El día 25 de Mayo de 2003, en el cielo abierto de Turquía un avión de pasajeros caía en picado y se estrellaba estrepitosamente contra el suelo. Tras la consiguiente bola de fuego se pudo constatar que no hubo supervivientes. La noticia conmocionó a España entera. El vuelo del YAK-42 murieron 62 militares del Ejército que volvían a la base de Zaragoza después de cumplir sus misiones en Afganistán.
A partir de ese momento, el vuelo YAK-42 quedó grabado en las páginas de la historia española como un símbolo claro de la desfachatez y la cínica impudicia de los gobernantes del Partido Popular. Sus líderes son actores en una mala obra. Al mismo tiempo que se envolvían con la bandera de un patriotismo de salón, en el solemne funeral, haciendo gala de un compungido gesto mil veces ensayado ante el espejo, los “fontaneros” del gobierno se aprestaban a borrar sobre el terreno todo tipo de huellas de negligencia o culpabilidad; a ocultar la verdad y a interponer todo tipo de obstáculos para averiguarla. Cualquier cosa antes de que los familiares de las víctimas del accidente supieran lo que había pasado en realidad.
Lo que había pasado con el vuelo de la tragedia, es un parangón de la chapuza nacional. Una consecuencia de la aplicación generalizada del refrán “el muerto al hoyo y el vivo al bollo”. Un lamentable proverbio que ilustra una miseria moral ampliamente reflejada en la literatura, desde el Arcipreste de Hita a Valle-Inclán pasando Cervantes o Quevedo… Claro, que muy poca gente lee. Por eso, como decía u frustrado André Gide, “todas las cosas están dichas, pero como nadie escucha, hay que repetirlas cada mañana”
El presidente del gobierno de España, en aquellos momentos del YAK-42, era José María Aznar. El ministro de Defensa era Federico Trillo-Figueroa y Martinez-Conde, miembro supernumerario de la secta ultracatólica del Opus Dei. La secta tiene ahora mismo una fuerte implantación ministerial en el gobierno de Mariano Rajoy.
Tras el desastre, el ministro Trillo efectuó reiteradas y airadas manifestaciones con marchamo exculpatorio. ¿Dimitir? Ni se le pasó por la cabeza. Al contrario, se defendió como gato panza arriba, eludiendo cualquier tipo de responsabilidad, Incluso cuando quedó demostrada la falsificación de la identidad de 30 de víctimas por una mala práctica forense.
Los “enviados especiales” del gobierno al lugar de accidente , se dedicaron a meter en bolsas los restos de los cadáveres mezclados y sin identificar. Se hicieron informes forenses falsos, se llevaron a cabo sobornos turcos, para acallar bocas, y se sobrevoló sobre el hecho de que ese avión no debió haber levantado el vuelo jamás. No cumplía las condiciones normales de seguridad. El aparato, un anticuado modelo” “Yakovlev 40D” ruso fletado por una azarosa compañía charter, era una chatarra con deficiente mantenimiento. El ministerio de Defensa había decidido ahorrar en la repatriación de los militares, Se ha hablado de comisiones que se quedaron entre las uñas de algunos protagonistas de esta tragedia.
Por su parte, Aznar no hizo nada al respecto. Finalmente, ya en el año 2012, Trillo fue catapultado al exterior y nombrado por Mariano Rajoy embajador ante el Reino Unido, y allí sigue. Este “príncipe” el Opus Dei ascendió a los altares de la diplomacia de altura sin saber inglés.
Sin duda, el “caso YAK-42” entra en lo en el apartado que se traduce genéricamente como “razón de Estado”. Que es como decir misterio de dios. Lo que se puede decir es que, ha sido tanto el frenesí exculpatorio del PP en este trágico asunto que, aún hoy, una década después, todavía están las respuestas en el aire. Las familias de los muertos aún claman a la justicia y están esperando reparación. Acaban de acudir al Tribunal de Estrasburgo en búsqueda de reparación. Aquí, en España, mediante las oportunas maniobras de las autoridades, se les cegó la posibilidad de encontrar respuestas en los tribunales.
La preocupante pregunta que uno se pude hacer es que, si un gobierno de corte autoritario, postfranquista y patriotero, es capaz de echar tierra falsa sobre las tumbas de sus hijos predilectos (los miembros de las Fuerzas Armadas), con la manifiesta intención de encubrir las responsabilidades de un ministro suyo ¿qué podemos esperar los demás? Es decir, los que no tenemos medallas ni uniformes, ni misiones de bandera para mayor prestigio internacional del país. Y de sus gobernantes sacando pecho.