
“1º Que el proceso histórico Argentino en particular y Latinoamericano en general, revelan la existencia de una lucha del pueblo en procura de su Soberanía Popular, para la realización de los fines emancipadores de la Revolución Americana, contra las oligarquías como agentes del imperialismo en su penetración económica, política y cultural, que se oponen al total cumplimiento de los destinos de América.
“2º Que la Unión Cívica Radical ha sido desde su origen la fuerza continuadora de esa lucha por el imperio de la Soberanía Popular y la realización de sus fines emancipadores.
“3º Que el actual recrudecimiento de los obstáculos opuestos al ejercicio de la voluntad popular, corresponde a una mayor agudización de la realidad colonial, económica y cultural del país. “Declara:
“1º Que la tarea de la nueva emancipación sólo puede realizarse por la acción de los pueblos.
“2º Que corresponde a la Unión Cívica Radical ser el instrumento de esa tarea, consumando hasta su totalidad la obra truncada por la desaparición de Hipólito Yrigoyen.
“3º Que para ello es necesario en el orden interno del Partido dotarlo de un estatuto que estableciendo el voto directo del afiliado auténtico y cotizante, asegure la soberanía del pueblo radical, y en el orden externo, precisar las causas y los causantes del endeudamiento argentino al privilegio de los monopolios extranjeros, proponer las soluciones reivindicadoras y adoptar una táctica y los métodos de lucha adecuados a la naturaleza de los obstáculos que se oponen a la realización de los destinos nacionales.
“4º Que es imprescindible luchar dentro del Partido, para que éste recobre la línea de principismo e intransigencia que lo caracterizó desde sus orígenes, única forma de cumplir incorruptiblemente los ideales que le dieron vida y determinan su perduración histórica al servicio de la Nación Argentina.
“Dentro de estos conceptos y tales fines, la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina, FORJA, abre sus puertas a todos los radicales y particularmente a los jóvenes que aspiran a intervenir en la construcción de la Argentina grande y soñada por Hipólito Yrigoyen.
“Por el Radicalismo a la soberanía popular.
“Por la soberanía popular a la soberanía nacional.
“Por la soberanía nacional a la emancipación del pueblo argentino”.
Por último plasmamos la declaración del 15 de noviembre de 1945 que anuncia la disolución de FORJA:
“La Asamblea General de FORJA:
“Considerando:
“1º La resolución de la misma, de fecha 17 de octubre de 1945, en solidaridad con el movimiento popular de esa jornada y las siguientes.
“2º La identidad de la gran mayoría de sus miembros con el pensamiento y la acción popular en marcha y su incorporación al mismo.
“Declara:
“1º Que el pensamiento y las finalidades perseguidas al crearse FORJA están cumplidas al definirse un movimiento popular en condiciones políticas y sociales que son la expresión colectiva de una voluntad nacional de realización cuya carencia de sostén político motivó la formación de FORJA ante su abandono del radicalismo.
“Y resuelve:
“La disolución de FORJA dejando en libertad de acción a sus afiliados.
Arturo Jauretche. Presidente
Darío Alessandro. Secretario de la Asamblea”.
Para concluir no podemos dejar de ofrecer, en estos momentos de claroscuros en que tarda en amanecer, el concepto de lo que es un revolucionario de Arturo Jauretche: “La revolución, así sea pacífica, no es como la inauguración de una casa nueva bien pintada y con jardín al frente,. Por el contrario, está terminado el comedor y falta el cuarto de baño, la mezcla anda derramada por el suelo y se choca en todas partes con baldes y escaleras; es el momento en que el viejo revolucionario empieza a preguntarse si no era mejor la casa vieja que, con todos sus defectos, respondía a los hábitos adquiridos. Es aquí donde el viejo revolucionario debe recurrir a la filosofía y a sus conocimientos de la historia, para resignarse a ser un espectador donde creyó ser un actor de primera fila”. Arturo Jauretche: Los profetas del odio. Y la yapa. La colonización pedagógica, 1957.
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